Cuando Escuches Mi Mensaje.

Negación.

- ¿ Se puede saber que está pasando aquí? - Preguntó Erick mirando a Beca con el ceño fruncido.

- Pasa que gracias a tu ingenioso plan de usar las armas, para meter a la gente en los camarotes, esa familia ya no está a salvo en el suyo y van a quedarse aquí hasta que todo vuelva a la tranquilidad. - Contestó Beca molesta. Erick la miró sorprendido.

- Aquí no hay sitio para todos, Beca. - Erick trató de mantener la calma y ser comprensivo con ella, había pasado todo el tiempo en el puente de mando, deseando terminar para verla y no le apetecía enzarzarse en otra discusión.

- Nos apañaremos, mi padre y Lucía dormirán con los niños en la cama grande y yo dormiré con Alejandro en la pequeña, así tendrás tu sofá para ti solo, no te molestaremos, por favor Erick deja que se queden. - Beca miró al coronel con súplica, haciendo un pucherito y jugando con las chapas militares que colgaban de su cuello. Erick la miró armándose de paciencia.

- Ni de coña. - Bufó Erick y Beca enredó las manos en su cuello susurrandole un "porfavor". Miró al suelo avergonzada por lo que acababa de hacer, pero eso era muy importante para ella, Erick suspiró y la rodeó por la cintura pegándola a su cuerpo.

- Si quieres que se queden tenemos que mantener la farsa también dentro del camarote Beca, lo que propones es una locura, nos pasamos el día discutiendo y por supuesto no voy a dejar que mi mujer se acueste con otro tío, tendrías que dormir conmigo ¿Estás dispuesta a eso?. - Erick la miró expectante, Beca arrugó sus labios y después aceptó asintiendo.

Erick suspiró, no se perdonaría que le pasara nada a alguien inocente por su culpa, y Beca tampoco le perdonaría si eso pasara, aunque no le convencía del todo dormir cada noche con Beca, ya que eso era tentarse demasiado y además tendría que solucionar el tema de los cinturones, pero después de que Beca le besara en la cubierta, no quería estar enfadado con ella, no sabía porque pero le había gustado su gesto y aunque le costara admitirlo no quería alejarla de él, aunque mantuviera las distancias con ella, en el fondo no quería tenerla lejos. - Está bien, que se queden, pero me debes una muy gorda, princesa. - Beca dio unos saltitos de alegría y besó su mejilla, Erick sonrió.

- No te emociones, esto es solo algo temporal y lo hago porque estoy cansado de discutir contigo, pero al mínimo problema se marchan ¿Está claro?. - Beca asintió sonriendo y le abrazó Erick hundió la cabeza en el hueco de su cuello, aspirando su aroma.

- Vas a conseguir que me vuelva loco.- Murmuró Erick contra su cuello, Beca lo apartó un poco para mirarle.

- Me gusta tu locura señor coronel. - Beca sonrió y Erick la miró confuso, entonces ella besó sus labios con dulzura, él contestó de la misma forma cogiéndola por la cara con cuidado como si pudiera romperla, Beca sintió que el tiempo se paraba, rodeó el cuello de Erick con los brazos y profundizó el beso acercándose a él, parando solo para coger aire.

Erick besaba a Beca, devorando cada centímetro de sus labios, mientras la pegaba a su cuerpo cogiendola por la cintura con un brazo y con el otro acariciaba su cuello, subiendo a su rostro, se separó un poco para mirarla, sin dejar de acariciarla, llevaba todo el día deseando tenerla así, inconscientemente sonrió y Beca volvió a unir sus labios a los de él, no quería terminar aún ese beso, realmente lo estaba disfrutando, una parte de ella deseaba que no terminada nunca pero ahora no había nadie mirando, no había apariencias que mantener, se estaban besando por que así lo deseaban y ese pensamiento hizo que Beca sintiera vértigo y se tambaleara un poco, se separó unos centímetros intentando recobrar la cordura.

- Erick, tenemos que parar. - musitó contra sus labios volviendo a besarle, sin poderlo evitar, Erick contestó al beso y luego se separó unos centímetros.