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El apogeo por las compras matutinas en aquella zona donde los mercaderes alzaban la voz para destacar sobre los demás buscando atraer a las personas a sus puestos.

Mientras el joven Omega de cabellera rizada en un verde oscuro similar al pino del bosque, caminaba de manera pausada enfocando su vista en los puestos y escuchando las ofertas en busca de algo de su interés.

Era una mañana relativamente tranquila, durante el tiempo que ha estado en la tribu ha comenzado a sentirse parte también del lugar.

Se sentía completo al no tener que ocultar su aroma ni su casta Omega, comenzaba a forjar su propio camino sin prisa alguna.

Al dar unos pasos delante vio la cabellera rubia de su amigo junto a la pelirroja, caminaban tomados de las manos mientras mantenían una animada conversación.

Estuvo a punto de llamarlos cuando sintió a alguien atraerlo a un callejón cubriendo su boca.

—Este es el Omega que escapó Dabi.

Sus orbes jades reflejaron asombro y pánico, su rostro palideció por completo con esa oración dicha por el peliblanco.

La sonrisa retorcida del pelinegro se ciñe sobre su rostro pareciendo que encontró un gran tesoro.

—Miralo está tan aterrado Shigaraki.

Aunque su miedo intentó paralizarlo, no dejaría que lo llevarán de vuelta. Si tan solo escapa podrá alcanzar a Yuuga o ir con el líder Yamada en busca de ayuda.

—Debemos darnos prisa para no llamar la atención.

Comenzando a forcejear en un intento por quitarse de encima los brazos de aquel Alfa cuya mirada se mantenía de un rojo vivo, un rojo que le recordó a las amenazas de sus dueños sobre marcarlos como a los animales de crianza.

Quieto.

Le gruñe dándole la órden el enigma al chico, esa voz accionó algo dentro de él dejándolo vacío y nulo al igual que una muñeca de trapo.

Su Omega nunca escucha las órdenes de otros Alfas, ¿por qué está vez es diferente?

—Mientras obtengamos nuestra recompensa no importa si nos divertimos un poco con él después de salir de aquí.

Izuku cerró sus ojos implorando que solo fuera una pesadilla, ellos no lo buscaron. Los dueños siempre se quejaban de él, incluso si volvían a encerrarlo encontraría la manera de escapar.

Su mandíbula se tensó, era bastante la desesperación que lleva consigo dentro al ser incapaz de hacer algo por sí mismo en ese instante. Tampoco puede pensar en una solución.

Por un pequeño instante cierra sus ojos, ''más adelante'' se repite, él encontrará la manera de escapar porque si nadie fue capaz de liberarlo de ese calvario que tuvo que llamar hogar por años duda que llegue finalmente un milagro.

—Tu eres quien debería quedarse quieto.

El viento oscilaba la prenda elaborada de una seda difícil de conseguir de una tonalidad rubí brillante, mismo color que la mirada del portador de aquella prenda. El arma afilada no tardó en retirarse de su cubierta para recaer sobre el cuello de su enemigo.

—Si fuera tú no intentaría salvarlo— le dice el rubio al otro Alfa que parecía que se iría sobre él—, ahora suelta a mi Omega.

Exigió el Alfa cenizo al par de Alfas de pacotilla, el aroma del rubio era liberado de forma territorial y bastante amenazante. En cuanto el agarre que mantenía al pecoso preso se deshizo el chico corrió posicionándose tras de él.

Detrás Del Velo [BakuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora