Capítulo 9.
ִֶָ𓂃 ࣪˖ ִֶָ🐇་༘࿐
Los elfos habían decidido esperar unos minutos adicionales antes de despertar a los jóvenes, quienes dormían plácidamente y sin preocupaciones. Sin embargo, los minutos se les fueron y no lograron despertarlos a tiempo. Dos horas más tarde, los elfos estaban dormidos en el pasillo frente a las habitaciones, mientras los jóvenes seguían en la cama. Cuando el tiempo avanzó y la situación continuó sin cambios, Narcissa finalmente notó que los elfos, cómodamente apoyados en la puerta, se habían quedado dormidos.
-¡Oigan! -dijo con voz firme-. ¿Acaso están aquí para dormir o para hacer lo que les pedí? Ya son las 9:00 y el tren sale a las 11:00. ¡Muévanse y despierten a los jóvenes de una vez!
Los elfos, molestos y murmurando, abrieron las puertas al mismo tiempo. Para sorpresa de uno de ellos, el joven Tom ya estaba despierto, bañado, uniformado y sentado en la pequeña sala de su habitación con un libro en la mano. El elfo sonrió para sí mismo; jamás había visto a sus amos, Draco y Elena, leer un libro en lugar de dejarse llevar por el sueño y soltar babas en las almohadas.
―Ya decía yo que se estaban tomando su tiempo ―murmuró Tom, manteniendo su firme postura y sus ojos fijos en la lectura.
―Se nos hiso tarde, una disculpa. -murmuró el elfo. Con un resoplido de mala gana, añadió-: Abajo está listo el desayuno, joven Riddle.
Luego, cerró la puerta de un golpe y se marchó. Otro elfo se dirigió a la habitación del "Joven Mattheo". Al entrar, lo primero que notó fueron los extraños sonidos provenientes de la cama. Se acercó con cautela, inspeccionando cada rincón por si acaso. Había tenido experiencias previas despertando a invitados que traían animales consigo, por lo que estaba particularmente alerta.
Se acercó lentamente a la cama de Mattheo y echó un vistazo a la superficie. No vio ninguna criatura a la vista, lo cual le permitió soltar un suspiro de alivio. Concluyó que los ruidos eran, en realidad, ronquidos provenientes de Mattheo, quien dormía abrazado a una almohada.
Con una sonrisa llena de gracia, el elfo apareció con un vaso de agua fría en la mano. Se subió a la cama con cuidado y trepó hasta situarse cerca de Mattheo. Esperó pacientemente el momento adecuado, el instante en que Mattheo abriera la boca. Cuando el elfo sintió que el momento estaba cerca, rápidamente inclinó el vaso, dejando caer el agua sobre el rostro de Mattheo.
Mattheo despertó de repente, muy agitado, pero al menos había logrado despertarse gracias al elfo.
-El desayuno está listo... ogro -informó el elfo con tono burlón.
Mattheo se levantó con furia, pero el elfo ya había desaparecido, antes de que pudiera decir una sola palabra.
Lo mismo ocurrió con los demás. Los elfos, armados con vasos de agua fría, se aseguraron de que todos los jóvenes despertaran empapados y muy molestos. Con las caras mojadas y visiblemente enfadados, los jóvenes bajaron a desayunar. A pesar de su mal humor, comían con tranquilidad, lo que causaba desesperación en Lucius, quien los estaba esperando para llevarlos. Draco, por su parte, disfrutaba de la comida con calma y parecía saborearla con gusto.
-¡Draco! -lo llamó Lucius. Draco volteó a mirarlo con el pan aún en la boca.
-No es por apresurarte, pero date prisa ¿Quieres?
-¿Quieres que me ahogue? -preguntó Draco, alzando las manos en señal de protesta.
-Si así logro que te apresures, entonces sí.
ESTÁS LEYENDO
Los Reyes De La Noche (Slytherin Boys)
Fiksi PenggemarEn un mundo mágico, ocho jovenes hechiceros se ven enfrentados a un destino inevitable debido a las decisiones de sus padres. Cada uno de ellos proviene de familias poderosas y respetadas, aunque algunas temidas en el reino de la magia, pero un anti...