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11 de Abril de 2023

Era de noche, Hanbin estaba revisando algunos resultados que coincidían con el nombre de Heeseung en algunas academias de canto las cuales Hao le comentó. Estuvo desde la tarde buscando en su laptop y habían coincidencias, pero no las suficientes.

—Hao, ¿estás ahí?, ¿puedes venir un momento? —llamó

—¿Qué pasó? —entró a la habitación recién salido de la ducha y se sentó en la cama, sólo tenía una toalla que cubría la parte inferior del cuerpo mientras que su torso seguía con gotas de agua. Traía una toalla pequeña entre sus manos con la cual se estaba secando el pelo

—¿Crees que este chico sea Heeseung? —giró el portátil hacia él siendo aquel chico el único que quedó después de todas las personas que descartó anteriormente

—Creo que... —seguía observando y leyendo —no... —se hizo hacia atrás con un poco de tristeza y decepción por errar otra vez más —no es Hee...

—Lo siento —se frustó —en estas academias de canto por aquí cerca tampoco hallé nada

—Deberíamos buscar más, quizás en otro tipo de academias, como piano, o esas donde te enseñan a tocar instrumentos, a Hee también le gustaba mucho eso —se trataba de secar el cabello

—¿Te ayudo? —se ofreció a secárselo

—Oh, claro —le dio la toalla girando en su lugar para darle la espalda a Hanbin y así pueda secar mejor el cabello —de todas formas gracias por todo lo que estás haciendo

—No es nada, en estos días voy a seguir viendo eso

El pelinegro le secaba el pelo con algunos masajes de por medio que hacía que el castaño cerrara los ojos por las sensaciones generadas. No le gustaba usar el secador porque creía que le iba a dañar el cabello, prefería secárselo por su cuenta.

—Ya está —dijo Hanbin —ponte rápido tu pijama, no te vayas a resfriar

—Está bien —se levantó de la cama —tu tampoco te quedes hasta tarde viendo eso, tienes que descansar para que mañana te levantes a prepararme el desayuno antes que despierte —bromeó con él haciendo que riera

—Lo que tú digas —apagó la laptop

Después de unos segundos ya cada uno estaban en sus respectivas con todo apagado y esperando que sea mañana, tendrían que ir a trabajar de nuevo.

Hanbin se levantó temprano para prepararle el desayuno a Hao, a pesar que este no lo decía en serio de todas formas lo hizo con cariño.

Le añadió unos panes integrales con queso y jamón, los cuales colocó en la sandwichera para que salieran calientes. Los sacó y preparó otros dos, mientras se hacían, tomó frutas frescas y las comenzó a picar para hacer una ensalada ocupando un tazón grande y dejarlas ahí.

Finalmente puso todo en una mesa de cama junto a dos tazas de café y lo llevó hacia Hao quien permanecía dormido todavía, sin embargo al sentir a Hanbin sentándose en la cama abrió los ojos al instante.

—Buenos días —dijo con voz ronca frotándose los ojos

—Buenos días, ya te prepararé el desayuno

—¿Eh? —abrió bien los ojos viendo la pequeña mesa que tenía Hanbin en sus manos. Se sentó en la cama apoyándose en la cabecera —oye, no era necesario esto —sonrió con un poco de vergüenza —lo había dicho de broma

—Lo hice porque estoy agradecido de que me hagas compañía en esta casa tan grande, de verdad, no es nada —dijo con calidez

—你很可愛 —sonrió

—No sé si me estás insultando o algo pero igualmente lo voy a tomar como un halago —dijo dulcemente viendo como Hao sonreía y comenzaba a comer con total felicidad

—Come tranquilo, aún hay tiempo para ir a la universidad

—Acompáñame —hizo un puchero

—Qué tierno —rió ante la acción del castaño —está bien —se dio la vuelta en la cama para sentarse en el otro extremo junto a Hao

El castaño disfrutó del delicioso desayuno por la mañana hecho por Hanbin, valoraba las mínimas cosas que hacía por él, esperaba poder devolvérselo en algún momento con algo.

Pero eso no fue lo único adorable que ocurrió ese día, cuando estaban en la tienda comprando algunas bebidas, Hao pidió una coca cola zero, a lo que Hanbin reaccionó emocionado.

—A mi me gusta mucho la coca cola zero —sonreía el pelinegro —es mi bebida favorita

—¿De verdad? —se asombró —la mía también, no puedo vivir sin ella

—Te digo que es el destino y no me quieres creer —le entregó la lata después de haberla abierto para él

—No lo sé —comenzó a tomar la bebida —voy a pensar acerca de eso

Hao no quería creer en el destino, iba em contra de sus principios desde que era niño, pero gracias a Hanbin estaba dudando sobre eso, ¿cómo era posible que tengan tanto en común?.

Mi segundo primer amor ☆ HaobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora