Historia

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Espero que les guste~

Nota: "Sacar a tirabuzón" es una expresión que hace referencia a cuando tienes que dar muchas vueltas para obtener una respuesta de alguien.

Nota-2: Capítulo largo después de desaparecer por un tiempo xD

Wukong se sentó, dándole un mordisco a uno de los tantos duraznos que trajo consigo, tarareando con gusto ante el dulce sabor del que nunca se cansaría. Es un día tranquilo y no hay más planes además de holgazanear, lo que significa que no hay visitas a la ciudad y sin enseñanzas para el pequeño, solo paz y tranquilidad. Así que el dios disfruta de comer, contento de ver como el chico se divierte en su búsqueda del tesoro.

Los monos habían decidido participar, escondiendo algunos de los juguetes del chico en lugares accesibles y poco peligrosos de su montaña, vigilantes, ninguno queriendo que el pequeño se lastimara.

Alza la vista al escuchar pasos rápidos, viendo como MK corría en su dirección, con Alma siguiéndolo de cerca y con ánimo. Ella era una madre natural y amaba al pequeño como si fuera uno de sus monitos.

-¡Mira, Monkey King!- su sonrisa era grande y sus ojos brillantes, su entusiasmo y felicidad notables mientras agitaba el objeto de plástico para mostrarlo. Era de plástico y de color verde fosforescente que tiene la forma de un delfín, un juguete de niños para la piscina según lo que le dijo quien se lo vendió. Había comprado varios y de todo tipo, aunque estaba seguro que se emocionó de más. -¡Lo encontré!-

-Eso es genial, Bud- sonrió en cuanto trago, divertido y cariñoso. Ya había un pequeño montón a su lado, la familia de patitos de goma ya estaba completa y lo acompañaban algunos de los juguetes chillones, como el cocodrilo y la ballena, aunque aún faltaban unos cuantos juguetes. -¿Sabes que es?- el chico miro la figura plana de plástico, tarareando.

-¡Un delfín!- terminó por decir al reconocer su forma.

-¡Bien hecho!- el niño era tan fácil de entretener que era difícil para el mono no sonreir con diversión. -¿Qué te parece si buscas a la medusa esta vez?- señala hacia los árboles, porque había visto a uno de los suyos llevarse a la medusa. Tenía la cabeza de plástico para que no flotaran demasiado pero con los tentáculos hechos de una especie de material que se movían con naturalidad.

-¡Voy por ti, medusa!- MK dejo su delfín junto a los demás y se dio media vuelta para correr, con Alma chillando y siguiéndolo rápidamente.

Wukong no se consideraba un ser pensativo, prefería actuar por puro instinto y enfrentar lo que sucedía a continuación, pero viendo al enérgico chico correr, tan ansioso y feliz y pesar de todo lo que le había sucedido, no puede evitar pensar. No lo entendía, sin importar cuanto intentara encontrarle el sentido. Las historias que había escuchado en ocasiones pintaban a las sirenas y su gente como seres mayormente tranquilos hasta que te metías en su territorio y por las historias que MK le contaba, eran pacíficos y preferían quedarse mayormente en el olvido, temiendo a los humanos y lo que ellos pudieran hacerles debido a sucesos del pasado. En su opinión, no merecían ser cazados y no entendía que razones tendrían los humanos para matarlos.

-Puedo oler el aroma a quemado que viene de esa cabeza tuya- no se sorprende, aunque si se atraganta un poco con el bocado que dio. Tose, golpeando su pecho con fuerza, logrando tragar el trozo de fruta.

-Déjame en paz- bufo, aunque sin real enojo en sus palabras. La presencia constante de Macaque fue algo a lo que se tuvo que acostumbrar a la fuerza y aunque no lo iba a admitir, era un alivio tener otro par de ojos para vigilar al niño. -¿No tienes otra cosa más que hacer?-

-Molestarte es mi entretenimiento- sonrió con burla, sentándose al lado ajeno y enarcando una ceja ante el montón de juguetes que allí había.

-Búsqueda del tesoro- respondió ante la pregunta muda.

-Ya veo- asintió, acostumbrado a los locos y raros juegos que se le ocurrían al pequeño. -Entonces...- lo miro, pudiendo notar una cierta tensión en la postura ajena. -...puedo ver que algo cruza por tu cabeza y eso no puede ser bueno- lo señaló con los ojos entrecerrados. -¿Planeas otra guerra contra los celestiales?-

-¡Eso fue una vez!- reclamo con el ceño fruncido, aunque sus mejillas ardían con vergüenza. Esa no había sido su mejor idea, lo sabia.

-Que yo recuerde, fueron varias declaraciones de guerra- cada pequeño acto de rebelión contra los celestiales fue como una declaración tras otra, aumentando su enojo y molestia hacia el dios.

-...déjame en paz...- hizo una mueca.

-¿Qué sucede?- preguntó un poco más serio, pudiendo ver como él se aflojaba ligeramente, luciendo entre molesto y triste, una expresión que había visto pocas veces.

-No lo entiendo- admitió entre dientes, sintiéndose avergonzado y molesto por tener que decírselo a su contraparte. -¿Qué sentido tiene cazar a su especie?- Macaque sabía a quienes se referían. -Persiguieron a MK, se llevaron a sus padres y lo hirieron, sin importarles que fuera...solo un niño- MK era ansioso y amable, dulce y curioso, queriendo explorar todo el mundo nuevo ahora que tenía la oportunidad y disfrutando de todo a pesar de su desconfianza hacia la mayoría de los humanos. Era inocente y no tenía sentido que quisieran intentar matarlo.

-Un poco raro que tu busques razones cuando te gusta actuar por instinto...- se gana una mala mirada ante su comentario, aunque no se arrepiente. -...pero entiendo a lo que te refieres-

-Esto también te molesta- a ninguno de los dos le gusta pero se conocen y puede notar el enojo en los ojos ajenos.

-Me ha molestado durante un tiempo- acepto Macaque, desde que había salvado a las sirenas y tritones hace siglos atrás para ser más especifico. -Estuve investigando un poco- decidió admitir. Había estado indagando mucho durante un tiempo, poniendo más empeño con la aparición del menor y aunque saber algo de sus padres era más complicado de lo que había esperado, porque había un silencio y secretismo sorpresivo en eso, había podido averiguar otra cosa. Fueron muchos fragmentos dispersos pero tuvo lo suficiente como para encararlo con Tang, a quien le tuvo que sacar las respuesta a tirabuzón. -La historia dice que hubo un humano que se hizo amigo de una sirena, visitándola a espaldas de su familia pero su salud empezó a deteriorarse hasta el punto de estar al borde de la muerte...- hizo una mueca. Tang digo que fue una historia que se paso de generación en generación entre su gente. -...la sirena quería salvarlo y le entrego una escama de su cola, diciéndole que la comiera si quería vivir-

-¿Eso ayudo?- Wukong enarco una ceja.

-Así parece- asintió, lo que planteaba la duda de que otro tipo de poderes o habilidades podían tener los de su especie. -Él vivió y se mejoró pero su repentina recuperación llamo la atención y todos los demás también quisieron aquella mágica salvación en esa época de enfermedad- se cruzó de brazos. -Cazaron a la sirena que esperaba ver a su amigo y le arrancaron las escamas, usándolas para su propio beneficio...- eso sonaba horrible. -...pero en vez de sanar, aquellos que las consumieron se enfermaron de gravedad. Fue una muerte lenta y agonizante- una bien merecida en su opinión.

-¿Cómo es que se enfermaron?- preguntó con curiosidad.

-...es porque la obligaron- ambos se pusieron tensos ante la voz infantil, volteándose y encontrándose con MK, quien los miraba con timidez, con la medusa que habla estado buscando. Era extrañamente silencioso cuando quería.

-¿Disculpa?- el dios ladeo la cabeza.

-Tienes que darlas para que puedan ayudar...- se acercó, dejando el juguete en las manos del domador de sombras. -...pero a ella se las arrancaron, así que causó lo contrario- hizo un puchero que hizo que el corazón del par de estremeciera ante la tristeza ajena. -Es una historia triste...- se subió al regazo del rey, quien lo abrazo sin dudar, y se acurrucó. -...no tuvo un buen final- porque nunca habían liberado a la sirena y las escamas arrancadas no volvían a crecer, así que cualquiera podía imaginarse como termino todo, incluso un niño como él.

-Oh, chico...- ninguno de los dos supo que decir, así que se quedaron callados, esperando que su compañía fuera suficiente para el menor.

Pequeño TritónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora