4 | «Buscaba cambiar de aire»

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Al terminar el ensayo Abraham y Lena se marcharon a su casa. Phebe tardó en irse porque subió a una de las habitaciones con Harry y, cuando después de media hora, volvió a bajar se dio cuenta de que había perdido un arete por lo que regresó a buscarlo tardando media hora más. Cuando finalmente se fue, no hizo falta recordarle a Harry que debía llevarme al taller de Garret, sino que él mismo vino hasta la habitación de Giulia a preguntar si estaba lista.

—Buscaré una película o algo interesante para que veamos luego —dice Giulia desde el umbral de la puerta viéndonos caminar hacia el auto.

—Yo voy a quedarme en casa de Abraham, así que no me tengas en cuenta para la elección —suelta Harry y Giulia le hace una mueca a sus espaldas.

Como no me reúna con mi bolso hoy mismo moriré de hipotermia. El invierno está a la vuelta de la esquina y ya puede sentirse su cercana presencia en el viento helado que corre por todas partes. Además, necesito a Boboo para poder comciliar el sueño con mayor facilidad, siempre ha sido así.

Estiro mi mano hacia la manija de la puerta trasera, pero entonces Harry suelta un «E, e, e, e» y mi mano retrocede automáticamente a la vez que mis ojos se abren como platos intentando identificar mi error.

—¿Qué pasa? —pregunto sin entender absolutamente nada.

—¿Te crees que soy taxi? —dice con tono divertido frunciendo el ceño.

—¿Qué? —Mi ceño es un reflejo del suyo.

—Ve adelante, no soy taxista para llevarte atrás —Se encoge de hombros a la vez que abre la puerta del lado del conductor.

—Perdón —murmuro subiéndome como copiloto.

En casi diecinueve años puedo contar con los dedos de una sola mano las veces que viajé delante en un coche que no fuera mío y aún así me sobrarían dedos. De pequeña, mamá y mis padrinos me hacían ir detrás en la silla de seguridad al igual que cuando salía a pasear con la abuela Grace. Con la nonna paseaba caminando porque no sabe conducir, mi tío Theo siempre iba a buscarme con algún amigo que ocupaba el asiento delantero, así que me acostumbré a ir en los de atrás. Cuando tuve la edad suficiente para comenzar a salir sola llevaba un chofer conmigo, al igual que cada vez que salía con Robin o Wanda y ahora que tengo mi propio auto soy la que conduce.

Hace reversa en silencio y una vez que hemos adelantado unas cuantas calles comienza a hablar.

—No sé si Garret sigue en el taller todavía, se nos hizo algo tarde.

Enciende la pantalla de su celular confirmando la hora. Apenas son las nueve de la noche y sinceramente no considero que sea tan tarde, pero eso es porque estoy acostumbrada a levantarme al mediodía y volverme a dormir cuando el sol está saliendo, por lo que entiendo que para alguien que pasa todo el día encima de sus huesos las nueve de la noche sean como las tres de la madrugada.

—¿Phebe encontró su arete? —pregunto viendo su mano dirigirse a la guantera y chocar con mis rodillas en el proceso.

—Lo tenía dentro de su bolso, no había perdido nada —rueda los ojos divertido.

Saca un paquete de chicles y se mete uno a la boca tendiéndome luego el paquete.

—Tiene mucho talento —comento tomando un chicle y volviendo a meter el resto en la guantera—, todos en realidad.

A Phebe lo único que la perjudica es su mala actitud, pero fuera de eso es realmente excelente con el piano. Lena es increíble y Harry sobresale con la batería. A Mike lo escuché tocar aquella noche en el bar por única vez, pero se nota que lo hace demasiado bien y Abraham... Si todavía tuviera una carrera musical de la que preocuparme haría que mis productores lo siguieran hasta el fin del mundo para lograr hacer una canción con él.

La melodía que nos une [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora