3 | «¿Te conozco?»

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Durante los primeros segundos después de despertar me cuesta ubicarme en tiempo y espacio. Luego, como si de flashes se trataran, mi mente recuerda la noche anterior y siento un pinchazo en la cabeza. Siete rondas de cerveza para alguien que está acostumbrada a beber no mas de dos copas por noche es mucho, es demasiado y reconozco que me pasé; por eso agradezco que este dolor de cabeza sea mi única consecuencia.

Busco con los ojos algún reloj guindando de alguna de las paredes, pero no hay nada; de hecho, las paredes están completamente vacías. Me siento en la cama procesando la vida en un largo bostezo que me eriza toda la piel y luego me levanto encaminándome al baño. Unos minutos después estoy bajando las escaleras guiada el sonido de unas carcajadas.

—Estaba a punto de ir a ver si te encontrabas bien —dice Giulia al verme entrar en la que parece ser la cocina.

Está parada junto a un mueble lleno de ollas y desde ahí me muestra su sonrisa amplia para después señalar con su cabeza a Lena que está sentada a uno de los lados de la mesa.

—¡Aquí está la gran mujer! —exclama Lena abriendo los ojos como platos mientras se pone de pie y camina hacia mí con una mano en alto.

Antes de que llegue alzo mi mano haciendo que choque la suya en el aire y sonrío mientras me abraza.

—Anoche... En serio, Dakota, muchas gracias —niega con la cabeza mientras regresa caminando hasta su silla—. No me cansaré jamás de agradecértelo.

—No tienen nada que agradecer, en serio, fue un gusto —sonrío—. ¿La chica de la banda está bien? —pregunto tomando asiento en la silla frente a ella al otro lado de la mesa.

—¿Phebe? —ella alza las cejas—. Phebe siempre tiene algún problema, no es la primera vez que nos hace esto y estoy segura de que tampoco va a ser la última... Sabes... por eso.

—No —Giulia nos mira a ambas por encima de su hombro mientras da vuelta un hotcake en la sartén—, no sabe, Lena. Apenas ayer nos conoció, ¿lo olvidas?

Lena se golpea la frente con sus dedos a la vez que se muerde los labios.

—Phebe se puso celosa porque Harry tenía una mancha de labial en la camisa. Le pidió explicaciones. Harry claramente no se las dió y ella lo amenazó con no tocar...

—Sabe que Harry haría cualquier cosa por la banda y creyó que así él le diría con quien estuvo besuqueándose para que después ella pudiera sacarle los ojos a la chica con sus propias uñas —agrega Giulia rodando los ojos.

—Harry iba a decirle quien era la chica y entonces entré yo con mi capa roja de super héroe para cumplir mi papel de mejor amiga y salvarlo —alza el puño hacia el frente como si fuera Superman—. Le dije que Harry no tenía por qué contarle nada y que si no quería tocar que no lo hiciera... Que no fuera tan infantil porque ella y Harry solo son amigos.

—De seguro pensaste que se iba a dejar de molestar con el tema, ¿no? —pregunta Giulia y Lena asiente repetidamente.

—Sí, pero obvio no fue así. La muy descarada me echó el dedo, se dio media vuelta y salió del bar como si nada. ¡Quince minutos antes de salir a tocar! —tira de sus cabellos suavemente—. Lo recuerdo y me da un ataque colérico.

Giulia se acerca y pone un plato rosa con fruta cortada frente a mí para después vaciar en él los hotcakes. 

—No tengo mucha hambre... —comienzo a excusarme, pero ella agranda los ojos señalando el plato y me veo obligada a comer.

—Necesitarás fuerzas para el resto del camino.

—Primero debo conseguir alguien que arregle mi camioneta —cargo algo de banana y fresa en mi tenedor y me lo llevo a la boca—. ¿Me acompañas a algún taller luego de acabar con esto?

La melodía que nos une [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora