—Amo. —Los gemelos se pusieron de rodillas, con las cabezas gachas ante el Rey.
Marcos respiró hondo, con la cabeza en la mano.
—¿Vieron a Agustin salir?
—Sí, Amo. —Uno de ellos alzó la mirada, con ojos vidriosos—. Escapó por los arbustos.
—Hm. —El alfa se sobó la cara, soltando un quejido—. Iré a buscarlo antes de que lo maten o le hagan algo peor.
—Sí, Amo. —Ambos se pararon al mismo tiempo, con las miradas alzadas.
Marcos cerró los ojos, agotado.
—Estoy tan cansado. —Sacudió la cabeza—. No tengo tiempo para... Yo solo... —Se frotó las esquinas internas en los ojos en tanto los gemelos se acercaban.
—Amo, por favor descanse, lo traeremos de regreso.
Marcos miraba fijamente el piso.
—¿Por qué...? —inquirió en voz baja. Se puso de pie mientras hacía crujir su espalda—. ¿Por qué han estado hablando con él?
Los gemelos se envararon y cayeron nuevamente de rodillas.
—Él ha estado hablando con nosotros, amo...
—No hemos hecho nada malo.
—¿Acaso el mensaje se transmitió mal? ¿Acaso no dije que no hablaran con él?
—Sí, Amo.
Marcos torció la boca, demasiado cansado para estar enfadado; demasiado fastidiado para estar enfadado con ellos.
—No puedo defenderme estando así de cansado. Necesito que me sigan, estaré como persona.
—Podemos traerlo a casa, Amo.
—Él es mío. —Los ojos de Marcos se oscurecieron—. Yo lo traeré.
—Sí, Amo.
El Rey rotó sus hombros.
—Me perderé mi masaje, genial. Caminarán a mi lado.
El par se miró el uno al otro, ojipláticos, antes de volverse hacia su Rey.
—¿A su lado?
—Sí, no quiero que nadie se acerque. —Caminó en medio de ellos, gruñendo—: Omega odioso.
. . .
—Sh, sh —acalló Agustin a Pulgar, acariciándole el pelaje. Paseó la vista por su antigua cueva, oliendo algunos aromas diferentes, pero ninguno permanente. Se tumbó de lado, con la manta de piel en sus hombros—. Estamos seguros aquí.
Se arrimó más contra la esquina, gimoteó ante la brisa. La cueva estaba mojada ahora, pero seguía siendo suya. No era la deliciosa cama de Marcos ni su cuarto de arte, pero era suya. Agustín ya experimentó esto antes, solamente que no con tanta intensidad. Nunca había querido anidar tanto o estar solo, pero que lo abrazaran al mismo tiempo. Quería a Marcos ahora mismo. Agustín nunca había ansiado este tipo de atención... de afecto.
Sin embargo, Agustin no estaba dispuesto a sacrificar su seguridad por alguien que lo odiaba; por alguien a quien no le interesaba. Si él no iba a ayudarlo a sentirse seguro, entonces Agustin tomaría las riendas y se pondría a salvo.
La seguridad era una cosa y Evy era otra.
Agustín se sentía celoso y codicioso, y era repugnante. Se sentía extraño, nuevo, y, por más que no quería irse de la casa, tuvo que hacerlo. Tenía que mostrar su ira de alguna manera, recordarse a sí mismo que esta relación era falsa. Recordarse a sí mismo que cada caricia, beso y elogio ya habían sido para otro.
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ARIZELLA ; MARGUS.
ФанфикRobarle a la realeza se castiga con la muerte. Agustín empieza de nuevo, haciendo su mejor esfuerzo por mantener las manos quietas, pero tiene hambre e intenta robarle al rey equivocado. Marcos es es Rey de Arizella, necesita una reina y, ¿Qué mej...