[04]

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—Veté —Le dice el Omega al notar su aroma traspasar la puerta.

—Necesitamos hablar.

—No pienso convertirme en tu Omega, ¡Lárgate!

—¡Nadie querría a un Omega inútil e insolente como tú!

No necesitó respuesta alguna del contrario ya que su olor espeso se filtraba por la puerta de roble, una fragancia natural similar al bosque con toques ásperos de menta que se intensificaban llegando a ser picante.

El Omega está furioso, por lo que no tratará de insistir más.

Su lado Alfa gruñe en señal de desaprobación.

Bufó fastidiado, lo último que quería era envolverse con un Omega con características a las que siempre huyó.

Frágil y temeroso.

Piensa en cómo terminar esa mierda de cortejo falso lo más pronto posible, solo tenía 3 meses para presentarse en su hogar con su pareja.

O no tendría oportunidad de volver a pisar el lugar. En otras ocasiones no le importaron las constantes amenazas de la vieja bruja, sin embargo ahora fue diferente ella logró confiscar su espada.

Un regaló de su abuelo, era un arma encantada con una antigua magia, creada con el fin de proteger y fortalecer al lugar dónde se asentará el portador.

Era indispensable para él y sus viajes de expansión de territorio.

Ahora está atado con un Omega que ni siquiera le llama la atención y que seguramente terminará rechazándolo.

No es cómo si nunca antes hubiera buscado un compañero, lo ha buscado durante mucho tiempo, tal vez desdé que sospechaba cuál sería su casta.

El problema que ha tenido al momento de buscar pareja, es que lo ha hecho pensando en qué sea un buen líder para su tribu.

No podía permitir que un Omega dependiera de él para todo.

Habrían ocasiones en las qué tendría que viajar constantemente y necesitaría a alguien fuerte al mando.

Alguien capaz de protegerse a sí mismo y a sus futuros cachorros.

Maldice su situación y se dirige al bosque, para poder convertirse en lobo.

Iría a desquitarse derribando algún árbol y con sus garras dar zarpazos en la corteza hasta el cansancio.

[...]

Ese comentario lo colocó fuera de sí, ya tenía suficiente sobre cómo debería ser un Omega.

Estaba harto de escuchar diferentes comentarios al respecto, ya que para él era como si nunca llegarán a un acuerdo.

Todos esperaban algo distinto de él, por el simple hecho de ser Omega.

Deseaba callar todas esas voces dentro de él.

Incluso a su Omega, que ya estaba desesperado por formar su manada, al encontrarse en la época más fértil de su vida.

Ahora tenía a un Alfa tras él y eso descontroló totalmente a su lado Omega.

Lo único que agradece de está situación es que la elección de aceptar a ése Alfa depende totalmente de él.

Al cual no dudará en rechazar a la primera oportunidad que tenga.

Aunque en el momento que arribó al lugar lo que buscaba era empezar de cero y pasar desapercibido, para después hacer aquello que siempre soñó.

Cumplir su sueño de ser libre y poder descubrir que existe más allá de los límites de los viejos mapas que alguna vez en su infancia contempló con tanta emoción.

Gran Torino lo tomó como su discípulo y aunque en un principió su trabajo consistía en sólo atender a los clientes, vio potencial en él.

Enseñándole desde forjar una espada hasta cómo defenderse y atacar con una.

Con esfuerzo durante semanas había estado preparando todo para su siguiente viaje.

Lamentablemente tendría que posponerse otras semanas, hasta que terminara el cortejo podría liberarse de ese irritante Alfa.

Por ahora concentraría toda su ira dando golpes para forjar la espada que llevaría con él. Y también debería empezar a buscar cómo llevarla consigo sin que llame mucho la atención.

Dejó ir ese mal rato y concentra sus energías en aquello que lo hace feliz.

Detrás Del Velo [BakuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora