XV

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Los días continuaron avanzando, y la relación entre Draco y Harry se profundizaba en secreto. Los encuentros a solas se volvieron más frecuentes, llenos de risas, conversaciones íntimas y miradas que hablaban de lo que aún no se atrevían a decir en voz alta. A medida que pasaba el tiempo, su conexión se volvía más fuerte, y ambos sentían que estaban al borde de algo significativo.

Una tarde soleada, mientras el sol dorado se filtraba a través de la torre de astronomía, Draco y Harry se encontraron solos. La atmósfera estaba cargada de anticipación, como si ambos supieran que este era un momento crucial. Estaban sentados en un rincón apartado, compartiendo un silencio cómodo pero cargado de emociones.

Harry rompió el silencio, su voz apenas un susurro. — Draco, hay algo que quiero hacer.

Draco lo miró con curiosidad y una chispa de anticipación en sus ojos grises. — ¿Qué es, Potter?

Harry se acercó lentamente, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza. Sus dedos temblaron ligeramente mientras alzaba la mano y acariciaba suavemente la mejilla de Draco. — Esto.

Y entonces, sus labios se encontraron en un beso suave pero cargado de significado. Fue un beso que selló todas las emociones que habían estado compartiendo en secreto, un beso que abrió la puerta a lo que habían estado evitando admitir: que estaban enamorados.

El tiempo pareció detenerse mientras se perdían en el beso, explorando los labios del otro con ternura y pasión. Fue un beso lleno de promesas y esperanza, un beso que los unió en un nivel más profundo.

Después de que se separaron, se quedaron mirándose, sus alientos entrelazados. Harry sonrió suavemente, su mano encontrando la de Draco y entrelazando sus dedos.

— Eso fue... — Draco comenzó, pero no encontró las palabras adecuadas.— Yo quería dar el primer paso, es injusto, Potter.

— Sí, fue...fue perfecto... — Harry asintió, su mirada fija en la de Draco.— Lo mío fue un acto de justicia. Te robé un beso porque tú llevabas meses robándome el sueño.

Aunque Draco disfrutaba de su tiempo junto a Potter, no podía evitar sentir una punzada de culpa cada vez que pensaba en Blaise y en la conversación que sabía que inevitablemente tendría que enfrentar. Una tarde, después de una clase de Pociones, Blaise se acercó a Draco cuando ambos se encontraban en el pasillo. Miró a su alrededor, asegurándose de que estuvieran solos, antes de hablar.

— Draco, necesitamos hablar.

Draco asintió con cautela, sintiendo la tensión en el aire. — Está bien, Blaise. ¿Qué pasa?

Blaise suspiró, su mirada fija en la de Draco. — No puedo evitar notar que has estado distante últimamente. Algo ha cambiado en ti, y quiero saber qué es.

Draco se sintió atrapado entre la necesidad de ser honesto y la necesidad de proteger su secreto. — Blaise, no es nada importante. Solo he tenido algunas cosas en la mente, eso es todo.

Blaise frunció el ceño, no satisfecho con la respuesta. — No me engañas, Draco. Hemos sido amigos durante mucho tiempo, y puedo decir cuando algo te está afectando...incluso tu mirada es diferente.

El corazón de Draco dio un vuelco en su pecho, pero mantuvo su compostura. — No sé de qué estás hablando, Blaise. 

Blaise lo miró fijamente, como si estuviera tratando de leer la verdad en sus ojos. — No voy a presionarte, Draco, pero quiero que sepas que puedes confiar en mí. Si algo te está preocupando, estoy aquí para escucharte.

Después de esa conversación, Draco se sintió aún más atrapado en su dilema. Sabía que eventualmente tendría que enfrentar la verdad y hablar con Blaise sobre su relación con Harry, pero por ahora, quería mantener su secreto protegido.

Amortentia - Drarry -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora