¡Tio! #3

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Espero que les guste~

MK hizo un puchero, sin saber como sostener exactamente los palillos que le habían dado, empezando a sentirse algo frustrado. Quería dejarlos a un lado y comer con las manos pero le habían enseñado que cuando había humo, significaba que algo estaba caliente y eso le iba a doler.

-Toma, chico- parpadeo ante la cuchara que de repente entro a su campo de visión, dejando los palillos para poder agarrarla. Aun era torpe y estaba seguro que no estaba sosteniendo bien el utensilio pero al fina pudo comer, así que no le importo. -¿Te gustan?- Pigsy sonrío ligeramente al escucharlo tararear.

-Es delicioso~- sonrío enormemente, llevándose otro bocado a la boca, tarareando ante los sabores que invadían su boca. Los terrestres tenían una variedad de comida deliciosa, con diferentes olores y sabores, tan diferentes y similares entre si de cierta manera, los envidiaba un poco. Comió, contento y balanceando muy ligeramente sus pies, contento con la ligera altura que el asiento le daba.

-Tienes una perla- comento sin poder evitarlo al notar la perla adjuntada a la pulsera que rodeaba la pequeña muñeca del niño. -Tu tío tiene una igual- Pigsy siempre había tenido curiosidad por ello, porque Tang era desordenado y torpe pero atesoraba la perla que tenía con mucho cariño, siempre podía ver que la acariciaba con aire ausente cuando leía o estaba nervioso.

-¡Es de familia!- declaro con orgullo, recordando que para cualquier terrestre que no supiera de su existencia y de sus costumbres su pulsera solo parecía un accesorio más. -Mamá dice que su perla se la dio la abuela- sonrió con orgullo.

-¿Tang es hermano de tu mamá?- preguntó. Desde que se conocieron hasta el momento, nunca supo mucho de la vida ajena, ni siquiera sabía que tenía familia porque no los había mencionado y tampoco había encontrado ninguna foto de ellos. Pensó en ese momento que Tang era quizás un huérfano o incluso alguien que se había peleado con sus familiares y se fue para no volver pero el niño sonriente y la manera en la que él había actuado eran la prueba de que estaba equivocado.

-No- negó después de unos segundos. -La abuela dijo que el tío Tang se unió a la familia cuando sus padres se fueron-

-¿Se fueron?- enarco una ceja, cruzando sus brazos sobre la barra, asegurándose de que el hombre aún estuviera ocupado con el extraño par que parecía venir con el menor.

-Se convirtieron en estrellas brillantes- su papá siempre le decía que aquellos que se iban sin posibilidad de volver alguna vez, se convertían en estrellas que iluminaban el cielo para siempre estar presentes y poder vigilar.

-Oh...- se rasco la nuca, ligeramente incómodo. Se sentía un poco entrometido.

-¿Es amigo de mi tío?- dejo la cuchara a un lado para acunar el tazón y poder sorber lo que quedaba de sopa, bajando el tazón con un suspiro de satisfacción

-Si, desde hace unos años- incluso ahora, no tiene muy en claro como es que su amistad había llegado tan lejos. -Quédate quiero, chico- tomo una servilleta, inclinándose para limpiar suavemente el rostro ajeno. El chico era un comelón algo desastroso.

-Eso es genial~- tarareo, riendo ligeramente ante el trato. -Me alegra mucho que el tío tenga un amigo- recuerda que Tang siempre se quedaba con ellos cuando los visitaba, pasando todo momento con él o con sus padres, así que no creía que tuviera amigos entre su gente.

-...yo también...- tiro la servilleta al basurero al terminar y dudo un poco antes de respirar profundo. -Dime...- rebusco un poco. -...¿Esto significa algo?- alza su manojo de llaves, mostrando la perla redonda y de un color suave que cuelga como llavero. Fue un regalo que fue empujado a sus manos hace años atrás, sin ningún tipo de explicación o motivo, sin obtener ningún tipo de respuesta a pesar de preguntar.

-¿Eh?- MK tardó unos segundos, mirando fijamente el adorno que se balanceaba ligeramente frente suyo, una repentina ola de emoción llenando su cuerpo y haciendo que sus ojos brillará con adoración. -Tienes una perla...- eso solo podía significar una cosa. -¡Es su persona especial!- pensó con entusiasmo, sin poder creer que estaba frente a la persona de su tío. Abrió la boca, dispuesto a exclamar esa misma frase, solo para que una mano se lo evitará.

-¡No es nada!- Tang sonrió enorme, sudando por los nervios y teniendo que alzar a su sobrino quien se retorcía para escapar, sus quejas amortiguadas. -¡Ya vuelvo!- se dio media vuelta y escapó.

-¡Tang!- Pigsy llamó, solo para que el mencionado saliera a paso apurado. Bufo pero no insistió. -Vuelvan pronto...- saludo al par que se estaba levantando rápidamente de sus lugares. -...y traigan al niño, me agrada- era dulce, ya quería volver a hablar con él.

-Lo haremos~- Wukong sonrió y saludo antes de salir.

-Nos vemos~- Macaque asintió, siguiendo a su contraparte.

Afuera, el de anteojos dejó al niño en el suelo con un largo y pesado suspiro, cayendo de rodilla e ignorando la mirada fulminante de los poderosos seres que tenía parado detrás suyo.

-¡Tienes que decirle!- MK miro al mayor con un puchero, algo frustrado. -¡Él debe saber!- eso era esencial.

-Lo sé, lo sé...- Tang sonrió con nerviosismo, todo su cuerpo temblando ligeramente. Su secreto casi había salido a la luz, eso estuvo muy cerca. -...pero debe saber de mi...y todavía no estoy listo para decirle-

-...esta bien...- bufo, animándose al ver a sus cuidadores. -¿Ahora vamos a ir al parque? Quiero ver a Mei-Mei- paso por al lado del mayor para acercarse al par y ahí es cuando el tritón mayor se dio cuenta que debía hacer la pregunta ahora.

-MK, tu...- Tang se mordió el labio inferior. Quería pedirle a su sobrino que se quedará con él porque no quería perderlo de vista, temiendo lo que podría sucederle. Incluso si era despistado y torpe, incluso si no tenía todos los recursos necesarios, estaba dispuesto a todo para que el niño estuviera cómodo y feliz. -¿Quieres...?- su pregunta quedo incompleta pero el menor pareció entender.

-No, gracias- MK terminó de avanzar, colocándose entre los monos y tomando sus manos, sin notar como estos le sonreían suavemente y llenos de cariño. -Me gusta estar con Monkey King y Macaque- le mostró la sonrisa más grande y brillante que podía a su tío.

-Yo...- se desinflo, algo decepcionado si tenía que ser sincero. -...esta bien...- porque con todo lo que estaba pasando, lo que menos quería era estresar a su sobrino. Se levantó, sacudiendo suavemente su ropa y miró a los monos, apretando ligeramente las manos. -Cuídenlo-

-Por supuesto- asintieron con seguridad y confianza, eso logrando que el tritón mayor se relajara. Su sobrino estaba en buenas manos.

Pequeño TritónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora