*ೃ༄ what really happened ˚◞♡ ⃗

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La tarde transcurrió de forma rápida, Roier la pasó preparando la casa para la visita de sus amigos. Sacando todos los juegos que tenía, conectando la play y llevando los colchones al salón, era mucho más divertido tirar unos cuantos en el suelo y dormir todos juntos que separarse en habitaciones.
También compro patatas, refrescos y chucherías varias para pasar la noche y tras preparar todo esto se puso su sudadera favorita, roja con una araña en el centro junto con unos pantalones. Se sacó la bandana dejando caer su pelo ahora suelto al no estar sujeto por esta. Lo peinó un poco con las manos y se tiró en el sofá ya más tranquilo, con todo listo.
Sacó el teléfono y mando un mensaje por el grupo de sus amigos.

Mientras tanto Spreen estaba en su casa, cuando llegó comió algo y se tiró en la cama intentando dormir un poco pero sin poder lograrlo. Realmente estaba nervioso, Roier era una persona con la que siempre se lo pasaba bien y tampoco es que llevasen mucho tiempo siendo amigos, un par de semanas, tres como mucho y aún con eso el castaño ya lo había invitado a una tradición de suya y de sus amigos. Para él eso era algo importante, no quería cagarla y que el castaño no le hablara más.

Viendo que no podía dormir cogió un rato el móvil. Lo desbloqueó y entró directamente a Instagram comenzado a ver las historias.
Se llevó alrededor de 45 minutos viendo fotos y vídeos de gente saliendo con sus amigos. La primera foto que había visto era una foto de su supuesto grupo de amigos. De nuevo habían quedado sin avisarle, eso era algo que le dolía bastante, supuestamente eran sus amigos, se llevaban bien y podían contar los unos con los otros aunque a la mínima que podían excluirlo de algún plan o no avisarlo de algo lo hacían, pero luego dentro del instituto eran todos mejores amigos, sin malos rollos. Eran el grupo de amigos codiciado por todos, todos querían pertenecer a él pero si tan solo supieran lo que pasaba de verdad ahí dentro.

Spreen de cara a la gente daba la imagen de alguien gracioso, seguro de sí mismo pero en el fondo aquellas cosas le dolían. Siempre viendo cómo lo dejaban fuera y sin siquiera entender el porqué. Muchas veces se preguntaba si era él el del problema.
Automáticamente tras eso su cerebro proyectó la imagen de Roier en su cerebro, el castaño no lo había excluido, lo había invitado. No pudo evitar sonreír, era la primera vez que se sentía parte de algo.

Miró de nuevo el reloj de la pantalla, ya era buena hora para prepararse. Tomó unos vaqueros anchos y una sudadera simple y se las puso. Tras eso fue a por una mochila y metió su pijama junto con su cargador, su cartera y sus llaves.
— ¿Ya te vas? — El padre del moreno le pregunto cuando estaba girando la puerta. — Si, me voy ya. — Spreen le contesto con una sonrisa en su rostro que contagió a su padre. — Pásatelo muy bien hijo.
— Eso pienso hacer. — Y sin más salió de la casa cerrando la puerta tras él.

Con la mochila en su espalda comenzó a andar camino a la casa del castaño mirando la dirección que esté le había mandado por mensaje.
Paró a mitad de camino y aprovechó para comprar algún refresco y algo para comer y continuó su camino hasta la casa.
Al llegar llamó al telefonillo y Roier le abrió casi de forma automática. Entró dentro del edificio y llamó al ascensor. Estaba bastante nervioso, cada vez más que antes.
Entró al ascensor y este comenzó a subir, mientras aprovechó para comenzar mirarse en el espejo, buscando alguna arruga en la sudadera o algún rizo fuera de su sitio.
El ascensor paró y se abrieron las puertas por las que Spreen salió. Roier estaba en el marco de la puerta de su casa esperándolo para que supiera cual era.
— Al fin llegas.
— ¿Soy el último? — Spreen lo miro con un deje de preocupación. — Que va, que va. El Valdo siempre llega media hora después de la que quedamos. — El castaño río contagiando al moreno.
Los dos se miraron por un momento y el moreno se acercó a abrazar al castaño. — Gracias por haberme invitado, de verdad. — Roier le devolvió el abrazo sintiendo como su corazón se estrujaba un poco. ¿Spreen le estaba agradeciendo por invitarlo con sus amigos? ¿El mismísimo Spreen? Lo apretujo un poco y tras eso se separaron. — Vamos pasa, que te hago un House tour.

La noche pasó rápido entre juegos, rondas y risas. Se quedaron hasta tarde jugando y hablando hasta que uno a uno fueron quedando dormidos sobre los colchones a excepción de un par.
Roier estaba tumbado, boca arriba mirando al techo con Spreen igual a su lado.

El castaño se giró para su derecha mientras que el moreno giró para su izquierda quedando uno mirando al otro. — ¿Te lo has pasado bien? — El moreno sonrió feliz. — Ha sido increíble. — Roier le devolvió la sonrisa y continuaron hablando. — ¿Por qué te hacía tanta ilusión que te invitara? — Eso era algo que realmente de daba curiosidad, ósea, el moreno era muy conocido en el instituto y todos querían ser sus amigos o eso era lo que él pensaba. — Verás... — Spreen conectó miradas, suspiró y siguió hablando. — Con mi grupo es complicado. No me suelen avisar cuando quedan para salir, hacen planes por su parte. Me avisan cuando hay fiestas y lo peor es que sé que es para que vaya más gente. Las personas se suelen juntar conmigo porque soy el popular pero yo no quiero serlo. — Roier lo escuchaba atento, no apartó la mirada en ningún momento. Tenía demasiadas ganas de abrazarlo. — Ósea, soy guay por salir con gente. Esque no lo captó, hace unos años era un boludo de mierda y ya se me quedó la fama. — El castaño no se reprimió más y lo abrazó fuerte. — Puedes venir con nosotros siempre que quieras Spreen, mis amigos son tus amigos. — El moreno sonrió de forma sincera, por eso el castaño le caía tan bien, era alguien que no fingía, era tal cual era. — Gracias enserio. — Correspondió al abrazo de Roier sonriente y el sueño comenzó a atacarlos a ambos, consiguiendo que sus ojos pesaran y comenzarán a cerrarse poco a poco.

[...]

El sol entraba por la ventana del salón impactando de forma directa en la cara de Mariana haciendo que se despertara.
El chico frotó sus ojos y se incorporó mirando a su alrededor. Quitó las piernas de Quackity de encima suyo y se levantó con cuidado de no despertar a nadie.
Hizo una visual de la habitación, analizando el panorama hasta que llegó a ver al castaño y al moreno durmiendo los dos abrazados.
Sonrió para sus adentros y despertó a Aldo.
— Ay wey que quieres. — El tono somnoliento se notaba cuando hablaba. — Calla y mira a esos dos.  — Mariana señaló a Roier y Spreen mientas sonreía mirando la reacción de Aldo. El rostro de este al ver a la pareja abrazada cambió a uno de asombro total. Devolvió la mirada a Mariana con la boca abierta y este se rió en voz baja intentando que nadie más se despertara.
— A la verga wey.
— Como le haga daño a Roier se va a cagar.
— Shhh, míralos que monos. Van a acabar juntos. — Aldo rodó los ojos y Mariana sonrió contento.
Roier nunca les había hablado de ni un solo interés amoroso y no precisamente porque no les tuviera confianza, si no porque nunca le había gustado o atraído alguien. Obviamente alguna vez alguien le había parecido lindo pero jamás pasó de ahí y a su amigo le hacía ilusión que este pudiera tener un posible romance con alguien.
No se metería a no ser que el castaño le pidiera consejo pero vería desde las sombras.

heartbreaker ⋆ ˚。⋆୨୧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora