Enfermo

637 116 21
                                    

Espero que les guste~

-Bien, hora de dormir- Wukong sonrió con mucho cariño hacia el niño que bostezaba ampliamente. -¿Qué va a ser hoy, Kid? ¿Bañera o sillón?-

-...Monkey King...- extendió los brazos con una expresión suplicante.

-Mimos será- ni siquiera se molesto, tarareando mientras se inclinaba para alzar al menor y empezar a caminar hacia su cierto, dejándolo en la cama para cambiarse rápidamente y acurrucarse a su lado, cerrando los ojos mientras lo abrazaba.

Duermen unas horas quizás pero después de las 4 de la mañana, Wukong se despierta con el sonido de sollozos y quejidos, abriendo los ojos al instante mientras sentía al niño que se retorcía entre sus brazos.

-¿Kid?- se sentó, acunándolo entre sus brazos, preocupado por su palidez y las lágrimas qué manchaban su rostro.

-...no me siento muy bien...- sollozo, acurrucándose. -...mi panza me duele...- Wukong trago levantándose con rapidez para buscar el teléfono que una vez se compró y que solo uso para sacarle fotos a sus monos o ver series, buscando el único contacto que en algún momento el otro había agregado.

El tono suena, su cuerpo entero tenso y alerta, algo aliviado cuando el otro contesto rápidamente.

-Espero que esto sea importante...- se escucho la voz ajena, un gruñido malhumorado por haber sido levantado a esas horas de la madrugada. -...o te juro que te romperé los huesos-

-MK no se siente bien- es lo único que alcanza a decir, susurrando palabras tranquilizadora hacia el menor que llora por el dolor y la molestia. -Yo...no sé que le pasa o que se supone que debo hacer, no...- jadeo, su pánico creciente y el otro parece sentirlo casi al instante.

-Voy en seguida- la llamada se corta y para su absoluto alivio, su contraparte no tarda en aparecer, vestido de pijama y luciendo tan despeinado como él.

Están avergonzados pero ninguno sabe exactamente que hacer porque no se han enfermado en siglos, además de que el niño que sufre no es siquiera humano para tratar con medicina simple o algo así.

-¿Y si esto es algo de tritones?- Macaque hizo la pregunta que ambos temían. -Voy a tener que traerlo- había un tono de disculpa, luciendo casi culpable y Wukong no puede evitar la mueca, sintiendo los nervios de punta ante la sola idea de un intruso en su montaña. Aguantaba las visitas de Nezha y la invasión de Macaque, especialmente porque los conocía y confiaba en ellos, incluso si no era al 100%, pero Tang no era exactamente de su agrado, aunque la principal razón era su extraño parecido con su maestro.

-Yo...- el niño en sus brazos temblaba, pálido y adolorido, sollozando contra su hombro. -...tráelo- se resignó. El domador de sombras asintió, hundiéndose en una sombra, dejándolo solo en su desesperación por lo que parecieron horas pero en realidad eran solo unos minutos.

-¡Suéltame en este mismo instante!- el mono emano de la sombra, soltando al molesto y escandalizado hombre que se acomodaba los anteojos con el ceño fruncido. -¿Qué razones podrías tener para sacar a alguien de su casa de esa...manera?- su voz muere cuando sus ojos notan a su sobrino. -¡MK!- se acercó y el dios se abstiene de gruñirle, entregándolo a regañadientes. Tang reviso al niño, preocupado por lo pálido que estaba a estas alturas y sintiendo su corazón romperse ante sus quejidos. -¿Le dieron de comer algo raro?-

-Nada nuevo- negó. -Frutas, pescados, algo de pollo, galletas...- enumero.

-Su amiga Mei compartió algo que trajo desde su casa cuando se encontraron en la plaza...- recordó Macaque, haciendo una ligera mueca. -...pero no supe que era-

-Debió haber sido algo con carne roja- murmuró el de anteojos con tristeza, dejando un ligero beso en la frente ajena, no muy feliz por lo cálido que se sentía.

No hay mucho que puedan hacer, excepto mantener la calma lo mejor posible y turnarse para abrazar al pequeño, quien en algún momento se tranquiliza y al fin se duerme, permitiendo que ellos suspiraran con algo de alivio.

A pesar de tener los ojos cerrados y fingir estar más tranquilos, ninguno duerme exactamente, demasiado ansioso y tensos como para hacerlo, así que cuando el intruso se levanta y sale de la pequeña casa, ambos monos abren los ojos al instante.

-Lo cuidare- Macaque hace un gesto y aunque el dios no parece del todo contento, entrega con suavidad al niño, observándolo dormir entre los brazos ajenos antes de decidir seguir al hombre. No está del todo oscuro, iluminado por el sol que empieza a salir lentamente y él no se fue muy lejos, no puede en realidad, pero esta mirando a su alrededor con una expresión difícil de explicar.

-¿Sabes una cosa?- su tono es melancólico y pensativo, rompiendo el momentáneo silencio entre ellos. El mono no responde, solo enarca una ceja y espera que hable, su cola moviéndose con algo de impaciencia. -Ahora entiendo porque no dudo en rechazar el vivir conmigo- Tang se permitió respirar profundo, saboreando el aire limpio y puro, solo para dejarlo escalar en un lento suspiro. -Fui un tonto al pensar que MK querría abandonar todo esto por un pequeño departamento sin bañera y en medio de una ruidosa ciudad- se volteo a verlo, mostrando una ligera sonrisa, no feliz pero tampoco triste. -Tienes una hermosa montaña, gran sabio-

-Gracias- decide ser educado, aunque no tiene idea de que más se supone que debe responder a eso.

-Ahora, me gustaría volver...- agregó, al parecer divertido ante la actitud ajena, de seguro notando su tensión. -...quiero dormir un poco antes de ir a ver a Pigsy- se acomodo su pijama. -¿Cuidarán bien de mi sobrino?-

-Por supuesto que si- no dudo en decir con confianza, pudiendo notar el alivio y la tranquilidad en los ojos ajenos.

No le gustaba del todo ese hombre, incluso si parecía mucho más amable de lo que había sido su maestro, pero era el tío de su niño e iba a esforzarse para llevarse bien con él.

Pequeño TritónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora