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Deprived (privado) es el terminó para describir a un omega falto de afecto en este fic.


—Hola —habló una alfa mujer—, mi nombre es Julie. Soy la doctora de la casa.

Agustin mantuvo los ojos cerrados, apoyado en el guardia. Frotó la cara en la camisa de Joaquín e ignoró a la doctora.

—No va a abrir los ojos a menos que luz se apague.

Agustín notó las luces oscurecerse tras sus párpados. Se movió levemente, con una mano apretando el brazo de Joaquín.

—Mm.

—Hola, omega. —Agustín se encogió por lo cerca que sonaba la mujer—. Mi nombre es Julie, ¿cuál es el tuyo?

—Agustín...

—Eres muy hermoso, Agustin. —Le agarró el rostro con gentileza y Agustín prácticamente corrió hacia la mano. Gimió sonoramente, aferrándose a su abrigo—. Está privado. —Julie le sobó la mejilla suavemente—. Delgado, hm. —Se apartó, y Agustin se habría caído hacia adelante si no fuere porque Joaquín lo atrapó—. Sí, muy privado.

Agustín abrió los ojos despacio, paseando la mirada.

—Agu-a...

—Por supuesto, omega. —Julie se paró para coger una botella de agua—. Ten, ¿puedes sostener esto?

Con ambas manos temblorosas y ahuecadas, Agustin  sostuvo la botella.

—A-Abre.

Ella meneó la cabeza.

—Me gustaría que lo intentaras.

Agustín levantó una mano débil hasta la tapa de la botella, se frustró al no poder desenroscarla. Le tomó algunos intentos y, cuando la abrió, comenzó a engullirse el agua. Joaquín se la arrebató de la boca y Agustin empezó a llorar.

—Calma, omega. —Julie regresó, le sobó el brazo—. Te enfermarás si bebes muy rápido.

Agustín continuó llorando, presionando sus manos contra los ojos.

—Casa... ¡qui-ero mi cueva!

Ella suspiró.

—No entiendo a nuestro Gobernante. Joaquín, tráelo acá.

Joaquín se paró.

—No estará contento.

—No me interesa, a menos que desee que lo marquemos con nuestro olor. —Joaquin se fue y los dejó solos. Julie le sonrió débilmente—. Estoy segura de que no te sientes bien. — Agustín miraba la botella de agua que Joaquín dejó junto a él—. Te daré agua. —La cogió y la sostuvo contra sus labios como Marcos lo había hecho. Julie le secó algunas de sus lágrimas y alejaba la botella cada vez que él se ponía goloso—. Estoy aquí para asegurarme de que estés sano, asegurarme de que tus heridas estén curadas.

Agustín meneó la cabeza despacio.

—Debo hacerlo, me lo ordenaron. También te llevarán afuera, para que te adaptes a la luz. —Julie suspiró—. Pero puedo escuchar tus latidos desde aquí, será inútil si estás tan errático.

Agustín intentó tocarse la espalda y luego el bulto en su cabeza.

—Du-ele.

—Lo sé, lo vi. —Se puso de pie—. ¿Puedes recostarte boca abajo para poder ver? — Agustín volvió a menear la cabeza—. ¿Por favor? Soy una doctora muy buena, lo juro. Haré mi mejor esfuerzo para no lastimarte.

Agustin intentó girarse, pero necesitó de su ayuda para tumbarse. Chilló cuando ella comenzó a sobarle las piernas.

—Lo sé, lo siento. —Por un momento, Julie se apartó; se sintió bien estar recostado—.Joaquín sí que te hizo daño. —Sacó la bata, haciendo lo posible para evitar rozar la piel ensangrentada—. De acuerdo, limpiaré las heridas. No luce tan mal como se siente, Agustin.

ARIZELLA ; MARGUS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora