19 | «Y cuando se casen me adoptan»

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Durante la última semana me he planteado cómo hacer esto. ¿Qué decirle cuando responda? ¿Qué hacer si no lo hace? Imaginé miles de escenarios y me acobardé con cada uno de ellos, pero no dejé que el sentimiento ganara porque debo hacerlo por ella y también por mí.

Ayer, después de festejar fin de año con la familia de Harry, me di cuenta de que no puedo seguir esperando, no tengo por qué. Es mamá, sé que va a entenderlo. Tomo el celular y miro la pantalla con su número digitado en ella para finalmente presionar el logo del teléfono verde; mientras el pitido suena mis latidos se aceleran y cuando la llamada empieza a correr se detiene a secas.

—¿Hola? —dice mamá al otro lado y una lágrima rueda por mi mejilla.

—Perdón, mamá —la escucho soltar un suspiro ahogado y luego su respiración temblar.

—¿Quién es? —La voz de Oliver se hace presente a lo lejos.

—Estaba esperando a que me llamaras —otra lágrima corre por mi mejilla—. Encontré la carta una semana después de que pasó todo y la he leído mil veces desde entonces, pero todavía no logro entender...

—Sentí que todo estaba mal —suspiro intentando no romperme—. No podía soportarlo... No quería hacerlo, solo quería desaparecer del mundo y todos me estaban deseando la muerte...

—¿Qué más da lo que diga esa gente? Quienes te amamos sabemos qué clase de persona eres y eso es lo único que importa, es lo que te hemos enseñado...

—Sé que no debería importarme, pero me importa y duele lo que los demás piensen —suspiro viendo hacia el techo—. Además... me sentí traicionada, poca cosa, reemplazable.

—¿Qué? —En su tono es clara la confusión.

—Robin iba ponerse del lado de Wanda y tirarme mierda para que la gente lo viera como la víctima... se lo dijo a Dylan por mensaje, yo misma lo leí.

—Fausto sabe esto de Robin, ¿no? —la escucho reír—. Claro que lo sabe, voy a matarlo.

—Yo le hice prometer que no iba a contarte nada...

—Robin venía todos los días a verme y de un momento a otro él le prohibió que siguiera visitándome... Ahora entiendo por qué, voy a matar a ese chico también.

—Perdón, mamá. No quería hacerlos pasar por esto otra vez, no pensé las cosas, solo actué y sé que fue estúpido.

—Esto no se trata de nosotros, hija... No tienes que minimizar lo que sientes y deja de pedir perdón —Casi suena como un regaño—. No hay nada que perdonarte, Melody.

—No es la primera vez que te llamo —confieso—. Lo he hecho antes y siempre atendió Eri.

—Estuvo a punto de bloquearte, pero le dije que no lo hiciera —ríe—. Tenía el presentimiento de que eras tú.

—Mamá... —la pregunta se atasca en mi garganta—. ¿Qué crees que habría hecho él si estuviera en mi lugar?

—¿Tu padre? —puedo imaginarla sonriendo—. Los habría mandado a la mierda a todos —suspira—. Y si todavía estuviera aquí no habría dejado que te marcharas así. Liam Corbyn no iba a quedarse esperando a que lo llamaras, de seguro ya te habría encontrado.

—He pensado mucho en él, en las cosas que la fama le quitó y no quiero eso para mí, mamá. Quiero ser libre, vivir sin preocuparme porque el día de mañana un paso en falso me haga caer y no poder levantarme.

—¿Qué vas a hacer? —suspira—. Quiero ser parte de ello, hija; todos nosotros.

—Ahora no soy nadie y eso me gusta, puedo hacer lo que quiera y nadie va a juzgarme... Tengo amigos, un trabajo y estoy conociendo a alguien.

La melodía que nos une [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora