[08]

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El cenizo prefirió preparar con antelación el regalo para el omega. Pensando que un conejo sería un buen alimento para el pecoso.

Tal vez estos últimos días ha exteriorizado su preocupación, llevándolo a ser más lento de lo que nunca ha sido cazando o ese maldito conejo era demasiado escurridizo para él.

Lleva horas tras su presa, ha realizado múltiples movimientos y fallado en cada uno de ellos. Cuando llega a acorralarlo mantiene su distancia analizando sus movimientos para aprovechar la confianza que tiene el conejo a su entorno.

Estando a un solo paso de atraparlo de no ser que otro lobo iba tras su presa, no contuvo su ira, por lo que se lanzó directo a atacarlo, estando a punto de desgarrar su cuello.

Sin embargo el olor a refrescante lluvia durante un sofocante día verano y dulces bayas silvestres nublaron su mente, desconcertado se mantiene quieto analizando aquella fragancia.

¡Por dios!, ¿qué diablos hacía un omega en celo lejos de su hogar?

El empujón que recibió en sus costillas le hizo notar finalmente algo que solamente pocas veces había presenciado.

«Un Omega puro»

Eso fue suficiente para ser lanzado contra el suelo de nuevo. Los pequeños colmillos se mostraban amenazantes junto con aquellos gruñidos.

Sus instintos continúan a flor de piel por lo que necesitan definir este encuentro en una lucha de dominio. Se obliga a despertar de su ensoñación preparándose al enfrentamiento contra el Omega.

La parte racional del Alfa se negaba a tal enfrentamiento, sin embargo su lado animal solo lo inundaba de pensamientos sobre someter al Omega bajo su yugo.

Un conflicto interno que dificultaba los movimientos del cenizo quien comienza a avanzar rodeando al Omega.

El lobo peliverde se lanza directo a sus costillas y Katsuki hábilmente se mueve ocasionando que el contrario solo muerda un mechón rubio.

Gruñe alejándose del oji rubí, ahora fija su vista en una de sus patas traseras. Agita su cola esponjosa, y libera más de sus feromonas para confundirlo.

Katsuki posa su pecho en el pasto fresco para no respirar el aroma. Gruñe fiero intimidando al Omega, avanza rápido embistiendo contra su cuerpo.

Continuaron de esa manera un tiempo considerable pero Izuku fue el ganador de ese encuentro, quedando encima del cenizo mostrándole sus colmillos y un sonido que provenía desde su garganta le hacía ver su ira.

Bakugo al encontrarse cerca de su cuello nota que desprende un olor que rápido reconoce, ya que es propio del cenizo. Solo un Omega podría tener ese aroma, tenía que ser una casualidad muy grande que tuvieran que encontrarse esa noche. 

El lobo cenizo se da vuelta aún atrapado por el Omega, y de manera rápida se impulsa con sus patas traseras para volver a intentar someterlo. Se encontraba incrédulo, incluso habiendo impregnado a Izuku con su olor, este se mantenía alerta y se negaba a permitirle acercarse.

Pareciendo listo para atacar en cualquier momento, el lobo peliverde sigue con la mirada hasta el más mínimo de sus movimientos.

Ambos se encuentran jadeando, en sus formas lobunas, al encontrarse con la luna en el punto más alto y como efecto del "celo", necesitan cumplir con lo que el instinto grita y regresan a su forma humana.

«apareamiento»

Oyen repetir en su mente aquella palabra, las respiraciones agitadas eran todo lo que se escuchaba. Ni siquiera Izuku noto que habían llegado a su nido.

Detrás Del Velo [BakuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora