5- Sangre.

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//Narra Twelve//
Iba a ir a su casa. Necesitaba que el viniera a hablar con Shibazaki. El era mi jefe, me pagaba lo que necesitaba para vivir pero a cambio tenia que incendiar y explotar sitios públicos. No sé como en su momento pude aceptarlo. Bueno, simplemente lo hice y no se si sería buena idea dejarlo ahora.

Ya en la puerta de Nine, a punto de llamar al timbre sonó mi móvil. Era Shibazaki.

-Mañana te toca la estación de bomberos. Y con ello ya sabes que hacer, un fueguito de mierda no sirve para nada. Lo sabes. He dejado una bomba con tiempo en la taquilla de tu instituto 247. -Dijo algo enfadado.
-¿Y que hago cuando mañana al cogerla la vea el dueño de la taquilla?
-Te contraté porque eras listo, ¿dónde está tu inteligencia, niñato?
-Está bien. ¿Pongo explosivos? -Pregunté ignorando su desprecio hacia mi.
-Por supuesto, es una bomba para activar más explosivos. Tienes hasta mañana por la tarde. A las 7 se acabará el tiempo. -Y colgó.

Five me estaba mirando.

-¿Explosivos? -preguntó con miedo.
-Eh, tranquila. Son para una broma. Son inofensivos. -Intenté disimularlo.
-Venía a ver a Nine, pero creo que tu llegaste antes. Volveré después. -Y se marchó.

Llamé al timbre y me abrió Nine. Subimos a su habitación y allí me preguntó que hacía en su casa. Le conté lo de Shibazaki, la taquilla 247 y la estación de bomberos. Parecía preocupado pero no hizo ni dijo nada hasta que le dije que estaba pensando en dejarlo aun así la consecuencia fuese la muerte.

-No voy a permitir que te mueras. -Dijo mirandome a los ojos.
Me temblaron las piernas. Llevaba un buen rato de pie y creí que me caía.
-Nine...
-Ni Nine, ni hostias. Lo dejarás y no te pasará nada porque voy a hablar con ese imbécil. -Se levantó de su cama.
-Pero Nine...

Me agarró de la cintura y me dio un pequeño beso. Me miró y sonrió. Tenía sus ojos a centímetros de mí observando lo rojo que me estaba poniendo por momentos. Cerré los ojos, y justo después volvió a besarme, esta vez notaba mucha más pasión. Me acariciaba la mejilla y me agarraba con fuerza por la cintura mientras yo no era capaz siquiera de mantener el equilibrio. Empezó a andar hacía atrás sin dejar que me separara de él. ¿Qué pretendía?
Paró un momento de besarme y se separó, no, mi debilidad. Me estaba viendo disfrutar, no podía soportarlo. Me abalancé a el y le besé. Ambos caímos a la cama. En otra situación resultaría divertido, pero me estaba gustando más de lo que podía imaginar. Me encontraba encima de él y él mirándome sorprendido. Aunque poco le duró, dibujo una sonrisa en su cara y dimos un giro que lo ponía a él encima de mi. No podía más. Había acabado por perder mi dignidad.
Me quitó la camiseta y mi amigo ya se había despertado de su siesta. No tenía intención de que lo notase Nine, pero parecía que lo sabía y empezó a mover sus caderas sobre mi. Pude notar que el también lo tenía levantado, eso me tranquilizó un poco. Nine estaba besandome el cuello y yo agarraba la sabana para no soltar nada por la boca. Empezó a bajar por mi pecho y yo ya no podía controlarme. Tenía que hacer algo.

-Nine... -Dije en un susurro.
-¿Que pasa? -subió a mi oreja.- ¿Quieres un descanso? -susurró en mi oído que hizo que me erizara la piel.
-No... Es que... No sé si estoy listo. -Me miró y se tumbó a mi lado en la cama.
-Está bien. -Buscó mi mano y la agarró.- No te preocupes. Venga, vamos a hablar con ese hombre, esto... Shibayami? -me miró.
-Shibazaki -me reí, su cara era realmente un poema.- Aunque ahora no lo vamos a poder ver, vamos a tomar algo y luego vamos, ¿si?

Aceptó y nos fuimos a una heladería. Pasamos un buen rato, riéndonos, manchandonos de helado, incluso me limpió la mejilla y me puse nervioso. Con él era capaz de olvidarme de todo lo que me rodeaba, hasta el punto de olvidar la taquilla 247. ¿Qué me has hecho, Nine?
Vagamos por las calles mirando tiendas, hablando y alguna que otra vez me agarraba la mano.

Ya era de noche y ya hace rato que podríamos haber ido a ver a Shibazaki, pero realmente me daba miedo qué le podría pasar a Nine. Al final tuve que decirle que podíamos ir ya y le guié hasta donde estaba Shibazaki. Una vez allí todo empezó a ir mal.

-¿Quién es este, Numerito? -Preguntó Shibazaki.
-A ver, se llama Twelve. Y yo soy Akito. -¿Nombre falso? ¿Qué pretendes Nine?- Hemos venido para decirte que él no va a volver a trabajar para ti.
-Anda, pero si vienen a desafiarme. ¿Y que va a hacer él? ¿Vivir en la calle? -Se encendió un cigarro.
-Shibazaki. No me toque los huevos. ¿Cómo que vivir en la calle? -Se acercó Nine a la mesa de Shibazaki.
-Niñito, a ver si tenemos mas respeto ¿si? -me miró con una sonrisa burlona- Cuéntaselo, Twelve.
-Nine... -me miró preocupado.- vivo aquí. No tengo padres y necesitaba el dinero y un sitio donde dormir.
-Me parece muy buena forma de sobrevivir. Pero se acabó. Nos vamos Shibazaki, buscate otro para destrozar sitios públicos. -Me cogió de la mano y nos fuimos.

Un vez fuera le comenté que teníamos que deshacernos de la bomba de la taquilla, así que decidimos ir ahora, saltarnos las verjas y entrar. Realmente estaba contento de que ya no tuviera que hacer esas cosas, no era que no me gustase, me divertía viendo como nadie se daba cuenta. Pero me estaba haciendo daño y acabaría por hacerle daño a Nine también.

//Narra Five//
Volví a casa de Nine. Llamé al timbre pero nadie abrió. ¿Dónde estaba éste ahora? ¿Se habría ido con Twelve? Cuándo me giré para irme un hombre estaba en la calle, parado frente a mí.

//Narra Twelve//
Entramos en el instituto y buscamos la taquilla. La rompimos y cogimos la bomba.

-¿Que vamos a hacer con ella? -Preguntó mi moreno.
-Si no tiene explosivos cerca no hará mas que un simple estallido de aire, simplemente tirala al río y ya.

Asintió y nos marchamos de allí, pero, por desgracia, a la salida teníamos a unos hombres que no venían con buenas intenciones. Nine me dio la bomba y susurrando me dijo "No me va a pasar nada, pero tienes que irte." Justo después los hombres corrieron a por Nine.

Lo tiraron al suelo. Uno de ellos se puso encima de él y empezó a darle puñetazos en la cara. El otro miraba, hacía fotos o grababa y de vez en cuando le daba una patada a Nine. Nine gritaba, me gritaba que me fuese. Que fuese a casa de Five y que le explicara todo. Sangre salía de su boca y su nariz.
Miré al que grababa, se reía.

-¡Hey, tu, nenaza! -le grité.- ¿No le vas a pegar también?
-¡TWELVE VETE YA, DEJA DE SER UN CAPULLO Y VETE! -Me gritó como pudo Nine.

El hombre empezó a correr hacía mi. Yo empecé a correr y dejé a Nine, solo. Tenía que distraer a uno para que pudiese con el otro. Aunque sea demasiado tarde. Me metí por un callejón por dónde yo podía correr con facilidad, pero a mi perseguidor le costaba. Gané cierta distancia y pude meterme en un hueco en la pared, dónde era imposible que me viese. Cuando pasó por ahí le puse el pié para que resbalase y cayera al suelo. Le quité la pistola que guardaba en el pantalón, la cuál vi antes y le apunté a la cabeza.

-Llama a tu compañero. Dile que estás cerca de una peluquería y que estás apunto de ser disparado. -dije serio aunque con miedo.

El hombre no dudó dos veces y lo hizo. Parecía nervioso cuando hablaba y realmente no sé si había llamado a su compañero o no, pero al menos ahora tenía un arma. Colgó y estuvimos en silencio.

//Narrador Omnisciente//
Después sonó un disparo y se derramó sangre.

//Narra Nine//
Si me pegaba otra vez podría desmayarme y no tenia la intención de parecer un nenaza. Yo también le estaba pegando, pero no se como no le hacía daño. De repente le sonó el teléfono.

-¿Si? ¿¡QUÉ?! ¿ESE ENANO? Voy ahora mismo, este ya está listo.

Se levantó y se fue. ¿Enano? ¿Era Twelve? Claro que era Twelve. ¿Le habría pasado algo? Tengo que saberlo, pero no estoy en condiciones como para enfrentarme a ellos o vete tu a saber quién. Me levanté como pude y me dirigí a casa. Mañana buscaría a Twelve, estoy seguro de que no le pasará nada grave.

Entré en el patio y buscando mis llaves vi algo que me pareció extraño. En uno de los arbustos se veía una mano ensangrentada.
Y corrí a ver que era.

Boom (Nine y Twelve - Zankyou)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora