7- Souta Aoki.

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//Narra Nine//
Era raro, pero llevábamos unos días en los que Shibazaki nos dejó en paz. ¿Después de reventar su local? Debe estar tramando algo. Espero que no toquen a Lisa, ella no tiene culpa de nada.
Mis pensamientos despertaron a Twelve que dormía como un ángel a mi lado. Se giró para mirarme y sonreír. Tenía los pelos alborotados y los ojos hinchados de dormir. Pero su sonrisa seguía siendo tan bonita como siempre y tan apetecible. Me agarró de la mano y me dio un beso en la mejilla al ritmo de un buenos días en un susurro que me erizó la piel.

-Buenos días, pequeño. -le ordené el pelo con mis dedos.
-¿Hay tostadas para comer? -dijo moviendo la nariz como si oliera algo.
-¿Qué?
-Huele a algo tostadito casi quemado. -Dijo tocandome la clavícula.- Lo habran hecho tus padres.
-Twelve... Mis padres nos están en casa desde hace horas...

Me levanté corriendo y abrí mi puerta. Un humo espeso entró en la habitación y el olor a quemado se intensificó. Twelve ya estaba llamando a los bomberos cuando lo miré. Yo corrí a la planta de abajo aunque no pude bajar más de la mitad de la escalera, las llamas se estaban acercando. No podía ver mucho y mis ojos lloraban, estaba tosiendo y me faltaba el aire. Después lo vi todo negro y me dejé caer en el escalón. Lo último que escuché fue la voz de Twelve llamándome sin yo poder responder.

//Narra Twelve//
Nine había salido de la habitación y por culpa del humo no lograba verle y le llamé gritando repetidas veces hasta que en el medio de la escalera le vi sentado. Corrí hacía él.

-¿Pero qué haces aquí? Anda vamos. -Tiré de su brazo pero el no se movió. Solo hice que se resbalara más y se tumbase.- ¡NINE! ¿¡NINE QUÉ PASA?! ¡Mierda, Nine! -Lo arrastré hasta el baño y nos quedamos allí con paños de agua en la nariz para respirar hasta que nos sacaron. Al menos a mi con vida.

//Narra Five//
Mi madre no paraba de gritar y yo estaba levantándome. Gritaba pero sin palabras, solo gritaba. Yo no entendía nada por lo que bajé y le dije que dejara de gritar. Aun tenía la vista un poco borrosa.

-Fi...Five... ¿P-Puedes llamar a una ambulancia?
Mi madre estaba sollozando en el suelo y sus palabras me confundieron un poco. Cuando pude aclarar mis ojos y ver un poco mejor vi como mi padre estaba en el suelo desangrándose por el costado. No pude contener mis lágrimas pero obedecí a mi madre y marqué el número del hospital. Después mi madre y padre se fueron en una ambulancia que resonaba por todo el vecindario.

//Narra Twelve//
Atendieron a Nine en la calle, dijeron que no era necesario llevarlo al hospital y así era. Volvió a estar consciente y a respirar con normalidad cuando le pusieron respiración asistida. Luego sus padres llegaron y me sorprendió una cosa muchísimo. Sus padres estaban más preocupados por los daños superficiales de la casa, que se arreglarían con un par de obras en las paredes y muebles nuevo que de su hijo que seguía sentado dentro de la ambulancia agarrado a mi mano. Nine me miró, sonrió y susurró que era así siempre. Aún le costaba un poco respirar.
La enfermera le dijo que ya podía salir, pero que no entrara en su casa aun por si volvía a toser, que se diese una vuelta y respirara aire fresco. Nine me cogió de la mano, salimos de la ambulancia y nos pusimos a andar hacia casa de Five.

-¿Crees que ha sido Shibazaki? -Pregunté.
-No tiene por qué. Vamos a hablar con Five. -dijo él tirando de mí mientras corría.
-Nine, ¿puedes ir andando? Aún no tienes bien la respiración. -No sé si me hizo caso o se cansó pero paró.

Antes de cruzar la esquina que daba a la calle de Five, la vimos correr y sorprenderse antes de chocar con nosotros de lo rápido que iba. Estaba llorando, pero más nerviosa que triste.

-Os he llamado y no lo cogíais, me he asustado. Shibazaki ha estado en mi casa. -Nos miró y abrazó a Nine. Nosotros nos miramos y asentimos.
-En nuestra casa también. -Dije acariciando su hombro.- Ha prendido fuego en el salón, cuando sus padres ya no estaban. Nine ha acabado inconsciente después de inhalar el humo.
-¿¡Estas bien, Nine!? -Gritó mientras le tocaba la cara observando que no tenía ningún rasguño.
-Sí, no te preocupes. ¿Qué ha pasado en tu casa? -Dijo Nine colocando bien sus gafas.
-Han disparado a mi padre, pero han estado a punto de no darle. Pero mi padre no pudo esquivar bien la bala y tiene una apertura en el costado. Mi madre y él se han ido al hospital.

La consolamos y nos fuimos al parque. Allí estuvimos un buen rato sin decir nada, mirando alrededor por si venían a atacarnos y supongo que pensando que pasaría ahora. Luego me di cuenta de que Nine y yo seguíamos en pijama.

-¿Qué? ¿Sabéis que vamos a hacer ahora? -Five ya estaba más calmada.- No tenemos bombas, ¿no?
-No... -Me quité el flequillo de la cara. Nine me miró.
-¿Y si esperamos? -Nos miró Five.
-Sí, y arriesgarnos a que terminen de matar a tu padre o a ti, quién sabe. -Nine estaba más serio que nunca.
-Oye, Nine, ¿te pasa algo?
-No, Five, no te preocupes. Solo estoy pensando que hacer. -Dijo él. - Vamos a por nuestros móviles, Twelve.
-Y Five. -Parecía enfadada.
-Sí, eso.

Y salimos del parque en dirección a casa de Nine. Seguimos sin hablar nada, incluso Nine no me prestó atención. Solo yo estaba mirando sus caras de vez en cuando hasta que lograba adelantárseme uno de ellos. ¿Qué les estaba pasando a estos ahora?
Llegamos a casa de Nine, sus padres estaban discutiendo cosa que no me sorprendió porque en los días que he estado con ellos no han dejado de discutir en todo el día menos cuando dormían y uno no estaba en casa. Ellos trabajan todas las mañanas y nosotros vamos a clase. Este era nuestro primer sábado solos en casa, pero Shibazaki no tenía un mejor día para hacer de las suyas. Y la verdad, si no conseguíamos algo a tiempo iría a hablar con él. No, voy a decírselo ya.

-Chicos, voy a ir a hablar con Shibazaki.
-No digas estupideces, enano. -Soltó una carcajada, Nine.
-Va en serio. Estoy casi seguro que me sigue queriendo de su parte. Sé que quiere que siga ayudándole a destrozar cosas porque he sido uno de sus mejores chicos. -Dejé de andar. Y ellos se pararon, aunque Five no volvió la mirada a mí, siguió mirando al frente con una mano agarrando con fuerza su chaleco. Nine me miró enfadado y me empujó contra la pared. Como cuando me reventó la mejilla de un puñetazo.
-No, no va en serio, ¿Te enteras, Doce? -Dijo con su mano agarrando el cuello de mi camiseta.
-Nine... -Me había llamado Doce, no... esto no me gustaba.
-A mí me parece bien. Que vaya, hable con él y si puede que le robe algo para por si acaso no le convence. -Five se giró por fin.

Pero, no debería haber dicho eso. Nine se giró a ella y le empujó mientras gritaba "¿¡Estás segura?!" "¿¡Quieres que muera?!". Five se puso a llorar y Nine la cogió por la muñeca, ella empezó a quejarse de que le dolía. No podía estar sucediendo esto.

-¡Nine! -Le cogí de la mano que le quedaba libre y tiré de él.- Cálmate. -Le empujé contra la pared y le di una hostia en la cara.- No es tan mala idea. Se cuidarme sólo. Simplemente entro, hablo con él y mientras yo le distraigo vosotros le robáis lo que veáis. No me va a pasar nada. -Cogí su cara en mis manos y le miré con algo que parecía una sonrisa.- Te lo prometo.

Nine pareció calmarse y asintió. Quedamos en hacer eso el lunes y pasar el domingo en casa. Y hablando de ésta, las habitaciones de arriba quedaron intactas, solo tendríamos que ir a comer fuera porque el salón y la cocina eran inhabitables aún. Lisa nos había llamado para ver si estábamos bien, pero empezó a preocuparse cuando al séptimo mensaje de voz no le contestamos ninguno. La llamamos y los cuatro nos quedamos en casa de Five jugando al ajedrez después de vestirnos. Hacía tiempo que no jugaba al ajedrez. La última vez fue con quién me puso este nombre. Twelve. Souta Aoki.

Boom (Nine y Twelve - Zankyou)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora