20 DETALLES

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20 DETALLES

El sol se ponía en el horizonte, pintando el cielo con tonos cálidos y dorados mientras Seto y Atem caminaban de la mano por un pintoresco parque.

Habían pasado por tantos momentos especiales a lo largo de su relación, y Seto sabía que este sería uno de los más memorables.

El mensaje que Seto había elegido para este capítulo, "Amo tu mirada que únicamente me dedica a mí," tenía un significado profundo para él.

La forma en que Atem lo miraba, con amor y devoción, lo hacía sentirse más qué completo.

Quería que Atem supiera cuánto valoraba esos momentos de intimidad en los que parecían ser los únicos dos seres en el universo.

A medida que caminaban por el parque, Seto lo llevó a un rincón tranquilo junto a un estanque. Habían estado planeando este día durante semanas, y todo estaba perfectamente coordinado.

Atem lo miró con curiosidad mientras Seto sacaba una canasta de picnic y una manta del cesto. "¿Qué tenemos aquí, Seto?"

Seto le ofreció una sonrisa enigmática. "Es una sorpresa. Sígueme."

Juntos, extendieron la manta en el suelo y se sentaron. Seto abrió la canasta y reveló una cena gourmet preparada por el chef más talentoso de la ciudad. Había platillos exquisitos, vinos selectos y postres delicadamente elaborados.

Atem estaba impresionado. "Seto, esto es increíble. ¿Cómo lo organizaste?"

Seto le guiñó un ojo. "Tengo mis contactos."

Disfrutaron de la comida y el vino mientras el sol se ponía gradualmente en el horizonte.

Seto había planeado esta cena meticulosamente, asegurándose de que cada detalle fuera perfecto. Pero el plato principal estaba por venir.

Cuando terminaron de cenar, Seto sacó un pequeño estuche de terciopelo negro de su bolsillo. Lo abrió con cuidado, revelando dos elegantes pares de binoculares.

Atem arqueó una ceja. "¿Binoculares?"

Seto asintió con una sonrisa que lo invitaba a seguirlo. "Sí, binoculares. Te invito a que mires el cielo."

Atem tomó un par de binoculares y los miró con curiosidad. Seto le explicó cómo usarlos y luego señaló el cielo. Era una noche clara y estrellada, perfecta para la observación astronómica.

Atem miró a través de los binoculares y vio las estrellas con una claridad sorprendente. "Wow, Seto, esto es asombroso. Nunca había visto las estrellas de esta manera."

Seto sonrió y luego miró hacia el cielo. "Mira la estrella más brillante."

Atem siguió su mirada y vio una estrella particularmente brillante. "¿Esa?"

Seto asintió. "Esa. Se llama Vega, y es una de las estrellas más brillantes en el cielo nocturno. Es parte de la constelación de la Lira."

Atem se sintió fascinado mientras observaba la estrella a través de los binoculares. Seto continuó explicándole acerca de las constelaciones y las estrellas, compartiendo su conocimiento y pasión por la astronomía.

A medida que hablaban y miraban las estrellas juntos, Atem sintió cómo la noche se llenaba de magia. Había algo increíblemente romántico en observar el cielo nocturno con la persona que amas. La mirada que compartían a través de los binoculares era íntima y significativa.

Después de un rato, Seto tomó los binoculares de las manos de Atem y los guardó en el estuche. Luego, se volvió hacia él con una expresión suave en el rostro.

"Atem, solo sé que cada vez que miro las estrellas contigo, siento que somos los únicos dos seres en el universo. Tu mirada llena de amor y devoción es un tesoro que valoro más que cualquier otra cosa en este mundo."

Atem miró profundamente a los ojos de Seto, sintiendo la intensidad de sus palabras. "Seto, yo..."

Seto no lo dejó terminar. Se inclinó hacia adelante y lo besó con pasión. Sus labios se encontraron en un beso ardiente que sellaba su amor y su conexión. Era un beso lleno de promesas y declaraciones de amor eterno.

Cuando finalmente se separaron, Atem susurró: "Te amo, Seto, eres lo mejor que tengo."

Seto sonrió y acarició su mejilla con ternura. "Y yo a ti, Atem. Eres la razón por la que mi vida es completa y plena."

Pasaron el resto de la noche bajo las estrellas, abrazados en la manta mientras compartían historias, risas y miradas profundamente significativas.

La mirada que compartían únicamente entre ellos decía más que las palabras jamás podrían expresar. Era un amor que solo ellos entendían, y era hermoso en su profundidad y singularidad.

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