Películas y Canciones

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Espero que les guste~

Nota: En mi versión, las sirenas tienen la habilidad de atraer a los humanos con su hermosa voz, mientras que los tritones pueden hacerlo dormir. Usualmente, deben tener cuidado, porque su canto es tan fuerte que puede afectar a cualquiera que los escuche, excepto entre su propia especie

Nota-2: No se me ocurrió otra canción para usar xD

Las películas eran algo que Wukong decidió mostrarle al niño solo por diversión, queriendo ver su reacción.

Las suyas propias fueron las primeras que decidió mostrarle, algo que emociono al niño. Estaba tan feliz, soltando preguntas y comentarios por montón, queriendo saber si algo así realmente había pasado y como había sido, el dios respondiendo a todo lo que podía y recordando no dar detalles innecesarios o demasiado explícitos para un pequeño.

Luego, decidió ir por las películas que se suponían eran para niños pequeños, inocentes y animadas, con muchas canciones de todo tipo.

La película de la sirenita que se enamoraba de un humano no le gusto, el dios riéndose entre dientes mientras el niño despotricaba y enumeraba todas las cosas que estaban mal, de como las sirenas eran de otra manera o que nada de allí era verdad. Termino más molesto que otra cosa, incluso haciendo un puchero.

La del chico que encontraba una lampara con un genio dentro no le llamo por completo la atención. Amo al genio, incluso adoro al mono y a la alfombra, pero por lo demás, realmente no le presto mucho atención.

Las de los leones, cielos, esas las adoro a cada una de ella. Parecía tan feliz ante la vista de esos felinos de gran tamaño, tan inmerso en la historia que llego a llorar con la muerte principal y ponerse tenso con cada momento critico, dando saltos en los finales.

La de ese día en particular era de la chica rubia encerrada en una torre y con su cabello mágico, capaz de usar con una canción. MK amo al caballo y las canciones, aunque no pareció prestarle mucha atención a la trama en si, demasiado entretenido de reírse de las expresiones del caballo animado y tarareando cada canción que podía.

-¡Las canciones son geniales!- rio alegremente, emocionado, las tonadas y letras aun resonando en su pequeña cabeza. -Aunque...- hizo un puchero. -...creo que no entendí del todo- tarareo.

-No te preocupes, podemos intentar verla de nuevo- sonrío, despeinado el cabello castaño oscuro, divertido. El chico había estado más entretenido con el cabello y el camaleón como para prestar atención al romance y demás, así que no le sorprendía que no hubiera entendido nada. -¿Quieres ir a jugar afuera?- señalo hacia la puerta. -Tengo que verificar a los más pequeños pero te alcanzare tan pronto pueda-

-¡Si, Monkey King!- asintió rápidamente, aun emocionado por poder jugar afuera y disfrutar del poco sol que quedaba, corriendo para salir y con algunos monos siguiéndolo de cerca, sin saber que estos tenían ordenes de cuidarlo. Se alejo un poco de la cabeza, tarareando una tonada, escuchando los chillidos de los monos que lo vigilaban de cerca pero manteniéndose en los arboles. -¡Alma!- la vio, corriendo para darle un abrazo, contento al escucharla arrullar y sentir sus manos acariciar su espalda con suavidad. -¿Quieres escuchar una canción?-

-Claro, bebe- ella asintió, feliz de verlo tan animado.

-¡Te cantare!- no lo había hecho en un tiempo y lo había extrañado. Cantar era algo común para su gente, algo que hacían cuando tenían la oportunidad o por necesidad pero era algo que le traía recuerdos cálidos de cantar con su mamá y su papá. No iba a ser la misma canción pero la sensación aun estaba allí. -Flor que da fulgor- esa era la canción que aun resonaba en su cabeza, especialmente porque apenas había terminado de ver aquella extraña película. No era su favorita pero las canciones le habían gustado. -Con tu brillo fiel- canto con todo su corazón, entusiasmado, cerrando los ojos para permitir dejarse llevar un poco. -Mueve el tiempo atrás, volviendo a lo que fue- no podía notar el efecto de su hermosa voz, demasiado ensimismado en su felicidad, pero los monos empezaron a bostezar, repentinamente agotados y con mucho sueño, luchando para mantener los ojos abiertos y escuchar la melodiosa voz que salía del niño. -Quita enfermedad, y el destino cruel- le gustaría tener ese tipo de magia, como el de la chica, poder curar a otros sonaba como algo genial en su opinión, aunque la parte de ser encerrado no le gustaba para nada. -Trae lo que perdí, volviendo a lo que fue- en este punto, ya los monos estaban dormido, algunos llegando a caer de las ramas en la que estaban pero por suerte, sin hacerse daño al no estar muy altos. -A lo que fue- se sentía como una canción demasiado corta para su gusto y es por eso que decidió repetirla.

Mientras, Wukong no va a negar que estaba un poco preocupado. Era como tener hijos, donde el silencio total era una señal de que estaban en problemas o los estaban causando. Así que se aseguro de que los más pequeños estuvieran entretenidos limpiándose entre si y se fue a revisar, encontrándose con una escena muy rara.

-¿Monty?- se acerco rápidamente, acunando al mono, frunciendo ligeramente el ceño. No parecía herido pero estaba profundamente dormido, su respiración lenta y constante, dejando escapar ligeros murmullos. Levanto la vista para mirar las ramas, encontrando a más de sus monos en el mismo estado, algunos apenas manteniéndose en sus lugares. Los bajo para evitar cualquier caída, colocándolos suavemente en el suelo antes de avanzar, repitiendo el proceso con aquellos que encontró un poco más adelante. Todos estaban dormidos, sin reaccionar ante su llamado o los movimientos, algo raro si tenía que ser sincero cuando sus monos usualmente eran muy activos y se dormían tarde.

-Flor que da fulgor- escucho, parpadeando con sorpresa y apurando su paso, viendo entonces al niño, notando apenas que tenía los ojos cerrados mientras cantaba con una suave sonrisa en su rostro. No pudo evitar sonreír con cariño, encantado con la voz ajena. -Con tu brillo fiel- el mono parpadeo rápidamente, una repentina ola de cansancio golpeándolo. -Vuelve el tiempo atrás, volviendo a lo que fue- era difícil mantener los ojos abiertos en este punto, tambaleándose. -Quita enfermedad. Y el destino cruel- se arrodillo lentamente antes de caer, el cansancio volviéndose intenso e imposible de ignorar. -Trae lo que perdí, volviendo a lo que fue- termino acostado en el suelo, ya perdiendo la lucha. -A lo que fue- fue lo ultimo que pudo escuchar antes de caer en un profundo y pacifico sueño.

Pequeño TritónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora