9. el mirador

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- Por dios Lucía, estás preciosa.

- Gracias Elsa, eres la mejor.

La verdad es que sí, iba muy guapa. Llevaba un vestido corto blanco y fruncido a los lados, un par de joyas doradas y una coleta alta. Quería ir un poco arreglada pero no demasiado.

Cogí mi bolso y le di un beso en la mejilla rápidamente a Elsa antes de irme, ella sonrío y me deseó buena suerte.

Salí de casa y comencé a caminar hacia el mirador de la playa, que por suerte no estaba muy lejos de la residencia. Sinceramente nunca había estado en ese mirador, solamente pasaba por ahí cuando era pequeña, pero ya ni lo recuerdo.

Al llegar me encuentro el coche de Hugo aparcado junto al mirador y a él apoyado en el capó del coche mientras le da alguna que otra calada a un cigarrillo, pero en cuanto me ve llegar lo tira al suelo sin pensárselo un momento y se acerca a mí con una gran sonrisa.

- Has venido. - Dijo él con un tono de entusiasmo en la voz.
- Pues claro que iba a venir. ¿Pensabas que no vendría?
-No lo sé, teniendo en cuenta que esta mañana te he dejado tirada...
-No te preocupes, espero que sea lo que sea por lo que me hayas traído aquí merezca la pena. - Dije medio riéndome.
- Yo también espero que te guste. - Dijo él mientras se encogía de hombros.

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Nos dirigimos hasta una parte del mirador donde se veía el mar y ahí es donde él me tapó los ojos.

- No te enfades por esto, pero eres a la única chica a la que he traído aquí , no te ilusiones mucho.
- ¡Eh, qué haces!
-Pero haber Simba, ¿No sabes qué si ves la sorpresa, no sería sorpresa?
- ¿Simba? - dije con un tono juguetón a la vez que mis mejillas se tornaban rojas.
- E-eh no quería decir eso, solo que co-como es nuestra película favorita...
- No me puedo creer que estés nervioso - dije mientras me reía a carcajadas.
- No estoy nervioso.
- Ya lo creo que sí.
- No lo estoy - esbozó con un tono más serio que antes.
- Vale Hugo, voy a hacer como que me lo creo. - Dije más calmada al ver que estaba nervioso.
- ¿Bueno, podemos ya dejar este tema a un lado y darte la sorpresa? - Dijo él impaciente. Y yo asentí con la cabeza.

Me quitó las manos de los ojos y pude ver cómo había preparado un pequeño picnic con flores y velas pequeñas.
Él se quedó quieto esperando una respuesta y en cuanto vi que estaba nervioso me abalancé sobre él y le di un abrazo.

-Gracias - dije yo sinceramente.
-Te lo mereces, eres muy buena persona - y con eso y el abrazo acabó la conversación y nos sentamos en el suelo junto al picnic mientras veíamos el mar.

Mientras yo estaba concentrada mirando las preciosas vistas que teníamos desde ahí, él se levantó a por su móvil y puso una canción de fondo para relajar un poco los nervios que tenía.

- ¿Cuál es esta canción? - dije intentando adivinar cuál era. Él se sorprendió.
- ¿No sabes que canción es? - Y mientras se reía se puso una mano en el pecho haciéndose el dolido.
- Pues no, no tengo ni idea, no sé cómo se llama pero es bonita.
- Se llama 'Por si quieres volver', es una de mis canciones favoritas. - Dijo él.

La verdad es que la canción era preciosa y tenía una letra muy bonita, tiene buen gusto sobre la música 'o al menos eso creía'.

Rato después continuábamos poniendo música de todo tipo y las que él ponía me encantaban. Puso algunas como, 'Falling Apart', 'Summertime Sadness', etc...
Me gustaba que escuchase esa música porque no lo parecía, no pensaba que le gustaría ese tipo de música, se le ve más de rock y esas cosas de ruidos fuertes.

La "cita" fue muy bien, estuvimos cenando pizza y estuvimos hablando un rato, hasta que ya era muy tarde y se ofreció a llevarme de vuelta a la residencia. El viaje fue muy ameno íbamos tranquilos, ya no teníamos los nervios del principio y solo intercambiamos un par de palabras en el trayecto, que no era muy largo.

Cuando llegamos a la puerta de la residencia, el paró el coche para que pudiese bajar, pero antes de hacerlo nos quedamos mirando fijamente, hasta que de un momento a otro nuestras miradas se encontraron y poco después lo hicieron nuestros labios. Nos besamos. Al acabar me aparté de él, colorada como un tomate a la vez que bajaba del coche con una sonrisa enorme. Cuando me acerqué a la puerta de entrada noté que él seguía allí y que no se había ido, entonces me giré una última vez y nos sonreímos el uno al otro. Y de ahí me fui a la habitación de la residencia y cuando me puse a pensar... MIERDA. No le había preguntado nada de la chica que había en su casa.

Todo se acaba, o no...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora