*ೃ༄ Hidden in the shadows ˚◞♡ ⃗

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Todo el mundo coincidiría en que, después de lo ocurrido el otro día, Spreen y Roier debían ser las personas más felices del planeta y claramente así era pero en el fondo Spreen se estaba muriendo por dentro. ¿Por qué? Se preguntarían todos, pues bien, era algo muy simple. Roier era alguien vergonzoso, muy vergonzoso, demasiado. ¿Y por qué eso era malo? Fácil, Spreen quería abrazarlo todo el rato, darle la mano, acompañarlo a las clases y besarlo y al castaño todo esto le daba muchísima vergüenza. No iba a mentir, le encantaba verlo todo rojo cada vez que entrelazaba sus manos por mitad del pasillo y la gente los miraba pero aquello estaba llegando a un punto que lo estaba desquiciando un poquito.

— Spreen. — La profesora rodó los ojos al no obtener respuesta. — ¡Spreen! — Repitió en un tono más alto pero no obtuvo resultado. — SPREEN — Terminó optando por chillar, todos sus compañeros se giraron a mirarlo cuando el moreno miró sobresaltado a la maestra. — ¿Que pasa? Che no hacía falta gritar. — Alguno de sus compañeros río y su cara de desconcierto creció. — La maestra llevó las manos a su cara con exasperación. — Spreen te he llamado como 50 veces, si no vas a prestar atención a la clase mejor vete y te pongo directamente la falta. — El moreno rodó los ojos y volvió a hablar.— ¿Pero si me va a volver a poner la falta para que me voy a ir? — La profesora de dedicó una mirada de odio pero al moreno no le afectó, estaba acostumbrado a que los profesores le tuvieran asco o le mirarán mal, por eso les contestaba.
Se quedó mirándola hasta que está habló. — Muy bien señorito, fuera de mi clase. — El nombrado sonrió burlón. — Viste, no era tan complicado. Vos conseguiste que yo me vaya de tu clase y yo que no me pongas falta. — Tras eso recogió rápidamente sus cosas y salió del aula. Ahora tenía media hora libre y no tenía ni idea de que hacer.

Se quedó pensando un rato a donde ir y terminó decantándose por ir a la biblioteca. No era su lugar favorito pero allí no habría nadie molestando.
Cuando llegó busco la mesa libre más apartada que hubiera y se sentó allí. Colocó la mochila sobre la mesa y puso la cabeza sobre esta, dormiría hasta que sonara la campana o esa era la intención.

— Hola.
Sintió un escalofrío recorrer su espalda.
Nada más escuchar aquella voz abrió los ojos y se incorporó, quedando cara a cara con el contrario.
— ¿Que querés ahora?
El contrario sonrió con superioridad.
— Ni un hola, ni un qué tal. Que maleducado.
Spreen estaba conteniendo las ganas de decirle cuatro burradas.
— ¿Que tal si cerrás el orto y me dejaste dormir?
El contrario río. Acto seguido se levantó de donde estaba y se sentó junto al moreno, en la silla contigua.
— Dejame en paz.
El contrario solo río y lo obligó a mirarlo.
Spreen le dedicó una mirada de odio.
— No me toques Juan.
El nombrado volvió a reír.
— ¿O qué? ¿Que me harás?
El moreno iba a hablar pero los labios del contrario se estamparon con los suyos.
Nada más sentir el contacto el moreno se removió apartándolo de un empujón.
— ¡¿SOS BOLUDO O QUE TE PASA?!
El grito resonó por toda la biblioteca, incluso comenzó a escuchar réplicas de la bibliotecaria pero poco le importo.
Mientras Juan solo lo miraba con una sonrisa en su cara.
— Si quieres te doy otro, como parece que no te ha gustado este..
Y aquello fue la gota que colmó el vaso. Volvió a empujar al de lentes que cayó al suelo de espaldas, este ya no sonreía, estaba enfadado.
Nada más verlo en el suelo se lanzó sobre el y tiró un puñetazo que impactó directo a la nariz del contrario. Juan no se quedó corto e intento defenderse pero la diferencia de altura y físico no jugó en su favor.

La pelea no duró mucho, alguno de los estudiantes presentes avisó a la bibliotecaria y profesores cercanos y entre dos de estos últimos lograron separar a Spreen de Juan.

Llevaron a cada uno a una esquina de la biblioteca y les pidieron a ambos que contarán su versión de los hechos.

[...]

heartbreaker ⋆ ˚。⋆୨୧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora