ARIZELLA ; MARGUS.

21

Agustín agrandó los ojos en dirección al espejo.

—Bien. —Se tocó debajo de los ojos: sus ojeras por fin habían desaparecido por completo. Puso algo de crema en la palma y la esparció por sus suaves brazos—. Mm.

—Omega. —Marcos ingresó al baño, usando su bata dorada—. Lucio y Nacho están aquí con tu bata.

Agustín sonrió, posando una mano en el pecho desnudo de Marcos. Se puso de puntillas para besarlo.

—¿Qué tal huelo?

—Muy bien, a vainilla.

Agustín arrimó la nariz contra la del alfa.

—Te amo.

Marcos le acarició el lóbulo de la oreja.

—Están esperando. —Tomó la mano de Agustín de su pecho y lo guió hacia la recámara—. Aquí lo tengo.

Agustín le sonrió con cariño al par, tenían los ojos enrojecidos.

—Desde aquí se ve hermoso, Lucio.

Lucio asintió con inquietud en tanto retiraba el plástico de la prenda.

—Gracias.

Sería difícil ahora, pero Agustín sabía que valía la pena.

Agustín se acercó, abrió los brazos y cerró los ojos mientras el suave material le acariciaba la piel.

—Me gusta. —Levantó los brazos para que Lucio pudiera atar la bata; las mangas acampanadas se deslizaron por sus brazos—. Es cálida.

Marcos le cogió la mano para hacerlo girar.

—Está hermoso, Lucio. Te has superado a ti mismo una vez más.

Lucio esbozó una sonrisa débil, Nacho guardaba silencio detrás de él.

—Gracias.

Marcos posicionó a Agustín frente al espejo, luego se puso al costado del omega.

—Combinamos.

Agustín tocó las joyas.

—A mí me queda mucho mejor. —Soltó una risita—. Me encanta. Gracias, Lucio.

Lucio asintió.

—De nada.

Agustín presionó la espalda contra el pecho de Marcos, suspiró cuando el alfa le envolvió el estómago con las manos.

—Lucio, no tengo idea de qué emociones estés sintiendo, tampoco Nacho. —El rubio alzó la mirada—. Pero Marcos dijo la verdad. No lo cuestionen, sean felices. Dejen de intentar cuestionarlo. Tómenlo como una señal de esperanza —Agustín subió la vista— y de amor de un Rey misericordioso. —Sonrió, volviendo a mirar al par—. Nunca había escuchado de una tríada y estoy seguro de que, si existiera en Wereborn, habrían matado a los involucrados; pero no aquí. Tu Rey es misericordioso y, sobre todo, Marcos es tu familia. Él los quiere felices.

Marcos posó la barbilla sobre la cabeza de Agustín.

—Justo como ustedes me quieren feliz. Las cosas cambiarán, soy un Rey de cambios. Este es un paso. — Marcos lo envolvió un poco más fuerte entre sus brazos—. Ustedes tres nunca me han fastidiado, nunca, ese jamás fue el problema, así que, por favor, no tengan miedo de mostrar sus sentimientos por el otro. —Se apartó de Agustín para dirigirse hacia Nacho cuando fue el primero en llorar.

Agustín entrelazó los dedos frente a él.

—Esperaré aquí, alfa.

—Ya regreso. — Marcos los acompañó fuera de la habitación y Agustín se desplomó en la cama.