La furia de Elena ✗

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Capitulo 11.

ִֶָ𓂃 ࣪˖ ִֶָ🐇་༘࿐

Por la mañana, Pansy y Elena ya estaban despiertas. Se dieron una ducha rápida, se pusieron sus uniformes y se prepararon para el día.

-Perfecto. En el descanso de cinco minutos organizamos todo, ¿de acuerdo?

-Me parece bien...

Se despidieron y Elena se dirigió hacia su habitación, mientras que Pansy se encaminó hacia la de Draco para proponerle la idea de la fiesta. Sin embargo, sabemos que es poco probable que eso ocurra; ya conocemos bien dónde se encuentra el rubio en este momento.

Elena tocó la puerta con cautela, esperando no encontrarse con ninguno de ellos en medio del proceso de vestirse, y mucho menos en el de desvestirse.

Al no recibir respuesta, decidió entrar. Lo que vio al abrir la puerta la dejó boquiabierta: la habitación era un completo desastre. Muffins esparcidos por el suelo y jugo derramado por todas partes creaban un caos incontrolable. Se acercó a su mochila para sacarla y, al moverla, un desagradable olor comenzó a desprenderse. Al acercar su nariz, confirmó que el hedor era abrumador. Al abrir la mochila, encontró un calzoncillo negro en su interior.

-¿Pero qué...? -murmuró Elena, disgustada.

«Malditos cerditos» pensó mientras se dedicaba a recoger un poco del desorden. La mayoría de los objetos eran vasos vacíos. En un momento dado, mientras se agachaba para recoger algo, su trasero quedó expuesto al aire. Un silbido repentino la desconcertó. Se giró para encontrar a Mattheo mirándola con una sonrisa.

-¡Qué buena vista! -comentó él-. ¿Sabes? Podría despertarme así todos los días.

Elena puso los ojos en blanco y se acercó a él, a una distancia que podría ser interpretada como prometedora. Mattheo se quedó inmóvil, esperando que ella diera el primer paso, aunque en realidad ella tenía otra intención. Se acercó aún más, dirigiéndose a sus labios, pero en un movimiento rápido se inclinó para oler su boca.

-¿Pero ¿qué estás haciendo? -exclamó Mattheo, claramente confundido. ¿No iba a besarlo hace un momento?

-Quería saber si habían tomado... ya sabes, alcohol -dijo Elena.

-¡Ushh! Hubieras preguntado en lugar de ilusionarme de una manera tan cruel. Ni Tom Elena, ¡ni Tom!

Elena sonrió y se levantó de la cama, sin darse cuenta de que Tom estaba justo detrás de ella, casi como un fantasma. No fue hasta que chocó con él que lo notaron.

-¡Ah, carajo, Tom! ¡Ten más cuidado!

Tom frunció los labios, claramente molesto.

-¿Así me despiertas? A él casi lo besas y, ¿a mí me gritas? -respondió Tom, fingiendo ofensa.

-No lo besé... ni tenía intención de hacerlo-replicó Elena, cruzando los brazos.

«¿Entonces?» preguntó Tom, con los brazos cruzados y una expresión de escepticismo en su rostro. No podía negar que algo estaba ocurriendo; la distancia y las mejillas sonrojadas de Mattheo dejaban claro que había algo en marcha. Elena lo miró de arriba a abajo mientras ponía los ojos en blanco, claramente exasperada.

-¿Y a ti qué te importa? -Respondio Elena, sacándole la lengua como si fuera una niña.

-Ya estás bastante peluda como para hacer semejante barbaridad-dijo Tom en tono burlón, mientras Mattheo observaba con una sonrisa.

Los Reyes De La Noche (Slytherin Boys)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora