Desatado

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Capitulo 29.

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Todo se desmoronaba a su alrededor. Dumbledore, agotado y al borde del colapso, luchaba con todas sus fuerzas por mantener a los mortífagos a raya, quienes asediaban Hogwarts con una ferocidad desesperada. Harry, la última esperanza que les quedaba, estaba sumido en un estado de locura, murmurando incoherencias debido a su nueva condición. Hermione y Ron, quienes habían asumido el honor de ser llamados salvadores, estaban igualmente desaparecidos; no había ni rastro de ellos y la esperanza de que aún estuvieran vivos se desvanecía con cada minuto que pasaba.

—¿Qué podemos hacer? —preguntó Minerva, dirigiéndose a Dumbledore con un tono cargado de desesperación. El anciano hizo un gesto vago con la mano, y Minerva frunció los labios, visiblemente frustrada—. No podemos depender de los niños, Albus. Son solo eso, niños.

Ante las palabras de Minerva, Dumbledore se levantó de su silla, un poco enfadado. "Niños" no era la palabra con la que él definiría a las nuevas generaciones; más bien, los describiría como problemáticos. Solo parecían causar problemas, actuando según sus propios deseos sin considerar las consecuencias de sus acciones. Sabía que estaba mal pensar de esa manera; Minerva tenía razón. Sin embargo, en medio de la monotonía destructiva que amenazaba con consumir cada rincón, pensar de manera diferente, aunque fuera erróneo, era una pequeña satisfacción que pocos podían permitirse.

—Pues yo pienso de manera diferente, Minerva —dijo Dumbledore con su habitual serenidad—. Todo esto ha sucedido debido a un "niño", como tú lo llamas, Minerva, un "niño incomprendido", como tú mismo lo describes, Severus. Todo es gracias a él. Siempre es un niño incomprendido. Siempre lo ha sido.

Tanto Snape como Minerva fruncieron el ceño, desconcertados por las palabras de Dumbledore. No comprendían su punto, y había algo en ellos que tampoco quería entenderlo. Al no ser escuchados, decidieron permanecer en silencio, permitiendo que Dumbledore se recostara de nuevo en su silla.

—Me refiero a que siempre se trata de la incomprensión de alguien —añadió Dumbledore—. Si fuera simplemente porque los padres no prestan atención a sus hijos, estaríamos rodeados de un sinfín de niños causando estragos. —Hizo una breve pausa para respirar antes de continuar—: Lo que quiero decir es que están enfocando demasiado la atención en algo que, en realidad, no la merece. Entiendo que se preocupen por los niños, pero estos ya no son simples infantes; son adultos con una apariencia juvenil.

Por un breve momento, Snape suspiró, lo que atrajo de inmediato la atención del director.

—Tú mismo lo dijiste, Severus —prosiguió Dumbledore—. Elena Malfoy se esfuerza cada día para ser ella quien reciba las misiones, fáciles o difíciles, desde pequeña, para proteger a su hermano. Lo mismo ocurre con Tom, quien se presenta como el modelo ejemplar para que Mattheo no tenga que cargar con todo eso también. Al igual que los demás, saben muy bien lo que hacen y las consecuencias de sus acciones. Saben a lo que se enfrentan, y eso los hace más temibles que nunca.

Dumbledore hizo una breve pausa, reflexionando sobre sus palabras.

—Son peligrosos porque no temen a la muerte. Debido a los acontecimientos de sus vidas, la ven como una vieja amiga. De hecho, parece que todo lo que hacen está dirigido a un único propósito: morir después.

—Eso es imposible —refutó Minerva, visiblemente exasperada—. ¿Quién desearía morir con tanto fervor? Son solo niños, nada más que niños. Actúan por inercia, conforme a lo que les enseñaron desde pequeños. Los hijos de Vol-... —suspiró antes de evitar mencionar su nombre—, sus hijos... ¿Qué creen que les enseñaron desde pequeños? ¿A ser virtuosos y, sobre todo, buenos? Lo mismo se aplica a los demás, incluyendo al joven Black.

Los Reyes De La Noche (Slytherin Boys)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora