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MI HERMANO Y yo nos encontrábamos despidiéndonos de nuestra querida y preciada madre, Florentine Williams.
-Todo estará bien ¿si? -habla mamá colocando bien la chaqueta de Ares- ¿tienes el?
-Si mamá, tranquila -habla mi hermano interrumpiendo a mamá-
-Muy bien hijo, cariño, ¿tú llevas? -esta vez mamá me habla a mi-
-Si mami, lo llevo -dejo ver el pequeño colgante que papá le regaló a mamá cuando eran jóvenes-
-Muy bien, muy bien, no perdáis nada.
-Nunca lo haríamos -habla Ares por los dos, el en cambio tiene un reloj de bolsillo con las iniciales de mamá y papá- te echaremos de menos...
A este punto mis ojos están aguados, mamá también los tiene, pero ella intenta calmar las ganas de llorar dándonos una frágil sonrisa, mamá nos atrapa en sus brazos y disfruto cada segundo de este.
-No lloréis mis niños, no me gusta veros así...
Los últimos llamados para subir al tren nos hacen separarnos del cálido y triste abrazo.
[...]
Ares y yo encontramos un vagón con unos tres niños, parecen ser trillizos.
-¿Podemos sentarnos? -Ares habla por mí-
Un trillizo decide asentir mientras murmulla un ''mhm'', así que Ares sube nuestras pertenencias a una especie de estantería y nos sentamos frente a los trillizos rubios.
Las paradas en el tren se iban haciendo más y más pesadas cada vez, yo lloraba en el hombro de Ares, mientras este me consolaba.
-Duerme ¿vale? -asiento ante las palabras de mi hermano y me recuesto en su hombro-
[...]
-Ya llegamos -escucho en un susurro-
Abro mis ojos viendo por la ventana un cartel que ponía ''Coombe Halt''.
Ares me da mi maleta y agarra mi mano yéndonos de ese tren, bajamos y subimos a la especie de plataforma de madera.
Unas voces se escuchan a un lado, ¿más niños?, pienso al ver a los cuatro niños.
Un coche se escucha a lo lejos y Ares tira de mi hacia bajo de la plataforma, yo me quejo mientras mantengo el equilibrio.
-El profesor sabría que vendríamos -habla la chica mayor-
Siento un pequeño tirón en mi gabardina así que miro al culpable del tirón, la pequeña niña me sonríe y mueve su mano en señal de saludo.
-¿También vas a casa del profesor Digory Kirke? -asiento ante la dulce voz de la niña, que esta al verme asentir sonríe aún más-
Una señora aparece con un caballo y una especie de carroza detrás, mi vista se concentra en el bonito caballo blanco, es hermoso.
-¡Atenea! -la voz de mi hermano me despierta del trance-
Mis mejillas se tornan de un color carmesí al ver como todos tienen la mirada fija en mí, una mano se posa frente a mí, así que sin ver de quién es la tomo, una vez sentada como podía levanto mi cabeza para ver quién me ayudó a subir.
-Gracias -digo con vergüenza al rubio-
-De nada, probablemente no hayas oído como nos llamamos -niego con la cabeza y este ríe- yo soy Peter Pevensie, ella es mi hermana Susan, Lucy y por último mi hermano Edmund
Mientras dice los nombres va señalando a los propietarios de estos, que me sonríen todos menos Edmund, sin el sonreírme le sonrío yo, el en cambio rueda los ojos y yo no le tomo importancia a su actitud.
-Dejalo, es así -me habla Susan-
-No importa, tranquila.
Una gran casa se hace ver en mi campo de visión, es bastante bonita y se ve muy grande y espaciosa.
El carruaje se para y Ares me ayuda a bajar, tomo mi maleta una vez estoy abajo.
