*ೃ༄ time to apologize ˚◞♡ ⃗

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El moreno estaba bastante decaído. Después de todo lo ocurrido con Juan lo único que quería era un abrazo del castaño. Lo necesitaba porque sus abrazos lo hacían sentir como si Roier fuera el sol que calienta un pedacito de hielo pero aquel abrazo le fue negado y no por el contrario.

Cuando salió todo el grupo parecía enfadado con él y ni si quiera entendía porque. Estaba muy perdido pero lo que más le desconcertó fue cuando la rubia le pidió que dejase a Roier solo un rato, sabía que Rivers tan solo miraba por el bien del castaño así que obedeció y simplemente lo dejó pero aquel rato se alargó. Los primeros días el más bajo lo evitaba, lo había notado. Después comenzó a hablarle pero solo lo cordial, hola y adiós y en aquel punto se había quedado estancado por una semana. Una semana sin poder tomar al castaño de la la mano, abrazarlo, acompañarlo a clases y ver si sonrisa.

También dejó de juntarse con el grupo, sentía que ya no era muy bien recibido así que comenzó a escabullirse a la azotea en los recreos y a veces incluso se saltaba alguna clase. Había perdido la motivación para hacer nada, iba al resto de clases únicamente porque el castaño asistía a ellas y aunque sonase raro al menos podía verlo de lejos.

Miraba el techo de su cuarto. En efecto la semana había sido un asco y recordar lo que había pasado no le estaba ayudando de nada.

Se incorporó quedando sentado en la cama y miró de reojo su teléfono. ¿Y si le escribía? Podía preguntarle qué le pasaba con él y si no quería contestarle no lo haría. No perdía nada si hacía aquello, ¿Verdad?
Bueno, tal vez Roier se enfadaba con él y no volvía a hablarle nunca...
Automáticamente desechó esa idea, mínimo debía pensar en positivo.

Se incorporó en la cama y tomó el teléfono entre sus manos.
Presionó el botón y automáticamente la pantalla se encendió, metió rápidamente la contraseña.

Suspiró, llevaba cinco minutos de reloj debatiéndose entre si escribirle o no. Levantó la mirada de la pantalla dirigiéndola a la ventana, asintió en un último intento de convencerse y apretó el botón de enviar. Ya estaba hecho, no había vuelta atrás.

[...]

— Venga Roier porfavor. — La rubia lo miraba preocupado mientras el chico estaba tirado sobre su cama, boca abajo y cubriendo su cara con sus brazos mientras que Rivers dejaba caricias sobre su pelo. — Vamos a salir con Aldo, Mariana y Quacks, te va a hacer bien. — Negó, no quería, no tenía ganas.

Giró sobre si mismo quedando ahora boca arriba, dejando a la vista su rostro.
Rivers continuaba dejando caricias en su pelo y en el fondo lo agradecía, era agradable y le relajaba. — Me lo advirtió todo el mundo Rivis. Todo el puto colegio. — Alzo sus manos en un intento de liberar su frustración mientras que sus ojos se acaban por quinta o sexta vez en el día. — No es justo.. — La rubia desvío la mirada sin dejar de acariciar el pelo del castaño. En cierto modo se sentía culpable, ella era la que lo había alentado a estar con Spreen después de todo. Estaba cien por ciento segura de que el moreno sentía lo mismo por su amigo pero al parecer no era así aunque tampoco podía enfadarse con él. No era culpa de Spreen que no sintiera nada por Roier. — Dale, vamos a salir por favor. Llevas encerrado acá como dos semanas. Estoy preocupada... — El castaño abrió la boca para contestar pero si quiera le dió tiempo a decir nada cuando le interrumpió el sonido de su móvil indicando que le había entrado un mensaje.
Roier alargó su mano y tomo el teléfono de la mesita de noche. Lo encendió y leyó la barra de notificaciones, intentando ver quién le había escrito.
Cuando leyó el nombre en la pantalla se congeló en el sitio, tal fue la reacción que Rivers se asustó y comenzó a zarandear lo hasta que el contrario no volvió a reaccionar.

— Roier pendejo no me des estos pinches sustos. — El contrario si quiera le contestó, tan solo le dió el teléfono para que ella misma leyera con sus propios ojos.

Spreen 💕

Roier, llevo varios días
notandote muy raro conmigo,
apenas me hablas y apenas te
veo en clase.

Estoy muy preocupado porque
tú eres una persona muy importante
para mí y si he hecho algo que te ha enfadado o te ha molestado te pido perdón.

Podríamos quedar para hablar lo
que sea que haya pasado, por lo
menos para que me expliques
porque estás así?

Puedo pasarme ahora por tu casa,
o podemos hablar mañana en
el recreo, a la salida o no se,
cuando tú quieras

La rubia soltó el teléfono dejándo este boca abajo sobre el escritorio mientras miraba a Roier.
El castaño, mientras tanto intentaba evitar recordar el suceso de hacía algunos días, ver a Spreen y Juan besándose lo había estado persiguiendo desde aquel día, lo recordaba a cada momento y cada vez que eso pasaba su corazón se estrujaba un poquito más.

Sacudió su cabeza eliminando las lagrimas que se habían acumulado en sus ojos pero no habían llegado a caer mientras devolvía su mente a los mensajes.
La imagen de Spreen preocupado por lo que fuera que había pasado, sobrepasando si había hecho algo malo le hizo sentir horrible.
Es verdad que él estaba mal y que era incapaz de ver al moreno y al de gafas juntos pero eso no era culpa de Spreen, él era su amigo y le había prometido que no lo dejaría de lado nunca.
Respiró hondo y sorbió la nariz mientras se giraba para mirar a Rivera y estirar su mano. — Dame el móvil porfavor. — La rubia lo miro entre desconcertada y desconfiada. — ¿Que vas a hacer? — Aceptar que venga y hablar las cosas. No es su culpa que a mí me guste al fin y al cabo. — Rivers sonrió landinamente, su amigo era de las mejores personas que había en el planeta tierra.
Le pasó él teléfono y lo miró teclear en este el mensaje. — ¿Quieres que me quede o me voy? — El castaño nego. — Le he dicho que hablamos mañana después de clase, supongo que me acompañará a casa. — La rubia asintió. — Verás como todo sale bien, mínimo podéis ser amigos..

heartbreaker ⋆ ˚。⋆୨୧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora