Una mañana

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YoonGi se quedó a dormir en casa y aún no me lo puedo creer.
Él ha cocinado para mí, me ha ayudado a bañarme y me ha secado el cabello. Es tan atento y amable, tan dulce y agradable pero hay algo que parece denotar tristeza de alguna forma en él. Por supuesto no puedo preguntarle: ¿YoonGi, estás triste o deprimido?
Quiero ganarme su confianza y hacer que él me cuente que lo hace sentir así.

YoonGi es muy reservado, dice solo las palabras justas en el momento justo pero no sé abre a conversar más allá de eso. Pero yo no puedo parar de hablar cuando estoy con él y eso no parece molestarle como suele pasar con otras personas.

Miramos películas hasta tarde pero realmente estábamos hablando de otras cosas con el sonido de la televisión de fondo. A él parece gustarle e interesarle la psicología. Me habla sobre la personalidad, el alter-ego, la salud mental y a veces toca temas como el suicidio sin ahondar demasiado. No dice mucho, pero parece apasionarle. También me habla de música, y descubro que es algo que tenemos en común.  Tampoco ahonda demasiado en el tema, pero sus ojos y rostro se iluminan cuando habla de que quiere ser un productor en algún futuro.
Yo le digo que a mi me gusta cantar, pero que nunca he tomado clases y solo lo hago en la ducha.

– Cuando te duchaste hoy no cantaste

– ¡Pues claro que no! Me da vergüenza contigo.

Luego dijo que escribiría una canción para mí y que tendría que cantarla para hacer un demo. Que quizás seríamos famosos y nos volveríamos millonarios y reconocidos. Ambos nos reímos porque eso suena un poco difícil para nosotros.

– Supongo que escribes canciones - le pregunté en algún punto de la conversación. Pero el desvío el tema a que sería una noche fría.

Él insistía en dormir en en el sofá, pero le dije sinceramente que me haría sentir muy mal si él hacía eso y que tendría que dormir en el otro sofá junto a él. Él se negó por supuesto, argumentando que yo estaba enfermo y debía reposar adecuadamente.

Le preste alguna pijama que tenía por ahí, y luego entro a la cama conmigo. Se orilló hasta el extremo y le di su espacio para no incomodarlo.

– Buenas noches YoonGi

– Descansa, Hyung

La primera imagen que tengo al día siguiente es el pacifico rostro de un YoonGi durmiente frente a mi. Su cabello se revuelve en la almohada como hilos de seda negra extendiéndose sobre la fina y blanca tela tan clara como su piel. Sus labios entreabiertos están secos, dejando ver aquellos dientes aperlados que no me había detenido a contemplar. Su clavícula inconscientemente traviesa se asoma por la camisola de satín que le he prestado y que se ha desabrochado un poco, y la piel que deja ver es tan blanca y tersa como las sábanas a nuestro alrededor. Hay algunos puntos color chocolate salpicados en su cara, pequeñas marcas que adornan sus mejillas y que nunca había podido ver dado que nunca estábamos tan cerca.

Mi mente no tiene ningún pensamiento claro en ese momento, pero cuando cierro los ojos una palabra se traza detrás de mis párpados:

«Ángel»

Es el único sinónimo que puedo pensar para el nombre de Min YoonGi.
Tengo miedo de moverme y perturbar aquella paz en la que parece estar sumergido.

No tengo noción del tiempo, pero mirando la luz que se filtra en la recámara calculo que deben ser las 8 o 9 de la mañana. Mi estómago ruge un poco de hambre, y desearía poder alimentarme visualmente solo mirando su humanidad existir.

Otro sonido estomacal hace que YoonGi se remueva un poco en las sábanas, parece tener el sueño muy ligero.

Me gustaría levantarme y prepararle el desayuno pero al mismo tiempo quiero quedarme mirando su hermoso rostro hasta verlo despertar.
Me pierdo en mis pensamientos un poco hasta que escucho mi estómago rugir de nuevo y al pelinegro removerse, y cuando creo que él va a abrir los ojos, finjo estar dormido de repente.

Él resopla de nuevo y lo siento moverse en la cama.

– ¿Jin? - pregunta en un susurro – ¿Estás despierto? - su aliento choca en mi rostro, suave porque habla en tono bajito.

Y siendo sincero no sé porque me hago el dormido, supongo que por mera curiosidad de ver cómo es YoonGi recién despierto.

– ¿Jin? ¿Tienes hambre? - sigue susurrando, y al no obtener respuesta mía siento como lleva su mano a mi cabello y acomoda mechones detrás de mi oreja. Lo hace tan delicadamente que me provoca un escalofrío en todo el cuerpo.

Se mueve en la cama, el calor de ambos cuerpos se dispersa un poco y parece que se ha levantado.
¿Irá al baño?

Pero los minutos pasan y pasan y él no parece regresar.
¿Se habrá ido?
Mi corazón da un vuelco al pensar en esa posibilidad, pero me tranquiliza ver su ropa en el suelo y sé que al menos sigue aquí (o se fue en pijama)

Silenciosamente salgo de la habitación, caminando por el pasillo tratando de captar algún sonido.
Escucho algunas cucharas en la cocina.
Diablos, yo debí cocinarle el desayuno en agradecimiento en lugar de estar jugando estos juegos tontos.

Ahí, tras la barra de la cocina se encuentra una imagen que enamoraría a cualquiera.

YoonGi se estira alzando los brazos y parándose sobre las puntas de sus pies. Su carne, tersa y pálida se asoma por la brecha entre la camisola y el pantalón de pijama. Puedo ver su abdomen plano y suave revelarse de nuevo para mí, junto con es línea de vello bajar delicadamente hasta su pelvis. Tiene el cabello hecho una maraña, cayendo rebelde a los costados de su rostro, rostro donde tiene los ojos cerrados y una mueca de satisfacción quizás al sentir sus músculos estirados y descansados. Sus pómulos tienen un suave color carmín, que ilumina más su rostro y lo hace ver angelicalmente hermoso, junto con ese brillo producto de una buena noche de sueño y descanso.  Es tan hermoso que me hipnotiza y me quedo mirando desde el marco de la puerta fuera de la cocina, donde él no ha notado mi presencia.

Este YoonGi luce tan diferente de aquel chico vestido de negro y con una mirada seria y un poco vacía. Parece el ángel más terrenal que podría haber en el planeta, tan dulce e incluso puede que inocente.

De repente se voltea y lo miro mover algún alimento sobre la estufa, y hasta entonces percibo el delicioso aroma dulce que se extiende por la pieza.
Indeciso, no sé si acercarme de una o ver un poco más como Min cocina cuidadosamente moviendo con gracia sus grandes y varoniles manos.

Doy un paso con los pies descalzos hacía atrás, algo cuadrado se clava en mi pie y me hace daño provocando que brinque como reacción, tirando las cosas que hay sobre la mesa de la sala, haciendo ruido, cayendo al sillón y haciendo que termine por caer en el suelo. Miro alrededor, yo y mis malas costumbre de dejar las cosas tiradas han hecho que me haga daño con el cargador.

Un YoonGi preocupado sale de la cocina tras el estruendo, corriendo igualmente descalzo y llegando hasta donde estoy para agacharse preocupado.
Jodida vergüenza.

– ¡SeokJin! ¿Qué pasó? ¿Estás bien? - sus manos palpan mis hombros y se acerca un poco más tratando de mirar si me he hecho daño. Me siento tan torpe, torpe torpe torpe.

– ¡Estoy bien YoonGi! Solo un pequeño tropiezo 

Mi cola me duele.

Me ayuda a ponerme de pie, preguntando si aún me siento débil, si me duele algo o si me lastimé. Niego mientras me dejó hacer yendo a la cocina, donde veo que ha colocado platos en la mesa y un par de hotcakes en ellos.
Me sonrojo un poco cuando veo el desayuno que ha preparado con tanto esmero.

Me guía la silla más cercana, donde me hace sentarme e igualmente sonrojado me acerca jugo de naranja y miel de abeja sin mediar palabra.

Se sienta conmigo, desayunando juntos y compartiendo dulces sonrisas, casi tan dulces como los hotcakes ♡

𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐩á𝐠𝐢𝐧𝐚𝐬 𝐲 𝐟𝐥𝐨𝐫𝐞𝐬 ||𝐉𝐢𝐧𝐒𝐮||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora