Los Reyes De La Noche (Slytherin Boys)

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Capitulo 3.

ִֶָ𓂃 ࣪˖ ִֶָ🐇་༘࿐

Ayer fue un día agotador para los hermanos Malfoy, especialmente para Elena. Desafortunadamente, fue ella quien se encontró con la inesperada escena: su hermano, el inflexible Draco, en la habitación con una Gryffindor. Elena no podía creer lo que había visto. Su hermano, quien había dedicado su vida a rivalizar con los leones, ahora se encontraba en una situación que parecía desafiar todo lo que él representaba.

La imagen de Draco con una Gryffindor en su habitación le parecía una completa estupidez, una contradicción absurda. La situación no solo le resultaba increíblemente confusa, sino que también se sentía profundamente frustrada. Ahora se preguntaba qué más podría estar ocultando Draco. ¿Acaso estaba en una relación con ella desde hace mucho tiempo, sin que nadie lo supiera? ¿O tal vez, en realidad, era mucho más cercano a los leones de lo que había dejado ver? La idea de que Draco, quien siempre había expresado su aversión hacia los Gryffindor, pudiera tener una amistad secreta con ellos, la sorprendía y desconcertaba aún más.

Por un lado, Elena se sentía herida. Creía que ella y su hermano compartían un vínculo fuerte, o al menos eso pensaba hasta ahora. La situación actual le hacía cuestionar si el tiempo sin verse había debilitado esa conexión. La falta de encuentros y la escasa comunicación parecían haber creado una barrera entre ellos. Se preguntaba si Draco ya no confiaba en ella, y, siendo honestos, no lo culparía si no lo hiciera, después de todo, ¿Cómo podría hacerlo si casi nunca podían verse?

―¡Elena! ―gritó Draco desde el otro lado de la puerta―. ¡Déjame explicarte! Te aseguro que no fue lo que pareció.

Elena suspiró. Quizás la falta de interacción social la estaba volviendo paranoica y algo obsesiva. Quizás le estaba dando demasiado drama a algo que, en realidad, podía ser bastante simple. Decidiendo dar un paso hacia la comprensión, abrió la puerta, poniendo fin a los molestos golpes de su hermano. Dejó la puerta abierta, permitiéndole el paso, mientras caminaba con calma hacia su armario. Sacó su uniforme, sin dejar de mirar a Draco, que aún no entendía bien la situación. Al darse cuenta de su propia postura, se sentó en el suelo con las piernas cruzadas, esperando que él empezara a explicar. Elena sabía que debía permanecer neutra; no quería espantar a Draco ahora que finalmente lo tenía frente a ella.

―Te escucho ―dijo Elena, bostezando para disimular su cansancio―. Quiero una buena razón para no contarles a nuestros padres... justo ahora.

Se dio cuenta de que no tenía otra opción que hablar. Aunque estaba dispuesto a aclarar la situación desde el principio, prefería hacerlo sin la presión de la amenaza. Sabía que debía ofrecer una explicación convincente para evitar que la situación se saliera de control y ganarse un momento de tranquilidad. Draco suspiró, tratando de encontrar las palabras adecuadas. No quería que su explicación sonara mal, especialmente porque su hermana era una mujer, y no deseaba que se sintiera ofendida. Temía que, si no era cuidadoso con sus palabras, ella pudiera sentirse insultada y decidir contarles a sus padres de todos modos. La última cosa que quería era empeorar la situación con una respuesta torpe.

―¡Date prisa! ―interrumpió Elena, impaciente.

Draco suspiró profundamente, tartamudeando mientras buscaba cómo explicarse. Elena, mientras tanto, se levantó y se dirigió a su escritorio, sacando un pergamino y comenzando a escribir. En ese momento, Draco reunió el coraje que tenía guardado dentro y finalmente se lanzó:

―¡Me acosté con ella por pena! Sí, se le notaba que estaba muy necesitada de mí, no solo en lo sexual, pero eso aceptó para estar conmigo.

La confesión dejó a Elena atónita. No sabía qué le resultaba peor: haber asumido erróneamente que la distancia entre ella y su hermano se debía a mentiras, o descubrir que él estaba involucrado en situaciones tan cuestionables. No sabía qué decir en ese momento. Pensó que lo mejor era mantenerse en silencio, para no hacer la situación aún más incómoda.