Tragos de más

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JiMin

Era consciente de la tensión que había entre mi mejor amigo y su enamorado Min YoonGi.

Era obvio que mi presencia salía sobrando, aunque también era cierto que el alcohol me hacía sentir mareado con facilidad.

Lo que habíamos escuchado ahí dentro era arte puro en su máxima expresión, y YoonGi simplemente parecía no estar consciente de eso.

YoonGi, YoonGi, YoonGi, aquel chico traía loco a SeokJin los últimos días. No parecía que YoonGi tuviera tendencias homosexuales, y Jin y yo habíamos hablado mucho de eso pero mi amigo es masoquista y parecía que no le importaba enamorarse poco a poco de alguien que no sabíamos con certeza si le correspondería. Aún así, me alegraba ver a Jin feliz y tan atraído por alguien. Era tan dulce y amable cuando alguien le gustaba, aunque igualmente lo era en general. Me costaba creer que las personas no percibieran si belleza interior y exterior como para no tener decenas de pretendientes tras él.

Pero detrás de todos estos asuntos, lo que realmente me tenía pensativo era aquel chico moreno y grandote.
Debí admitir que a primera vista fue simple atracción física, pero después de escucharlo hablar y ver lo divertido y agradable que era, mi curiosidad despertó aún más por él.

¿Dónde se encontraría ahora?

El y YoonGi eran tan diferentes pero iguales al mismo tiempo, y eso los volvía muy interesantes al querer entender cómo convivían a diario.

Salí del estudio un poco acalorado, así que me quité el suéter dejándolo sobre el sillón donde estaba el pequeño ramo de flores que había traído y que no le entregué a Yoon.
Las pequeñas flores blancas se estaban empezando a marchitar, y me sentí culpable de haberlas comprado y no haberlas cuidado adecuadamente.
Las tomé y un poco indeciso caminé a la cocina a buscar un jarrón.
No lo encontré, así que las coloqué en un vaso y lo llené con agua, ahora solo me necesitaban un poco de aire al igual que yo para volver a la vida.
Miré las escaleras de metal en la esquina de la cocina, y pensé que subir a tomar aire con mis flores sería una buena idea.

Abrí una trampilla en el techo que estaba colocada a manera de puerta, y casi caigo de espaldas al encontrar otra figura en el techo bajo la luz de las farolas de la calle.

Era NamJoon.

Él estaba regando algunas plantas que estaban colocadas en el bajo muro que rodeaba la azotea, sosteniendo una regadera y dándome la espalda por completo. Ahora vestía una chaqueta negra de mezclilla pero aún así pude reconocerlo. Parecía estar tarareando una canción distraidamente al tiempo que cuidaba y mimaba a sus pequeñas plantitas.

Era tan hermoso, con su cuerpo enorme, sus manos toscas y la delicadeza que trataba de manejar para manipular las hierbas.

Me sentí incluso ridículo mirando mi triste ramo de flores desfallecer en mis manos, pero aún tenía la esperanza de que revivieran.

– Aaaah, disculpa- NamJoon pegó un saltó soltando la regadera y mirando en mi dirección. Parece que se espantó.

– Mierda, que susto - exclamó llevando su mano a su pecho.

– ¡L-lo siento! ¡No era mi intención asustarte!

NamJoon caminó en mi dirección, dejando su regadera y tendiendome la mano para terminar de subir.

– Está bien, no te preocupes, estaba distraído - de un suave y fácil tirón terminó por subirme y dejarme frente a él, para después mirar mi ramo de flores tristes en mis manos. Las tomó en sus enormes manos y las miró curioso antes de volver a mirarme:

– Esto me suele pasar de vez en cuando, todavía se me secan algunas plantas no ser porque YoonGi hyung las riega cuando me olvido. - hizo una pausa y volvió a mirarme curioso - eres JiMin, ¿Verdad?

Asentí.

Una ráfaga de viento llegó a nosotros, viento frío que provocó que se me erice la piel. No debí haberme quitado el suéter. NamJoon miró los brazos crispados por el frío y no dudo en quitarse su chamarra y ofrecermela.

– ¡Oh, no te preocupes! ¡Estoy bien, tengo un suéter allá abajo!

– No pasará nada si te la pones - insistió con una hermosa sonrisa dejando que sus hoyuelos se marcaran en su bonito rostro.
La tomé dudoso y tratando de devolverle la sonrisa por el nerviosismo, y cuando me la puse la diferencia de estaturas se hizo más que evidente: me llegaba hasta los muslos y las mangas nisiquiera me permitían sacar los brazos por completo. NamJoon rió, pero no fue una risa burlona, si no algo así como un gesto de ternura.

Él caminó de nuevo hacía el bajo muro donde estaban sus plantas y colocó el vaso con flores marchitas al lado de sus bonitas suculentas y pequeños cactus.

Hubo un silencio un poco incómodo, y entonces él continuó con la conversación:

– Deben ser muy buenos amigos de YoonGi, es muy raro que el traiga personas a casa. Me ha hablado un poco de ustedes, pero no pensé que Jin y tú también fueran amigos. Últimamente su tema de conversación es Jin por todos los "SeokJin hizo esto, SeokJin me dio esto, SeokJin y yo", me alegra ver qué por fin tenga algunos amigos

Me envolví en la chamarra antes de dar algunos pasos torpes más cerca de él y así poder responderle.

– Bueno, no sé si somos tan buenos amigos, pero él me agrada aunque casi no hablemos y todo eso. Creo que es más cercano con Jin, y a mí también me alegra que sean tan buenos amigos.

NamJoon asintió mientras terminaba de quitar las hojas secas de una maceta. Luego se giró a verme y como acto reflejo retrocedí unos pasos tan torpes como los de hace rato. Me sentía un poco mareado y mis movimientos no eran tan precisos como quisiera. No supe que fue lo que se interpuso en mi camino hasta que lo golpee con el pie y luego caí de espaldas azotando en el suelo. Mi cabeza golpeó con algo y un dolor logró desestabilizar mi vista unos segundos.

– ¡JiMin!

Lo siguiente que sentí fueron sus manos tomando suavemente mi cabeza del suelo y colocándola sobre su regazo, al parecer se había hincado y me había recostado en sus piernas.
Sus suaves dedos retiraban con cuidado mechones que tapaban mis ojos y al mismo tiempo parecía buscar alguna clase de herida en la parte posterior de mi cráneo.
Sus ojos, concentrados y preocupados me miraban desde arriba, su rostro en una mueca sería t preocupada no dejó de ser malditamente atractivo en ningún momento.

– ¿Éstas bien? JiMin, ¿Te duele algo?

Asentí torpemente buscando su mirada en la mía.

– Estoy bien Nam - y realmente lo estaba, solo había sido el alcohol y la caída que me hacían sentir más torpe aún.

Le sonreí y él pareció tranquilizarse.

– Mierda, me has dado dos buenos sustos hoy, JiMin

Pero si, él también rio y ambos reímos bajo el cielo estrellado y la tierra de la maceta que había roto con mis pasos, y me enamoré de aquella hermosa sonrisa.

𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐩á𝐠𝐢𝐧𝐚𝐬 𝐲 𝐟𝐥𝐨𝐫𝐞𝐬 ||𝐉𝐢𝐧𝐒𝐮||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora