*ೃ༄ To good to be true ˚◞♡ ⃗

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Las semanas pasaron una tras otra y la relación del dúo dinámico seguía siendo igual de cercana, incluso un poco más que anteriormente podría decirse.
Ambos iban y volvían juntos de clase, Spreen recogía a Roier de las distintas aulas tanto a la hora del recreo como a la salida, iban casi siempre tomados de la mano, en las clases que compartían siempre se sentaban juntos y al salir de clase siempre estaban hablando, por chat, por llamada.. Era como si pasarán todo el día juntos y eso a Roier le gustaba, le gustaba demasiado.
— Tu pelo huele a fresa
— Porque mi champú es de fresa y estoy recién duchado pendejo. — El moreno estaba abrazando al castaño. Cómo desde hacía un tiempo habían quedado 20 minutos antes de la hora entrada a clases para ir los dos juntos. Esa mañana Roier se había duchado antes de salir por lo que tenía el pelo un tanto húmedo y tampoco llevaba su característica bandana puesta, dejando su cabello castaño suelto. Spreen no pudo no fijarse en aquello, adoraba ver a Roier sin la bandana, el pelo lacio caía sobre su frente y lo hacía ver muy lindo. Y añadiendo a todo esto notó que llevaba su sudadera, la que le había prestado la noche que lo cuido porque estaba borracho. Al parecer su cerebro había olvidado que la tenía Roier pero no pensaba pedirsela de vuelta, al contrario le quedaba muchísimo mejor que a él.

— O andas más rápido o no llegamos a  primera hora boludo.
— Ando todo lo rápido que puedo pinche estúpido.
— Pues o tenés patas cortas o no sabes andar rápido.
— ¿Que más te dará el tamaño de mis patas?
— Che, de la del centro si me interesa. — Roier no pudo evitar colorarse mientras apartaba la mirada y como castigo apretó el agarre de la mano de Spreen pero este solo reía. — Dale, era broma, no te enojes porfavor. — Roier negó con la cabeza simulando seguir enfadado y el moreno hizo un pequeño puchero que causó que el castaño quisiera matarlo de un beso, le tembló hasta el labio al muy cabrón. — Ay, si si, te perdono pero ahora cierra el culo.
— Por ti cierro lo que tu me digas, mi amor.
— Apoco si papi.

[...]

La campana sonó como todos los días, hora del patio.
Había hablado con Spreen para que este no lo esperará en la puerta de clase. Debía dejar unas cosas en la taquilla antes de bajar a comprar con todos, por lo que prefería ir directo para no perder tiempo.
Estaba a punto de cerrar la puerta de metal cuando vio a un chico castaño de lentes acercarse a él. Andaba convencido en su dirección, como si hubiera fijado unas coordenadas exactas.
El chico paro a poca distancia de él y lo miro. La verdad es que no tenía pinta de ser mala gente. Su pelo era corto y lacio, de un castaño bastante oscuro. Sus ojos también eran marrones y estos desprendían cierta tranquilidad. Sobre los ojos llevaba unas gafas redondas, de culo de botella, similares a las de Harry Potter y su andar era confiado, sabía lo que venía a hacer.
— ¿Roier, verdad? — Este lo miro un poco confuso pero aún así asíntio. Parecía que la hora del recreo era la hora en la que le pasaba todo. — Verás, yo soy Juan Guarnizo, estoy en tu mismo curso pero creo que no hemos coincidido en ninguna clase. — Si era sincero el chico no le sonaba absolutamente de nada, no tenía ni idea de quien era por lo que agradecía la presentación. — Te preguntaras que verga estoy haciendo aquí. — Roier sonrió y murmuro un breve si. — Verás.. Esto es bastante complicado. — El castaño oscuro dio un pequeño suspiro antes de continuar hablando. — Quería hablarte de Spreen. — Aquello lo tomó completamente por sorpresa, ¿por qué lo buscaba a él para hablar de Spreen? No tenía sentido. — ¿Qué es lo que pasa? — Roier pregunto un tanto desconcertado, no estaba captando por donde iba a ir la conversación. — ¿Él y tu.. Estáis saliendo? — Si la pregunta anterior lo habían tomado por sorpresa, esta la había sobrepasado sin duda alguna. — ¿Qué? No, no. Solo somos amigos. — En el Fondo le habría gustado decirle que sí, que estaban saliendo y que Spreen era su novio pero sabia que estaba mal y no quería meter al Moreno en más rumores de los que ya había. — Bueno pero, a ti te gusta él, ¿no? — Sintió sus mejillas sonrosarse levemente por el hecho de tan sólo pensarlo.
Juan lo miró expectante a través de las gafas, esperando una respuesta. — No tengo porque decirte nada. — Si Roier había aprendido algo es que en ese colegio todos eran unos chismosos, y chismosos a mal así que se negaba a compartir su interés amoroso con una persona con la que llevaba hablando menos de cuatro minutos. — Vale, bueno. La verdad comprendo que no me quieras decir. Entiendo que es algo privado pero sólo quería advertirte. Ten cuidado con Spreen, él no es tan bueno como parece. — Vale, Roier estaba enfadado ¿Quien carajos se creía ese tipo? Había llegado y le había preguntado si le gustaba el moreno y luego le decía que tuviera cuidado con él y que era mala persona. Tener cuidado con Spreen. ¡Ja! Spreen nunca haría nada que lo perjudicará, él lo sabía. Sabía que Spreen era bueno por mucho que otros dijeran que no.

Iba a darse media vuelta ya que no quería continuar con la conversación pero la mano de Juan sobre su hombro lo detuvo, haciendo que diera media vuelta para mirarlo a la cara de nuevo.
— De verdad te lo digo.
— Ándate a la mierda. Vienés aquí y te crees con el derecho de insultar a uno de mis mejores amigos. Hay que ser pendejo.
— Spreen se está comportando contigo igual que cuando estaba conmigo.
— ¿Que?
— Ahora está en proceso de conquistación. Te habla bonito, te hace cumplidos, bromea..
— Aja, ya claro.
— Déjame adivinar. Te toma de la mano y las entrelaza, te dice que te ves lindo, te acompaña a clase y te busca al final de estas, volveis juntos y me juego el cuello a que te ha dejado una sudadera después de invitarte a la fiesta. — Había dado justo en el clavo, tanto que Roier estaba luchando por no quedar boquiabierto delante del chico aunque este noto la sorpresa en su rostro. — Esta haciendo lo mismo que hizo conmigo. Tras un tiempo así los dos comenzamos a salir. A mi Spreen me gustaba muchísimo, lo quería de verdad. Estaba enamorado de él y de la noche a la mañana me dejó, sin explicación alguna, con el típico "No es por ti, es por mi". — Los ojos de Juan lagrimearon un poco. — Después quede destrozado, el hizo contacto cero conmigo, ni si quiera me miraba cuando coincidimos en los pasillos, tan sólo fui un nombre más en su lista. Después de usarme ya no existí más para él. — Roier escuchaba todo asombrado. Por un lado tenía ganas de abrazar a Juan y decirle que Spreen había sido un cabrón con él y por el otro su mente le repetía que conocía a Spreen, que sabía que el moreno no era así. — Lo peor es que no soy el único. Se que posiblemente no me creas pero hay más gente a la que le ha pasado lo mismo, puedes hablar con ellos, te dirán encantados lo que les hizo. — Roier lo miró con un poco de desconfianza. — Puedes preguntarle a Ari o a Biyin, son amigas mías y también les hizo lo mismo. — Roier se llevo las manos a la cara, ocultandola por unos segundos mientras seguía sintiendo la mirada de Juan sobre él. — Gracias por venir a decírmelo, enserio pero si no te molesta debo ir a comprar el desayuno. — Juan asíntio y le dedicó una sonrisa triste antes de irse.

Aquello lo dejó pensando por el resto del día, más él que era una persona que sobrepensaba todo demasiado.

heartbreaker ⋆ ˚。⋆୨୧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora