Giulia a mi lado se sacude de un lado a otro bailando la canción que los chicos están tocando; de vez en cuando me pecha con el codo para que la siga, y aunque lo hago por algunos segundos, termino quedándome quieta en cuanto ella se voltea. Mis ojos están fijos en el escenario y solo puedo concentrarme en eso, en él; la forma en que sus bíceps se marcan cada vez que golpea la batería, su sonrisa ladina cuando intercambia miradas con Mike o con Phebe, como le saca la lengua a Lena agrandando los ojos y como regresa su vista a mí cada vez que puede; todo es perfecto, tan así que hasta parece irreal.
¿Acaso así tiene que sentirse el amor? Como si solo existiéramos nosotros dos a pesar de estar rodeados de personas, como si de alguna forma cada acción estuviera destinada a acabar uniéndonos y toda angustia y ansiedad desapareciera de mi cuerpo cada vez que nuestras miradas se conectan; porque si es así, no me queda duda alguna de que estoy enamorada de Harry y mi pasado no me detiene, ya no más.
—Voy a la barra —digo viendo a Giulia que asiente con la cabeza y regresa a su baile eufórico.
Me muevo entre la multitud hasta llegar a la barra donde Nick y su padre están a tope de clientes. Como no queda siquiera un mísero lugar libre, opto por quedarme de pie y brazos cruzados esperando a que la barra se libere; cosa que ocurre casi veinte minutos después.
—Lo único malo de ser hijo del jefe es que si el bar está lleno y tú estás en tu día libre debes venir a trabajar de todas formas —dice él con un claro tono de queja—. ¿Qué vas a pedir? ¿Quieres prepararlo tú misma? Di que sí, por favor.
Yo sonrío rodando los ojos y me meto detrás de la barra—. Solo quiero whisky de frutilla.
—No deberías beber tanto ahora —Volteo mi mirada hacia él frunciendo el ceño—. O sea, eres libre de beber cuando quieras, pero mañana trabajas y ya sabemos lo que pasa cuando te emborrachas la noche anterior.
—Solo voy a beber este vaso y ya —me encojo de hombros.
Ubico la botella de whisky encima de la repisa de madera y me estiro más que el cuello de una jirafa para poder llegar a ella, cuando finalmente la alcanzo suelto un suspiro de alivio y me volteo hacia la barra para tomar un vaso.
—La noche es joven, Dakota de mi alma, no sabes cuándo sucederá algo que amerite festejar con alcohol —Él se recuesta encima de la barra y al segundo siguiente vuelve a erguirse siendo fulminado por la mirada de su padre.
Con el pasar de los días me he dado cuenta de que el señor Jefferson en realidad es más odioso de lo que creía y que su cara de hombre bueno solo la muestra al principio; cuando ya lo conoces un poco más te das cuenta de que en realidad solo es otro tipo aburrido que explota a sus trabajadores y los maltrata al mínimo error.
—Estoy agotado —restriega sus ojos—. Si de casualidad traes una pistola contigo y eres tan amable de pegarme un tiro te lo agradecería.
—¿Quieres que me quede a ayudarte? —Ni bien termino de preguntar él niega con la cabeza agrandando los ojos.
—¿Para que después ande diciendo que soy un inútil? —señala a su padre con los ojos—. No, gracias.
—Tú no necesitas ayuda, pero yo quiero ayudarte —Sin decir más camino a los vestidores en busca de mi delantal y al regresar le sonrío—. Para eso están los amigos.
—Solo trata de no ensuciarte, ni de sudar, ni desacomodarte el cabello —hace ademanes extraños poniendo cara de asco—. Tienes que llegar perfecta al final de la noche.
—Tanto trabajo te está haciendo delirar —digo mientras me sirvo el whisky—. Si quieres ve a despejarte un rato, yo me quedo.
—Hazme caso —alza ambas manos—. Luego no digas que no te avisé —Toma una cajetilla de cigarros y un encendedor y sale de detrás de la barra haciéndome una seña con la cabeza hacia la puerta—. Regreso en cinco minutos.
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La melodía que nos une [✓]
Любовные романы[EL ARTE DE UN CORAZÓN ROTO #2 🎤] Cuando tu nombre esté en boca de todo el mundo y de ellas solo salgan palabras hirientes, lo único que querrás hacer será escapar, huir allí donde nadie te conoce e intentar comenzar otra vez sin los fantasmas del...