15. curar

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Vi cómo se acercaba a mí a toda velocidad con cara de asustado pero yo estaba tan abatida y cansada que no tenía fuerzas para decirle que se tranquilizase que dentro de lo que cabía estaba bien y que podía haber sido mucho peor de lo que pensaba.

Era tal a la velocidad que vino corriendo hacia mí que cuando estaba pensando en eso, ya estaba arrodillado junto a mí mientras me dejaba caer sobre su pecho para que estuviese más cómoda.

Vi el miedo en sus ojos, vi la inseguridad con la que me miraba, el miedo a tocarme y hacerme daño. Le podía ver en sus ojos el dolor que sentía al verme a mí en ese estado, toda golpeada. En ese mismo instante mientras lo observaba me sentía como si fuese una muñeca de cristal, una muñeca muy frágil y que él estaba haciendo lo posible para que no se rompiese.

En ese momento yo solo rezaba para que no preguntase quién había sido la persona que me había hecho daño. Solo sabía él que lo habíamos dejado Lucas y yo, nadie más lo sabía, ni mi hermano que era la persona a la que más quería lo sabía. Era el único secreto que tenía con mi hermano porque nos llamábamos todos los días por la noche, antes de irnos a dormir.

No me podía sacar de la cabeza el momento en el que yo estaba tirada en el suelo sin poder moverme mientras veía todo ocurrir, mientras veía como mi cuerpo iba recibiendo golpes pero mi mente no lo terminaba de asimilar, o más bien no quería asimilarlo, yo solo quería salir de ahí y estar a salvo bajo las sábanas calentitas de mi cama, ahí nadie podría hacerme daño.

Todos mis pensamientos se empezaron a acumular en mi cabeza y hasta llegué a cerrar los ojos durante un minuto, pero su voz me sacó totalmente de mis pensamientos y logró hacer que abriese los ojos otra vez.

- Lucia dime por favor que estás bien - susurró junto a mi oído casi en un sollozo, parecía que estaba a punto de llorar - solo dime eso.
- Estoy bien, solo quiero irme a la residencia a descansar un poco y recuperarme.
- Yo te llevo, déjame ayudarte por favor.

No dije nada, claramente no estaba en condiciones para ir yo sola andando hasta la residencia, que no estaba muy lejos pero andando se me haría eterno y más como estaba.

Me ayudó a levantarme muy cuidadosamente y me obligó a pasarle una mano por el cuello mientras él me cogía por la cintura para ayudarme a caminar y dirigirnos hacia el coche.

Cuando llegamos al coche me ayudó a subir y sentí paz, por fin estaba en un sitio más cómodo que antes y mucho más protegido donde sabía que nadie me podía tocar.

Estaba tan débil que Hugo lo noto y tuvo que ayudarme a sentarme bien en el asiento del copiloto y a ponerme el cinturón. Se le notaba que estaba tenso, no quería rozarme ni un pelo y se notaba, al ponerme el cinturón lo hizo de tal manera para no tocarme una sola parte del cuerpo, por esa parte lo agradecí, no estaba ahora muy segura de que me siguiesen tocando el cuerpo después de lo ocurrido. Él se subió también al coche y lo arrancó y puso rumbo a mi residencia.

A medio camino se hizo un silencio en el coche, ninguno de los dos hablábamos, y la verdad que no tenía muchas ganas. Pero me gustaba, porque el silencio no era incómodo ni mucho menos, era pacífico. Era un silencio en el que te sientes cómoda sin necesidad de hablar. Aunque sí que es verdad que hubiese preferido intercambiar alguna que otra palabra con él, sentía que no era el momento.
Lo que sí que noté era que no me quitaba la mirada en todo el trayecto, había veces que le tenía que decir que mirase a la carretera porque lo pillaba mirándome fijamente.

Y como si estuviese leyendo mis pensamientos, se deshizo de ese silencio cuando encendió la radio, no me fijé en que emisora la puso, pero empezó a hablar un chico en la emisora presentando alguna canción.

'Muy buenos días a todos espero que todos los que estén escuchando esta emisora se encuentren perfectamente...

Bueno ese no era mi estado actual.

... cómo ya saben aquí en CadenaRadio solemos poner canciones que no sean de reguetón y por aquí tenemos una petición que nos han pedido de una canción llamada 'The Village' yo la he escuchado y es preciosa, vamos a escucharla todos juntos y me decís que os parece, aquí os la dejo'

Era mi canción favorita, me encantaba esa canción desde que era pequeña, me traía muchos recuerdos, tenía una letra preciosa y muy significativa, y Hugo lo sabía, sabía que era mi favorita porque me miró con cara de orgullo y me sonrió de medio lado. Empecé a tararearla mientras miraba por la ventana pero me encantaba tanto que no pude evitarlo y empecé a cantarla.

There's something wrong in the village

In the village, oh

They stare in the village

In the village, oh

There's nothing wrong with you

It's true, It's true...

Mientras yo cantaba a Hugo cada vez le salía más su sonrisa y no la escondía, y le salió una sonrisa más grande cuando yo le hice una pregunta.

- ¿Oye, tan mal canto para que te estés riendo de mí?
- La verdad es que no, me esperaba que cantases mucho peor - esbozó en tono gracioso. - pero me gusta ver cómo te motivas tanto por una canción.
- Tendría que verte yo a ti motivarte por una canción, seguro que tienes alguna que te encante.
- Sinceramente la única que me encanta es la que te puse en el mirador.
- Algún día me la cantarás, tenlo por seguro que lo harás.
- Eso ya lo veremos Simba.

Entre conversaciones y risas ya habíamos llegado a la residencia, Hugo aparcó en la puerta y me ayudó a bajar con mucho cuidado. El problema venia ahora, me tenía que ayudar a subir un par de plantas por las escaleras, sí las escaleras, porque mi querida residencia no tiene ascensor, y yo iba hecha un desastre.
Entramos a recepción y nos paramos junto a las escaleras y el sin pensárselo me cogió en brazos y me colgó sobre su hombro para poder subirme a la habitación con más facilidad.

Subimos todas las escaleras hasta llegar a mi habitación y cuando me soltó resopló. Normal que resoplase había subido por lo menos veinte escalones conmigo a cuestas, no era normal, no sé cómo no se había desmayado del cansancio.

Me paré junto a la puerta y me puse a rebuscar en mi bolso las llaves, por un momento pensé que las había perdido en ese callejón pero después de estar un rato buscándolas aparecieron y yo pude entrar por fin a la habitación. Hugo se quedó en la puerta sin saber qué hacer, pero yo le hice un gesto para invitarlo a entrar, era lo primero que podía hacer por haberme ayudado sin reprocharme nada. El entró y lo segundo que tenía que hacer, claramente, era darle las gracias.

- Hugo.
- Dime. - Dijo mientras se sentaba en la cama.
- Gracias de verdad por haber venido a por mí, no sé qué hubiese hecho. - Dije sentándome a su lado para poder hablar mejor.
- Lucía no las des de verdad, es lo menos que podía hacer.
- Sabes que te quiero mucho y que voy a estar eternamente agradecida no Huguito?
- Lo sé demasiado bien.

Después pasó un rato en el que dejamos este tema un poco de lado ya que me puse a enseñarle lo que estaba haciendo este curso y a explicarle de qué se trataba cada cosa.

Pero como no, tuvo que volver a salir la conversación pero esta vez empezó él. Y parecía bastante alterado.

- Lucía voy a curarte las heridas y cuando acabe necesito que me digas quién te las ha hecho.
- No, no quiero que te metas en problemas por mi culpa Hugo.
- No me voy a meter en ningún problema por tu culpa, si me meto es por qué quiero. Ahora necesito que me digas quién ha sido el capullo que te ha hecho eso. - me dijo el mientras me iba curando las heridas.
- Hugo por favor, no puedo decírtelo, sé que te vas a meter en problemas.
- Te juro que como no me lo digas le voy a hacer una visita a cada uno de tus amiguitos.
- Está bien, está bien, pero prométeme que no le harás daño.
- No prometo nada, pero lo voy a intentar.
- Está bien, ha sido... Ha sido Lucas. - Esbocé, y en ese instante se hizo un corto pero tenso silencio
- Dime que ese tal Lucas no es el imbécil de tu ex, dímelo. - dijo advirtiéndome.
- Es él, es mi ex.
- Se va a cagar como le pille a este hijo de puta.

Todo se acaba, o no...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora