Ciudad

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Espero que les guste~

Ninguno de los monos se sentía particularmente cómodo con lo que estaban a punto de hacer pero sabían que atrasarlo era solo evitar lo inevitable. Además, la curiosidad del pequeño tritón solo crecía con el paso de los días y su mirada suplicante ayudaba mucho a ablandarlos.

Así que decidieron llevarlo a la ciudad, incluso si aun sentían que era un muy mala idea y de que podría terminar muy mal, pero le dieron la oportunidad de intentar. Wukong se equipo con una mochila con bocadillos, dinero y cambio de ropa, por no olvidarse de un par de auriculares de cancelación de ruido, decidido a arrastrar a Macaque consigo.

-¿Qué te parece, Kid?- el dios sonrío con cariño ante la expresión en el rostro del niño, cautivado por la manera en la que sus ojos brillaban con felicidad obvia.

-Wow...- MK jadeo con asombro puro, aferrándose a las manos ajenas y alzando la vista todo lo que pudo, ignorando el ligero dolor que esa acción le dio en el cuello. Aquellas cosas que los mono le dijeron que se llamaban edificios eran inmensos y altos, elevándose por encima de todo y todos. -Es...muy grande...- recordó responder, viendo a sus cuidadores. Se sentía raro ver rostros humanos pero sus características familiares estaban allí aun, algo que hacia que se sintiera un poco más cómodo con la situación. -...y lleno- agrego, más consiente ante la multitud de humanos a su alrededor. Por suerte para todos, se sentía más curioso que asustado por el momento, demasiado para ver y siendo demasiado pequeño.

-Así es- Macaque se agacho a su lado, mostrando una amable sonrisa. -¿Quieres caminar o quieres subir?- hizo un gesto hacia sus hombros.

-Subir, por favor- porque estar entre tanta gente era abrumador pero aun quería explicar. El mono se enderezo, dejando que el niño se sentara sobre sus hombros y caminando con tranquilidad entre la multitud, sintiendo las pequeñas manos acariciar su cabeza con suavidad. MK miro todo desde su lugar seguro, cautivado por todo pero sin saber que debía ver más de cerca primero, aunque un aroma llegando a su nariz tomando la decisión por él. -Huelo a comida- se le hizo agua a la boca.

-La comida será lo primero- se dirigieron al puesto de comida más cercano. MK amo el sushi, aunque también se lleno la boca de bollos rellenos, llegando a casi atragantarse.

El parque fue al siguiente lugar al que fueron. No había demasiada gente gracias al horario, caminando a paso lento tras el niño entusiasta que corría por el pasto, hasta detenerse a la zona de juegos infantiles.

-¿Qué es eso?- señalo el tablón de madera que colgaba de dos cadenas en una estructura metálica, notando como se balanceaba ligeramente.

-Eso es una hamaca- contesto Wukong, divertido. -¿Quieres probarla?- recibió un entusiasta asentimiento como respuesta y no pudo evitar reír ligeramente, inclinándose apenas para enganchar sus manos bajo los brazos ajenos y sentarlo. -Agárrate de esto...- señalo las cadenas a los lados. -...y no te sueltes- MK obedeció sin preguntar, esperando con algo de impaciencia la siguiente orden. El dios tarareo, colocándose tras el chico y dándole un empujón sin aviso, mordiéndose la lengua para no reír ante el chillido de sorpresa que escucho. -Es para balancearse- otro nuevo empujón, atento a cualquier queja. Después de un par de balanceos, el ligero miedo se convirtió en diversión, riendo alegremente mientras lograba hamacarse por si mismo luego de que le explicaran como funcionaba la cosa. La sensación de balancearse y el viento en su rostro, era algo nuevo y emocionante, solo deteniéndose cuando le dieron el aviso de que debían irse.

Volvieron a caminar por la vereda, el par de monos hablando de algo a lo que no estaba prestando atención, demasiado entretenido de ver a aquello que llamaban vidrieras y lo que mostraban, cautivado por todas las formas y colores.

-¡Oye!- se sobresalto ante el grito y se volteo, notando a una chica no muy lejos de donde estaban. Se veía molesta, protegiendo a un niño que se veía mucho más pequeño acurrucado así en el suelo, su ceño fruncido dirigido al grupo de niños que se veían más grandes. No pudo evitar mirarlos, ladeando la cabeza ligeramente ¿Los humanos eran lo suficientemente malos como para ir en contra de su misma especie? Jadeo cuando uno de los grandes la empujo, viéndola tropezar pero no caer, luciendo aun más enojada que antes.

-Oh cielos...- estiro la mano, con toda la intención de darle un tirón a la ropa de los mayores y pedirles que la ayudaran pero ella se adelanto, dando un paso hacia adelante.

-Dije...- gruño, sus puños firmemente apretados. -...¡lárguense!- MK observo con asombro como los ojos de ella brillaron intensamente de color verde, las puntas de su cabello elevándose apenas ante el aura de poder puro a su alrededor y estaba casi seguro que pudo vislumbrar la silueta de algo elevándose por encima de ella. Los niños mayores gritaron, asustados, alejándose tan rápido que tropezaron con sus propios pies.

-Wow...- la vio relajarse, todo el poder volviendo a su pequeño cuerpo, y luego volteándose al niño acurrucado en el suelo, murmurando algo que no pudo escuchar pero que de seguro fue algo bueno por la manera en la que el niño se animo y sonrío, alejándose a pasos rápidos y felices. Es entonces cuando ella se volteo y él se sobresalto. Los ojos oscuros se encontraron con los verdes, ambos sorprendidos pero ninguno apartando la mirada. MK dudo un segundo antes de levantar tentativamente su mano y sacudirla ligeramente, sonriendo apenas y con nerviosismo, animándose cuando ella le devolvió el gesto, una gran sonrisa dibujada en su rostro. No sabía cuales eran los humanos buenos y cuales eran los malos pero Macaque le dijo que debía confiar en su instinto y este le decía que ella era de las buenas, lo presentía.

Pequeño TritónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora