Alan se quedó confundido ante la reacción de Rafa ante lo que dijo de Guillermo.
–Rafa ¿Guillermo te dijo algo?– pregunto Alan mientras inclinaba su cabeza de lado.
–No Alan, es más, me tengo que ir– respondió Rafa para después salir corriendo de ahí. Sabía que con esa información en manos de Guillermo, se volvía el mas débil de todos.
Alan sólo vio correr a Rafa con desesperación, parecía estar preocupado a su simple vista. Después Alan sólo puso los ojos en blanco y se fue con Oribe.
Alan estaba buscando a Oribe por todos lados hasta que vió hacia la puerta del patio, al parecer Oribe estaba en el patio pero había algo raro. Alan salió al patio, había cuervos en las bardas altas, el día estaba nublado, las brisas de otoño eran presentes y el ambiente sombrío también, había mucho bullicio y demasiada gente que no dejaba ver a Alan lo que pasaba al centro de aquel circulo de personas. Se puso de puntitas y movía toda su cabeza y su cuerpo para intentar ver.
Lo que vió lo dejo atónito...parecía que todo le estaba saliendo perfecto a Guillermo; al medio de aquel círculo estaba Oribe y Rafa ¿Peleando? Realmente extraño los dos eran muy buenos amigos como para que se golpearan.
Alan empujó a la gente para poder detener aquello y entender todo.
Oribe sujetaba a Rafa de su camisa y golpeaba su rostro el cual ya estaba sangrando.
–¡Bueno para nada! ¡Ojalá te pudras, idiota!– gritó Oribe mientras sujetaba a Rafa de su cabello, aquel chico ya estaba muy cansado y tiene un mirar perdido, parecía ya no estar aquí, concientemente.
Diego llego al centro y tomó de un brazo a Oribe.
–¡Oribe! Ya déjalo– pero como Alan era más delgado y tenía menos fuerza y Oribe era lo contrario, un chico fuerte. Oribe sólo sacudió su brazo y Alan cayó lejos del show, todos se rieron de él mientras algunos le dieron algunas patadas en su torso.
–¡Vete de aquí o terminas como él!– declaró Oribe mientras señalaba a Rafa, al cual le escurría ese líquido rojo por todo el cuerpo y rostro. Alan podía asegurarse que, incluso Rafa ya estaba llorando sangre.
Alan se raspó con el concreto del patio, sus manos sangraban y solo observaba como Rafa pedía ayuda, y también le pedía a Oribe que parará mientras todos los demás pedían más show y tiraban dinero, eran unos malditos enfermos. Alan aún en el suelo pudo observar entre los huecos que había entre personas vio al fondo a Guillermo con una sonrisa enorme sentado en una banca comiendo un poco de fruta mientras escuchaba como Rafa sufría. Alan sabía que Guillermo estaba involucrado. Así que se levantó, sacudió su pantalón y corrió hacia donde estaba Guillermo.
–¡Tú tienes la maldita culpa! ¿qué tal si lo mata?– expresó Alan con furia al llegar con Guillermo.
Guillermo puso los ojos en blanco al escuchar a Alan–¿Es en serio? Ya déjenme vivir, ni quién quiera hacerles más miserable la vida–
–¡Claro que lo harías! Simplemente eres un loco psicópata que busca llamar la atención– continuó Alan mientras golpeaba la banca con sus puños.
–Orale, que padre...– contestó Guillermo mientras tanteaba con la cabeza, sus ojos parecían dos cristales llenos de rencor y furia.
–Oh, ahí viene el director, suerte– Guillermo se despidió al ver ir al director dirigirse al circulo, se levantó de la banca y divagó en el lugar con una sonrisa siniestra.
–¡Maldito seas, Guillermo Magaña!– exclamó Alan con enojo y dando un golpe en suelo con la planta de su pie.
El director llegó al suceso y se llevó a Oribe y Rafa. El chico afectado ya ni siquiera estaba consciente, de su boca escurría sangre y su cuerpo daba convulsiones intermitentes, estaba despeinado y tenía algunas hojas de los árboles entre su cabello, su ropa estaba hecha una completa asquerosidad. Fue hasta que en medio del pasillo, Rafa se desvaneció repentinamente dejando escuchar un golpe con eco que llamo la atención de todos, algunos gritaron, otros sólo se paralizaron y otros simplemente lo dejaron pasar. El director se asustó mucho al ver eso, le preocupaba que estuviera muerto.
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𝐑𝐮𝐞𝐠𝐚 𝐩𝐨𝐫 𝐞𝐥𝐥𝐨𝐬
Fiksi Penggemar𝔈𝔫 𝔩𝔞 𝔟𝔲𝔩𝔩𝔦𝔠𝔦𝔬𝔰𝔞𝔰 𝔠𝔞𝔩𝔩𝔢𝔰 𝔡𝔢 𝔐é𝔵𝔦𝔠𝔬, 𝔯𝔢𝔠𝔬𝔯𝔯í𝔞𝔫 𝔭𝔞𝔫𝔠𝔞𝔯𝔱𝔞𝔰 𝔠𝔬𝔫 𝔲𝔫 𝔯𝔬𝔰𝔱𝔯𝔬 𝔱𝔢𝔪𝔦𝔡𝔬. 𝔘𝔫𝔞 𝔰𝔢𝔯𝔦𝔢 𝔡𝔢 𝔡𝔢𝔣𝔲𝔫𝔠𝔦𝔬𝔫𝔢𝔰 𝔥𝔞𝔟í𝔞𝔫 𝔰𝔦𝔡𝔬 𝔞𝔩𝔢𝔯𝔱𝔞 𝔯𝔬𝔧𝔞 𝔭𝔞𝔯𝔞 𝔩𝔞 𝔭𝔬𝔟...