2- Tentaciones.

845 84 4
                                    

¿Danger boy? Osea, ¿iba en serio? No pude comentar más acerca de ese mote, o yo que sé qué, ya que entró en su aula y me ignoró. Pero, ¿danger boy? Este enano me demuestra a cada palabra lo estúpido que llega a ser el ser humano. ¿Y para que diantres querrá ese mi teléfono? No, esa no era la pregunta, Nine. ¿De qué quiere hablar ese chico? Porque acaba de entrar en este instituto, no sé qué tanto tiene que hablar con un chico dos años mayor.

Five me miraba desde la ventana y me decía con señas que volviese, cosa que no tardé en hacer. El profesor tardó dos minutos más y luego dimos la clase. No presté mucha atención, estaba intentando averiguar por qué diez más dos (no me cansaré de llamarlo de forma ridícula) querría hablar conmigo, de qué y para qué. Intentando saber por qué fue a por Lisa y no me lo pidió a mi directamente. ¿Y si esconde algo por eso no quería que yo supiese que andaba buscando mi teléfono? No sé, Nine, creo que piensas más de la cuenta. ¿Por qué no prestas atención ahora a la clase de inglés que está apunto de comenzar? Porque era otra estupidez, estaba demasiado cansado como para tener que pensar en inglés. Alguien dijo "Exercise twelve" y salté como un resorte. ¿Quería prestar atención ahora o es que estoy buscando a ese enano. Five se dio cuenta y soltó una risita tonta que me desconcertó. No sabía porque había hecho eso. Ni quería saberlo, así que me recosté en mi pupitre y descansé un poco.

No tuvo otra cosa que hacer que gritarme en la oreja para despertarme. Ese profesor no es de mi agrado y no se me ocurrió otra cosa que levantar la mano para acto seguido pegarle a aquel que me hubiese gritado. Cosa que acabé por no hacer pero que, como si lo hubiese hecho, me hizo salir de clase. Five volvió a reírse y salí dando un portazo que enfureció más al profesor. ¿Qué iba a hacer yo ahora en el pasillo? Me senté en el suelo ya que quedaba aun media hora de clase y no me dejaría entrar. Poco a poco volvió a darme sueño y mis ojos se cerraban.
Algo me tocó la camiseta y abrí los ojos. No me hizo mucha gracia ver que Doce estaba agachado en frente mía con esa sonrisa estúpida.

-¿Tienes mal despertar? -preguntó cuando vio mi cara de horror al verle a mi lado.
-¿Tu eres imbécil? -Dije apartandolo con un empujón que casi hace que se caiga.
-Yo pregunté primero.

Me saca de quicio. El muy subnormal piensa...¿En que piensa? ¿Por qué yo? Es que no hay más chicos para molestar en todo el instituto. Me levanté y empecé a andar por el pasillo. El señorito no estaba contento con despertarme si no que ahora me seguía para vete tu a saber qué.

-Pues que sepas que te he despertado por tu bien. Te llega a ver un profesor y te cae una buena, aunque estando fuera no hace falta ser un genio para saber que algo bueno no has hecho -dijo mientras andaba más rápido. Al ser tan pequeño mis pasos multiplicaban los suyos y aun no me había alcanzado. Realmente me hacia gracia verle correr intentando parecer interesante o superior.
-Pues muchas gracias salvavidas, sin ti hubiese muerto en la dirección -dije sarcastico mientras me paraba en seco.- ¿Qué es lo que quieres de mi?
-Esto... -¿Ahora se pone tímido? No hay quien entienda a este chico.- Me dio casualidad que tuvieses un número como nombre. -seguía mirando al suelo.

Yo no dije nada. Me parecía una excusa muy tonta ya que también estaba Five. Además, ¿que maneras son esas de tener curiosidad? De pronto sonó el timbre y me dirigí a mi clase. XII gritó mi nombre. Ya me había cansado, ¿que querría ahora? ¿No ha tenido suficiente? Me giré y pude ver que tenía en sus manos algo negro. No quise pensar que fuera eso, pero nada, tenía mi móvil. ¿Fue cuando estaba durmiendo en el pasillo? No sé pero me había acabado de hinchar aquellos dos. Fui corriendo a él y le empujé contra la pared. El chico se asustó un poco pero él solito se lo había buscado. Le agarré por el cuello de la camiseta y lo atraje hasta mi un poco.

-Ya estas dándome el móvil -dije mirándole a los ojos.
-Me parece a mi que no -contestó con su tono prepotente creyéndose un macho.
-Tu lo has querido.

Se que no estuvo bien, hasta mi móvil hubiese preferido quedarse en la manos del enano antes de que pasara eso. Pero no pude contenerme y me tenía cabreado. Le di un puñetazo en la cara que hizo que soltase mi móvil y cayera al suelo y que él casi se cayera. Vamos, no lo hizo porque yo seguí agarrándole del uniforme. Vale, sí, ahora me sentía mal. Acababa de pegar a un niño dos años menor que no puede defenderse salvo con palabras que ni siquiera le ayudan. Y no tuve otra idea que hacer eso cuando todos salían de sus clases, pudiendo así ver como le pegaba al chico nuevo.

Y en dirección nos encontrábamos los dos. Mirando al suelo mientras nos llevabamos una bronca. Y encima fui yo quien salió perdiendo y fui expulsado del centro, quitando que me obligaron a pedirle perdón al niñito que se hacía el loco y ponía su cara de inocente. No era malo actuando. Pero me cabrea que solo saliese perdiendo yo cuando él me había provocado.

Total, que me dejaron quedarme las tres horas que quedaban pero sin acercarme al chico ni a su aula. Vamos, que me quedaba solo cuando Five iba al aula de Lisa a contarle que había pasado y cómo estaba Doce. ¿Y yo qué? ¿En serio mi mejor amiga se esta preocupando por el niño que me estaba sacando de quicio con su actitud de niñato? Menos mal que tengo un poco de madurez encima y no me vengo abajo. Bueno, o eso intento.

Al menos tengo que agradecer que no me despertara gritando. Como el hijo de pu..Profesor. Bueno, hay que admitir que tiene una cara bastante agradable de ver, menos con esa sonrisa. Aunque, bueno, tampoco es para tanto. ¿Nine? ¿Eres tu? Vale, el profesor me estaba mirando de forma extraña y quizás estaba esperando una respuesta por lo que me incorporé y dije "¿si?" y todos empezaron a reírse. Y eso era la último que me faltaba.

Ya está, el cambio de hora de por fin mi última hora aquí. Salí al pasillo, hacía calor dentro, y me puse en la ventana para que me diese el aire. Pero por lo visto uno no puede estar tranquilo nunca, el número salió de su aula hablando con un compañero. Estaba mirando hacia abajo pero cuando sacudió su pelo, supongo que para "peinarlo", pude ver por qué se ocultaba. Tenía la cara hinchada. Me había pasado tres pueblos. Debí contenerme.
Dejó de hablar con el chico y miró por la ventana, y por suerte, digo... Por desgracia me vio. Y no tuvo otra cosa que hacer que volverme a sonreír. ¿Quería volverme loco? Hace unas horas le había dado un puñetazo y sigue con esa actitud. Aunque tenía unas ganas horribles de ir a pedirle perdón como no lo había hecho en dirección y de ponerle hielo en la hinchazón.
Nine. Despierta y apartale la mirada a ese chico del demonio. Pero no lo hice, esa mirada me tentaba a ir a pegarle otra vez. A estar otra vez cerca suya, para poder meterme con él, claro. Gracias a Five pude entrar en clase y pude separarme de esa mirada que me ponía nervioso. Y dar la última clase y pasar una hora entera pensando en ese chico que me tenía en un sin vivir por su aspecto débil y su actitud insoportable.

Pero no había acabado. Alguien llamó a la puerta, era un chico que no conocíamos.
-¿Podría salir ya Nine? Dice el director que debe irse antes de encontrarse con Twelve en la salida.

¿Esto es en serio? No le iba a pegar a la salida. No le volvería a pegar. O eso pensaba hasta que al salir del aula me encontré con la víctima y el otro chico se iba.

-Tenemos que hablar, Nine.

Boom (Nine y Twelve - Zankyou)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora