—¡Marcos! —dijeron Lucio y Nacho en voz alta y al unísono en tanto franqueaban las rejas a la carrera, con sus maletas. El par esbozaba grandes sonrisas, pero estas decayeron un vez que se acercaron lo suficiente.
—Oh, mi Rey.
—Oh...
Los brazos alargados de Marcos cayeron a sus costados.
—Lo sé.
Joaquín se acercaba sonriente.
—Me dejaron comiendo polvo-... Oh, Marcos.
Marcos alzó los brazos y dio una vuelta para entrar a la casa.
—De acuerdo, ya entendí.
Lucio y Nacho lo siguieron rápidamente.
—¿Qué sucedió?
—Agustín es —Marcos se desplomó en el sofá— persistente.
Joaquín cerró la puerta y se arregló el bolso de viaje en su hombro.
—Ya veo.
Los cuatro subieron la mirada cuando Julie emergió del pasillo, con el cabello mojado por su ducha.
—Oh —esbozó una sonrisa amplia, se deslizó (gracias a sus pies abrigados con calcetines) hacia los tres—, bienvenidos de vuelta.
Nacho se lamió los labios, tratando de no sonreír.
—Julie-
—Oh no, está bien. —La alfa extendió una mano, lamiéndose la comisura de los labios, sus caninos afilados resplandecían en la boca—. Pero tomaré mi dinero ahora.
—¿Dinero? —Marcos se incorporó como lo haría una momia—. ¿Dinero?
—Mi Rey —Joaquín cerró los ojos, levantando un dedo—, puede que... hayamos hecho una apuesta.
—¿Una apuesta?
—Sí, mi Rey, una apuesta que gané. —Julie seguía con la mano extendida—. Y cuando ganas una apuesta, recibes un premio; cien dólares por persona, en este caso.
—¡Eso-! —Lucio cruzó los brazos firmemente—, ¡dijimos que lo haríamos en privado!
—Mi propia familia. —Marcos volvió a reclinarse en el sofá, se cubrió los ojos con el brazo—. ¿De qué era la apuesta? ¿Sobre la mordida?
—Dije que ambos se morderían mutuamente. Ellos dijeron que no, lo que significa que gané —habló Julie antes de que alguien más pudiera.
—Dije que tal vez —masculló Nacho. Miró a Marcos con un puchero—. Tal vez...
—Hm, eso es cierto. —Julie se sobó la barbilla—. Está bien, entonces doscientos.
—¿Doscientos qué? —Agustín entró a la casa, caminando patosamente—. Oh- ¡oh! —Corrió hacia ellos—. ¡Hola, Lucio, Nacho... Joaquín! —Abrazó rápidamente a cada uno—. ¡Los extrañé a todos!
Lucio sonreía con alegría, viendo a Agustin de arriba abajo.
—¡Te ves asombroso!
Nacho caminó en torno a él.
—Es cierto. —Ladeó la cabeza—. ¿La ropa que le hiciste le quedará bien?
—Entonces sí engordé. —Agustín se giró para mirar a Julie y a Marcos, ceñudo—. Mintieron.
—Yo no mentí. —Julie elevó una mano—. Él no está gordo, está hinchado.
Joaquín se sentó en la esquina del sofá opuesto, con los labios fruncidos.
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ARIZELLA ; MARGUS.
FanfictionRobarle a la realeza se castiga con la muerte. Agustín empieza de nuevo, haciendo su mejor esfuerzo por mantener las manos quietas, pero tiene hambre e intenta robarle al rey equivocado. Marcos es es Rey de Arizella, necesita una reina y, ¿Qué mej...