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LA CASCADA CONGELADA terminó por romperse creando una especie de ola que provocó que nos moviéramos hacia delante y nos hundiéramos hacia abajo, sentí quedarme inmóvil al notar cada parte de mi cuerpo llena de la fría y congelada agua.
El hielo vuelve a salir a la superficie y solo puedo escuchar un pitido por el agua y gritos de esfuerzo de alguno de nosotros, los castores que iban por debajo del agua nadando pero suben al hielo junto a nosotros, mi cabeza mira a todos y ahí es dónde me doy cuenta que Lucy no estaba.
Me quito el abrigo del que me sujetaba Ares y me hundo en el agua tratando de ver dónde estaba Lucy, salgo a la superficie y escucho los llamados de todos diciendo mi nombre, vuelvo a hundirme en el agua y trato de concentrarme en el agua, el colgante me ayuda con la temperatura del agua haciendo que sea soportable para mí y me facilita encontrar a Lucy indicándome dónde está y haciendo que pueda nadar fácilmente en el agua.
Lucy, asustada agarra mi mano y la atraigo a mí, la pequeña castaña se agarra a mi ropa y yo nado hasta llegar a la orilla, ayudo a Lucy a subir y salgo del agua, intentando controlar mi respiración.
-¿Alguien tiene nuestros abrigos? -dice Lu abrazándose a si misma, al igual que yo-
Los chicos sonríen al vernos sanas y salvas, Peter y Susan corren hacia Lu abrazándola, Ares viene hacia a mí y me rodea con sus brazos.
-No os preocupéis, vuestros hermanos no dejarán que nada os pase -dice él castor-
-Como vuelvas a asustarme así no se lo que haré -Ares besa mi cabeza y yo me rio mientras lo aparto un poco de mí-
-Yo creo que no van a necesitar esos abrigos.
Al parecer toda la nieve se estaba derritiendo, yo sonrío al ver como un árbol estaba prácticamente sin nieve en él.
-Gracias por salvar a Lucy -Peter me dice-
-No fué nada, seguro que hubierais hecho lo mismo.
Susan, al parecer le hecha una mirada a Peter para que se vaya, así que este lo hace sin más yendo con Lucy, los castores y mi hermano.
-De nuevo gracias, y perdón por haberte dicho eso en el rió, fui una tonta al querer creer al lobo y eso que hiciste con el hielo fue increíble -Susan parecía apenada y parecía ser muy sincera-
-Perdonada, pero no deberías fiarte tanto de las palabras de la gente, sobretodo de los lobos -Susan y yo echamos una risa- perdón por haberte gritado, mi paciencia se agotó y estaba un poco harta, y gracias por que ni yo se lo que hice.
---No importa eso, lo que importa es que me perdonaste, estoy feliz de que volvamos a estar bien entre las dos, eres la primera amiga que tengo este año y no solo digo aquí, también me refiero en Finchley.
Le sonrío a Susan al escuchar sus palabras y no puedo evitar no abrazarla, menos mal que ya estábamos secas y cambiadas.
Yo antes llevaba un jersey azul, unas calzas junto a una falda negra, unas botas negras un poco desgastadas y debajo del jersey una camiseta corta azul pastel.
En cambio ahora yo llevo la falda sin las calzas, las botas y la camiseta corta azul pastel, habíamos dejado las cosas mojadas en unos troncos de árboles.
