*ೃ༄ next morning ˚◞♡ ⃗

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Un pequeño rayo de luz entraba por la ventana, no era como si la persiana estuviese entera abierta, no entraba esa cantidad de luz pero si la suficiente para que un Roier somnoliento y con dolor de cabeza despertara y abriera los ojos.

Lo primero que sintió al despertar fue una punzada en la cabeza, tampoco recordaba gran parte de la noche anterior por lo que supuso que tendría resaca y rezó por no haber hecho ninguna locura estando ebrio. Lo segundo que sintió fue un brazo rodeando su torso lo cual le alarmó tanto que abrió los ojos de inmediato intentando reconocer el lugar pero aquello no funcionó. No tenía idea de dónde estaba.
Se decantó entonces por dar media vuelta con sumo cuidado para poder ver quién era la persona que le estaba abrazando. Al girarse la reconoció casi de inmediato y automáticamente sus mejillas se pusieron del color de un tomate, hasta notaba el calor que estas desprendían.
Estaba prácticamente a un palmo de distancia de Spreen, el cual dormía tranquilo abrazandolo a la altura de la cadera.

Su mente no dejaba de formular pregunta tras pregunta ¿Cómo había acabado durmiendo en la cama de Spreen? , ¿que había pasado la noche anterior? , ¿Habían hecho algo?
Aquella pregunta lo ponía nervioso pero dados los hechos era bastante comprensible que se lo preguntara.

Casi como si el moreno sintiera todas estas dudas fluir por su mente despertó. Comenzó a moverse un poco, apretando más fuerte el abrazo, pegando a Roier aún más a el y colocando su cabeza sobre la contraria. Al castaño aquello le pareció algo tierno, quiso abrazarlo también pero la timidez lo pudo y se quedó quieto, esperando a ver que era lo que el híbrido hacía.
El recién nombrado intento aspirar el aroma de Roier de nuevo pero este no llegó a su nariz esta vez, este estaba opacado por el suyo propio.
Tras esto abrió los ojos lentamente, se puso boca arriba, mirando al techo pero sin apartar al castaño de dónde estaba. Froto sus ojos y dirigió la mirada hacía su derecha, donde el contrario se encontraba mirándolo.

— ¿Qué tal te encontrás? — Spreen hablo dedicándole media sonrisa.
Roier respiró hondo antes de contestarle. — Me duele la cabeza, pero supongo que esto es el día a día de la gente guay. — El moreno carcajeo. — Normal que te duela la cabeza capo, anoche veniste como un hijo de re mil puta. — Roier lo miró. — Intuyo que me pasé, no recuerdo nada desde que nos separamos. — Entonces Spreen desvío la mirada. El castaño pudo jurar que este se había sonrojado, solo un poco, apenas notorio pero prefirió creer que estaba alucinando. — ¿Qué pas  ¿Hice algo vergonzoso, verdad? — El Moreno volvió a mirarlo, creando contacto visual.
Si Roier consideraba vergonzoso besarlo delante de medio colegio, entonces sí, había hecho algo vergonzoso, pero eso dependía de su opinión. — No, que yo sepa no hiciste nada vergonzoso. — El castaño se desperezo y se incorporó pero se quedó mirándolo para seguir hablando. — ¿No.. No llevo mi ropa?  ¿De quién es esta sudadera? — El híbrido sonrió de medio lado mientras lo miraba. — Cuando te encontré toda tu ropa estaba manchada y te ayude a cambiarte y ponerte una de mis sudaderas para que descansar así, cómodo. — Roier sonrió momentáneamente. — ¿Entonces no pasó nada? — Claro que no, no pasó nada. Tan sólo Roier le había dado uno de los mejores besos de su historia, o por lo menos para él de sus favoritos. — No, no. No pasó nada. Te encontré muy tomado, estabas hecho bolita en el suelo así que me acerque y te ayudé. Te quite el trago, cheque que estuvieras piola y luego te cargue hasta el coche. — Roier hincho sus mejillas que estaban un poco rojas. — Que vergüenza, me cagaste delante de media escuela. — Spreen río un poco nervioso. Que lo hubiera cargado era el menor de sus problemas. — No pasa nada, había gente peor que tú. — El castaño le dedicó un sonrisa sincera. — Gracias por cuidarme. — Spreen revolvió un poco su pelo. — Ni me las des, sos muy importante para mí, no dejaría que te pasara nada. — Tras eso los dos se quedaron mirando un rato, la tensión que sentian entre ambos era incalculable. Si fuera otra persona Spreen no hubiera dudado en besarlo pero era Roier, no quería cagarla con él, al final era la única amistad que le merecía la pena cuidar.
— Anoche te dejé una pastilla y un vaso de agua para que lo tomaras. — El castaño giró notando el vaso junto con la pastilla anteriormente nombrada y no pudo evitar agradecer. — Dios muchas gracias, neta siento que me va a estallar la cabeza. — Después de aquello el híbrido se levantó para preparar algo para comer mientras que Roier lo vio salir de la habitación. Casi se atraganta con el agua al ver que el moreno iba con el torso descubierto, haciendo que sus mejillas se encendieran de nuevo como si de apretar un botón se tratara. En cierto modo entendía porque a la gente le gustaba tanto. Tenía un gran físico.
Sacudió su cabeza un par de veces intentando sacar aquellas ideas de su cabeza. No estaba bien pensar eso de su amigo, por mucho que tuviera sentimientos por él.

[...]

El Domingo transcurrió de forma rápida dando paso al Lunes, día de clases.
El castaño nada más poner un pie en el recinto pudo notar como bastantes miradas se posaban sobre él, bastantes más de las usuales y esto se intensificó al entrar en el salón donde casi todos lo miraban y no entendía el porque, ¿acaso iba en pijama?, ¿se había manchado con la pasta de dientes? , ¿Tenía un moco? Hasta se revisó usando la Cámara del móvil para intentar entender porque no dejaban de mirarlo y hablar entre ellos pero fue en vano.

La campana sonó indicando el inicio de la media hora de recreo por lo que todos los alumnos comenzaron a guardar sus cosas en la mochila para poder salir cuanto antes.
Cuando Roier salió esperaba ver a Spreen esperándolo en la puerta como siempre, le sorprendió ver que no era este quien le esperaba si no Rivera que nada más verlo lo jalo del brazo hasta la otra punta del pasillo.
— Quiero detalles.
— ¿Detalles de qué pinche estúpida?
— ¿Cómo que de qué pendejo? De lo que pasó en la fiesta.
— Pues no me acuerdo muy bien, la verdad. Me emborrache bien feo.
— ¡Ay cabrón.. !
— ¿Que pasó?
— No sabes
— ¿Rivers dime que mierda pasó?
— ¿De verdad no sabes?
— ¡Te estoy diciendo que no pendeja! — La rubia cerro la boca y tomó su teléfono. Lo desbloqueo y comenzó a buscar algo, se veía bastante concentrada.
Al encontrar lo que fuera que estaba buscando chasqueo su lengua y giró el teléfono para que el castaño pudiera ver que era lo que había en la pantalla de este. Casi le da un infarto allí mismo. Lo que la rubia le estaba mostrando era una foto de él subido a la encimera de una cocina besándose con Spreen como si fuera el último día de la tierra.
Su cara era un cuadro. Se podía ver perfectamente la mezcla de asombro y vergüenza en esta.
— Pues está no es la peor wey, hay hasta vídeos. Estuvieron así un buen. — Las mejillas de Roier se pusieron aún más Rojas si aquello era posible en un ser humano. Podía ser comparado perfectamente con un semáforo en aquel instante. — Me quiero matar. — Rivers lo miró con comprensión. — Ay vaya mierda, yo que pensaba que habías avanzado con el Spreen y tu no recuerdas una chota.
— Rivers, me lo chape delante de media escuela. Nos hicieron  fotos y vídeos y él ni si quiera me mencionó nada al día siguiente.
— Espera, espera, espera ¿Cómo que día siguiente? — Roier desvío la mirada al suelo, sus mejillas aún seguían de un rojo intenso. — Ayer amanecí en casa de Spreen, estaba en su cama. Dormimos juntos.
— ¡¿QUE?!
— Tengo una sudadera suya en mi casa.
— Ay ay ay.
— Cuando desperté me estaba abrazando..
— Escuchame, le gustas, neta te lo digo. — El castaño la miró no muy convencido. — Tal vez solo me quería cuidar.
— Para cuidar de alguien tomado no hace falta dormir en la misma cama pendejo.
— Pero... Yo le pregunté que había pasado y no me dijo nada de esto.. ¿Y si no le gustó el beso? , ¿Y si lo incómode?
— Roier, durmieron juntos. Te despertaste con él abrazandote y en los vídeos se puede ver cómo él corresponde perfectamente al beso.
— No se rivers..
— Tu cree lo que te salga del culo pero yo ya te he dicho lo que opino. — La charla no fue mucho más lejos, Roier prefirió cambiar de tema y los dos caminaron hasta llegar donde estaba el resto del grupo.



Bonus ༄ ✧‧₊˚
Mariana corría por los pasillos como si su vida dependiera de ello. Corrió sin parar hasta llegar al gimnasio donde vio a Aldo desde lo lejos.
Paró para recobrar un poco de aire y luego ando flechazo hasta el contrario el cual lo miraba confundido mientras se acercaba.
— CÓDIGO ROJO, CHISME. — Eso fue lo único que le dijo Mariana al llegar. Tras eso lo tomó del brazo y lo arrastró hasta las gradas, sentándose debajo de éstas.
— Ay wey ¿que pasa, a que viene todo esto?
— Tu calla y mira mien. — Mariana tomó su teléfono y le enseño a Aldo la foto de Spreen y Roier. No pudo evitar reír al ver la cara de sorpresa de su amigo. — Te dije que acabarían juntos, TE LO DIJE.

heartbreaker ⋆ ˚。⋆୨୧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora