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La clase estaba siendo interminable. Historia no era precisamente de sus asignaturas favoritas aunque bueno, como justificación prácticamente ninguna materia le gustaba, todas le aburrían demasiado o no las comprendía y los profesores no se molestaban en volver a explicarle nada. La única que le resultaba medianamente pasable era arte porque le ayudaba a desfogar, a desconectar y tampoco se le daba mal.

Las palabras de la profesora se perdían por algún lado de su mente pero sabía que no las retendría por lo que no les prestaba atención. Su mente estaba en otra parte, hundido en sus pensamientos, deseando que el tiempo avanzará más rápido para salir de esa maldita clase y volver a su casa escuchando los parloteos del castaño. ¿Tal vez la urgencia porque la clase llegará a su fin era debido a que quería ver al castaño? Posiblemente, ese día no habían coincidido en ninguna clase y lo extrañaba un poco. Con él era más divertido, el tiempo pasaba más rápido y le animaba a atender. Aparte si no entendía algo Roier siempre se lo explicaba, daba igual cuántas veces tuviera que hacerlo, siempre le repetía todo hasta que logrará entenderlo. ¿Tal vez por eso le gustaba? Puede ser, el castaño era la primera persona que le gustaba de verdad y se sentía bien, se tía que era la persona correcta, que él jamás le dañaría pero de alguna forma sentía que era él quien podía dañar a Roier y eso era lo que menos quería. Por eso intentaba ir con cuidado, pensando las cosas dos veces antes de hacer nada, meditando las consecuencias de lo que haría.

La campana que indicaba el final de la clase sonó y comenzó a guardar las cosas de forma rápida, como de costumbre.
Mientras terminaba de meter el estuche en la mochila sintió como alguien lo llamaba dando toques suaves en su espalda. Terminó de guardar las cosas y se dió media vuelta para ver quién lo llamaba y allí estaba el chico de lentes esperando a que él me contestará.
— Ah, hola Juan. — El castaño oscuro sonrió. — ¿Necesitas algo? — Juan asintió. — Quería saber si me podías acompañar un momento a un aula aquí al lado. — El moreno lo miró extrañado. — ¿Eh?, ¿Para que? — Juan desvío la mirada mientras contestaba. — Esque debo decirte algo importante y no quiero chismosos escuchando. — Spreen soltó una pequeña risa y asintió. — Dale, te acompaño.

Mientras seguía al de lentes su mente solo podía pensar dos cosas. La primera era que qué sería tan importante para que Juan lo llevará a hablar a solas y la segunda era que quería que aquello fuera lo más rápido posible para ir a recoger al castaño a su clase como hacía todos los días.

Llegaron al aula la cual estaba abierta y los dos entraron. Spreen soltó la mochila sobre uno de los pupitres y se giró para prestarle atención al castaño oscuro. Este respiró hondo un par de veces. Sus mejillas estaban un poco rojas y Oh no, el moreno ya sabía lo que se venía.
Comenzó a sentir que la habitación se hacía cada vez más pequeña, se estaba agobiando un poco. Sólo esperaba que aquello fuese rápido y poder escaparse. — Bueno, ehm.. la cosa es que — El moreno había agotado su poca paciencia y dijo lo primero que se le pasó por la cabeza. — Me gusta Roier. — El castaño se calló de inmediato. — Siento no corresponderte pero podemos seguir si— Si quiera pudo acabar la frase cuando los  labios del contrario impactaron contra los suyos. Intentó separarse de inmediato pero las manos de este hacían presión sobre su nuca impidiéndole moverse.
Se llevaron un rato así, Spreen se sentía muy incómodo y tremendamente asqueado. Quería que Juan se separará ya por lo que optó por darle un pisotón en el pie haciendo que esté lo soltara de inmediato para empezar a maldecir.
Paso el puño de su sudadera por sus labios en un intento desesperado de borrar cualquier rastro del de lentes en sus labios. — ¡¿VOS SOS BOLUDO O TE LO HACES?! — Ni siquiera esperó una respuesta del contrario el cual lo miraba serio, él solo comenzó a gritarle sin más. — ¡¿QUE MIERDA TE PASA EN LA CABEZA PELOTUDO?! ¡¿VOS PENSAS QUE PODES VENIR AQUÍ Y BESARME PORQIE VOS QUERAS?! NO, ASI NO FUNCIONAN LAS COSAS JUAN. — Suspiro mientras sereaba los ojos intentado calmarse un poco.
Al abrirlos hizo contacto visual con el contrario pero le dedicó una mirada dura, sería. — Juan si no te correspondo te toca joderte no más. No podés venir y forzarme a hacer algo que yo no quiero. No. Esto tiene un nombre y se llama abuso. — Miró a Juan esperando que este se fuera pero muy a su pesar se acercó de nuevo tomándolo por las caderas. — ¿En serio te gusta Roier? Vamos, tu eres un chico de un lío de una noche, ¿De verdad crees que puedes estar con alguien como él? No es nadie, no es tu tipo y menos mereces estar con él después de todo lo que le has hecho a media escuela. No sabes querer, tú lo único que haces es jugar con los demás y yo te estoy permitiendo que juegues conmigo porque se lo que me espera ¿Acaso Roier sabe a lo que se atiende si empieza a salir contigo? No creo. — El moreno puso cara de asco debido al roce de las manos de Juan sobre sus caderas por encima de la ropa. Lo empujó haciendo que se cayera de culo contra el suelo y lo miró con odio. — No sé cómo no me di cuenta antes de la mierda de persona que sos. — El castaño soltó una risa amarga. — Claro que lo sabías, te juntas con los de tu misma especie Spreen. — Tenía ganas de pegarle pero en el momento en el que empezó una amistad con Roier se prometió no volver a meterse en una pelea y pensaba mantener esa promesa, por Roier. — No te volvas a acercar a mi. Si lo haces hablaré con los profesores. — Juan sonrió con superioridad. — ¿Que profesores? ¿Los mismos que te odian por ser un vago y no entregar tus tareas? — Volvió a reír pero esta vez sí risa tenía un toque de diversión. — Me da que tú y yo nos lo vamos a pasar muy bien. — Spreen si quiera contesto. Se dio media vuelta dejando al contrario en el suelo, tomo su mochila y salió del aula bastante enfadado. Necesitaba un abrazo del castaño cuanto antes.

heartbreaker ⋆ ˚。⋆୨୧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora