9- ¿Fin?

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//Narra Nine //
Lo que me faltaba. Shibazaki en mi casa, sonriendo y con sus monos guardaespaldas. Totalmente perfecto.

-He venido a hacerle una visita a tus padres. Han tenido suerte de no estar. -Dijo cogiendo una nota de la nevera.- Pero esta nota me dice exactamente a qué horas están aquí.
-Como toques a mis padres te parto la boca. -Twelve dio un paso hacia delante.
-Shibazaki. No me esperaba este juego de niños de primaria de ti. Pensaba que serías más maduro. -Sonó el timbre y un grito que llevaba mi nombre.
-Deberíais preocuparos por vuestras amigas, pareja de numeritos.

Twelve salió por la puerta corriendo y gritó que Five estaba siendo perseguida por dos tíos armados y que ella apenas iba vestida. Mis padres o Five... Mi casa o Five... Twelve o yo... Decidir últimamente se hace más difícil.

//Narra Five//
Ni yo sabía cómo había saltado de la ventana de mi habitación en bragas y con una camiseta corta y casi transparente perdiendo una zapatilla al llegar al suelo.

Dos hombres con sus armas destrozaron mi puerta y entraron apuntándome sin darme otra opción que saltar. Jamás habría pensado que sería capaz de hacer eso y pensando tan rápido. Me sorprendí a mi misma.

Ahora iba corriendo con una sola zapatilla, la rodilla sangrando por la caída y los hombres detrás. Había llamado a la casa de Nine, pero no sé si les habrá dado tiempo siquiera a ver que estaba en apuros.

Me estaba cansando y esto no era nada bueno. Seguí un poco más, lo suficiente para llegar a unas calles estrechas donde podía jugar al despiste y me puse en la esquina de una de las calles a descansar un poco. Pero esos diez segundos no me eran suficientes, aunque correr era mi única salvación. Seguí callejeando hasta que uno de ellos fue listo y esperó en una calle, ahora tendría que salir y seguir corriendo.

Necesitaba algo de ropa y a lo mejor así podría pasar desapercibida para estos y entonces, vi la "solución". Un piso con escaleras de emergencia que subían al séptimo piso y dónde había ropa en el cuarto piso. Subí y mi otra zapatilla se quedó atascada y cayó al patio de un propietario. Pude observar que mi otro pie sangraba. Cogí un vestido y seguí corriendo después de bajar. Los matones estos me seguían de muy cerca. ¿Cómo pueden seguir? No aseguro ganar, pero joder, cansados deben estar.

Por fin llego al centro, lugar de tiendas. Entré en una, me escondí tras los helados pero vieron el resto de sangre que iba dejando a causa de mi pie. Mierda. Tenía que deshacerme de la sangre cuanto antes.

Salí de allí y me metí en una calle, luego en otra y en otra. Así hasta encontrar un sitio con sótano donde, gracias a dios, antes de llegar abajo había una puerta. Entré allí, lo que parecía ser una despensa, y escuché a mis perseguidores que no notaron nada y bajaron hasta abajo del todo. Allí me quité la sangre y salí. Fui despacio y ese fue mi error. Me esperaban fuera.

-Menos mal, señorita. -Uno de ellos sacó la pistola.

No iba a esperar a que me atraparan, violaran, dispararan o vete tu a saber qué cosa. Le di una patada, que ni yo veía capaz de realizar, al brazo con la pistola y salí corriendo aprovechando su confusión. No me demoré en entrar en una tienda de ropa un poco más adelante donde cogí un pantalón y me metí en el probador con total naturalidad.

Pero esos cabrones, no tenían suficiente. Entraron y declararon que era un atraco y mandaron a todos al suelo. Mierda. Me tumbé dentro del probador y vi que en el probador contiguo había una falda. Me la puse con el vestido por dentro y el pantalón que llevaba en la mano lo coloqué en mi cabeza, así quizás no me reconocieran. Abrieron los probadores del tirón viéndome en el suelo y pasando de mi. Había funcionado. Cerraron las cortinas de los probadores y dijeron que se iban. Y ojalá fuese de verdad, al menos para mí.

Metieron la mano por debajo y me sacaron a rastras, mis gritos sonaron por toda la tienda y escuché como la cajera llamaba a emergencias. Después escuché un disparo y la voz de uno de ellos diciendo que no llamaran a ningún sitio si no querían acabar igual. Los gritos llenaron la tienda y nosotros salimos de allí. Ya no tengo escapatoria. Nine, por favor.

Después de unos minutos más a rastras, en los que mis piernas sufrieron quemaduras por culpa del suelo, nos paramos en una calle vacía y me levantaron.

-Siento avisaros así de esto. -Dijo uno de ellos.
-¿Avisaros? ¿A mí y a quién más? -Por favor, que no sea...
-A ella. -Señaló a la ventana de un quinto piso y la cabeza de Lisa apareció llorando a mares.
-Vais a tener que parar y devolver al numerito. -Me apuntó.- Pero ya os hemos dado demasiadas oportunidades y seguís empeñados en quedároslo.
-¡Five! ¿¡Qué es esto?! -Lisa gritó.
-Matadme, torturarme, haced lo que sea conmigo. Pero dejarla a ella. Yo no puedo hacer otra cosa y además no accederíais. Pero ella jamás ha hecho nada. -Dije algo asustada.

El hombre miró arriba y pareció pensarlo. Luego vi desaparecer la cabeza de Lisa y una bala me atravesó la pierna, otra el brazo y la última pasó cerca de mi cabeza, sin darme, por suerte. Caí al suelo y lo último que pude ver, antes de que todo se volviese negro, fue que tres hombres salieron corriendo y que alguien me zarandeó.

//Narra Nine//
Shibazaki era duro de roer. Querían a Twelve y causar daños. No se iba a ir de mi casa y ya había renunciado a ayudar a Five, ya no por mis padres, sino porque podría perder mi casa.

Teníamos suerte de que no hubiera hecho nada aun, llevábamos media hora esperando a mis padres y todos sabíamos que faltaban veinte minutos más.
Veinte minutos que pasaron muy despacio entre miradas asesinas y un silencio incómodo. Veinte minutos que llegaron a su fin y mis padres aparecieron por la puerta.

-¡Ya hemos llegado, Ni...! -Se quedaron paralizados.
-Buenas tardes, señores. -Las pistolas salieron de alguna parte y estaban apuntando a mis padres.
-Buenas tardes, les pediría amablemente que abandonaran mi domicilio antes de que llame a la policía. No me parece nada lógico venir aquí a matarnos cuando ni si quiera os conocemos.
-¿Matar? ¿Quién ha dicho matar? -Una bala me pasó por al lado pero mi padre la esquivó.
-¿Queréis jugar a ver quién hace más pupita a quién? Adelante.

Twelve y yo nos apartamos rápidamente para dejar paso al maletín de mi padre que iba directo a la cara de Shibazaki, y no me equivoqué, y a mi madre rociando spray de pimienta por todo el salón.

Mi padre aprovechó el golpe para coger un cuchillo y dejar un brazo de los oponentes sin poderse usar. Mi madre gritó ante tanta sangre y Twelve se acercó a mi oreja.

-Sube, métete en el baño y llama a la policía y a Five. -Susurró.- Yo voy a ayudar a tus padres.

Bajó las escaleras y yo le hice caso. Me daba algo de miedo dejarle allí con mis padres y hombres armados pero no sabía nada de Five y era mi mejor amiga, joder.

La policía y la ambulancia no tardarían y Five no me cogía el teléfono. Seguí intentándolo pero no funcionaba, no estaba disponible. Llamé a Lisa, tardó tres llamadas en cogerlo, pero cuando lo hizo se limitó a decir "Hospital, Five, ya, rápido" y colgar. Mierda... Está grave.

La policía entró en casa y todo empezó a calmarse. Me siento un cobarde. No sé cómo está Five, ni cómo está Twelve, ni mis padres. Ni nada.
Twelve llegó arriba y me abrazó mientras sangraba por el costado y la mejilla. Le insistí en que le atendieran los enfermeros de la ambulancia pero se negó. Le conté lo de Five. Me besó, me dio la mano y nos fuimos a verla después de curarse esas heridas. Por el camino estuvimos más callados de lo normal.

-Nine... -Dijo Twelve triste o asustado, o ambas.
-¿Mis padres? -Pregunté esperándome lo peor.
-No... Shibazaki pudo escapar. Esto no ha acabado...

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Siento el capítulo tan corto (me parece corto, sí) y el retraso, pero he estado de vacaciones y encima voy a subir en estos días capítulos del resto de fanfics. Espero que disfrutéis esto, aunque sea corto y esperéis al siguiente.

Boom (Nine y Twelve - Zankyou)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora