「12」

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Zhang Hao era amante del café, esto surgió gracias a que Heeseung también lo era, pero no lo preparaba, sólo lo compraba aunque siempre tuvo curiosidad de saber como se hacía, sin embargo, nunca se tomó el tiempo de investigar. Desde que Heeseung dejó de escribirle dejó de tomar café poco a poco. Ni siquiera recordaba el sabor.

—¿Y como aprendiste a preparar café? —preguntó el castaño con curiosidad dándole un sorbo a su latte

—Cuando estaba en la universidad trabajé tiempo parcial como barista, me capacitaron y así fue como aprendí. De hecho, yo no tomaba café, ni siquiera me gustaba, pero desde que inicié esos cursos empecé a agarrarle cariño —sonrió —, normalmente en vez de comprarlo lo suelo preparar yo mismo, colecciono envases de diferentes cafeterías y hago mi propio café ahí —tomó un sorbo a su bebida. Hao levantó la vista mirándolo fijamente mientras pensaba en algo

—Entonces el café que tenías en la mañana... ¿lo hiciste tú?

—Sí —respondió sintiendo una leve sonrisa escapar de sus labios a sentir la mirada fulminante del castaño encima suyo

—No puede ser —se recostó en la silla fingiendo estar indignado —¿Y porqué no me dijiste eso primero?

—Por eso no quería que pagaras el café —se justificaba aún sonriendo

—Bueno no importa, de todas formas me iba a sentir mal si no te compraba uno —volvió a inclinarse para tomar otro sorbo a su bebida —espero que para compensar esto me prepares un café

—Claro que sí —sonrió —cuando empiecen las clases te voy a traer un café diferente todas las mañanas

—Tampoco todas, no quiero abusar —rió

—¿Tu eres chino, verdad? —retomó la conversación después de unos segundos en silencio

—Sí

—Hablas muy bien el coreano, ¿tomaste cursos?

—Hace años, cuando tenía 16 gané una beca de un año para estudiar en una escuela en Busan

—¡Oh! —exclamó —¿y ahora que volviste planeas quedarte a vivir en Corea?

—Según mis planes, sí —se calló un momento —aunque la razón principal por la que vine a Corea no fue para ser profesor en sí

—¿No? —frunció el ceño —¿Entonces?

—Bueno.... —dudó un momento —no sé si contarte, no sé que puedas pensar de mí con eso, no es algo malo, es sólo que... la gente a mi alrededor piensa que es estúpido u obsesivo...

—Tranquilo —cortó su diálogo —yo no soy alguien que juzgue a las personas, cada quien decide que es lo correcto para sí mismos, yo no me meto en eso

—Bueno... —tomó un suspiro —en aquel tiempo en el que estuve en Busan, me hospedé en un hotel cercano a la playa, y ahí conocí a un chico... —se detuvo un momento observando a Hanbin, su expresión seguía siendo la misma, lo estaba oyendo atentamente —y tuve un romance con él...

—Ya veo —asintió

—Bueno, después acabó mi beca y me tuve que regresar a China, pero seguimos en contacto a través de mensajes y llamadas hasta que poco a poco dejamos de chatear seguido y simplemente nos dejamos de escribir... él desapareció, literalmente, no pude contactar con él por ningún lado ya que borró todas sus redes y su número ya no existe

—Oh...

—Nunca terminamos ni nada, así que no puedo decir que es mi ex, porque no lo siento así, y bueno, tampoco me he podido olvidar de todo lo que pasamos juntos, eso no se va de la noche a la mañana y menos así, ni siquiera puedo saber si lo puedo superar

—Es entendible —asentía

—Así que vine a Corea ahora que terminé la universidad porque mis papás ni locos me iban a dejar viajar sin terminar mis estudios. Mi objetivo es encontrarlo, tengo muchas preguntas que hacerle, necesito saber que hacer con este amor que no pudo desaparecer

—¿Sabes de alguien cercano a él que te pueda ayudar?

—No, nadie —sonrió con tristeza —, la gente me decía que espere y que si él era para mí el destino se iba a encargar de unirnos de nuevo, pero eso me parece muy tonto la verdad

—¿No crees en el destino? —preguntó curioso

—No, nunca creí en esas cosas

—Yo si creo —sonrió tímido

—¿Tu también? —rió soltando un suspiro —no puede ser

—Es bonito creer en el destino

—¿Crees que todas las acciones que haces están escritas y premeditadas? —expresó de manera retadora

—No es tanto así... yo me refiero al destino que une a las personas, como las almas gemelas o lo tuyo con tu... el chico que dices

—Heeseung —nombró

—Él. Quizás es el amor de tu vida y si es así, el destino los terminará juntando otra vez

—¿Entonces sólo debo sentarme a esperar? —contestó de forma burlona

—Ya estás aquí, te toca buscarlo y usar la ley de atracción para que llegue a ti más rápidamente

—¿Ley de qué...? —frunció el ceño —prefiero buscarlo por mi cuenta sin usar nada, yo decido que él es el amor de mi vida y así va a ser

—Bueno, esa es tu creencia, yo la respeto —sonrió —si quieres te puedo ayudar a buscarlo

—¿En serio? —se le iluminaron los ojos

—Claro, Corea es grande aunque no parezca y encontrar a una persona tomará trabajo —bebió el último sorbo de su bebida —¿cómo dices que se llama?

—Heeseung

—¿Y su apellido?

—¿Apellido? —se quedó pensando unos segundos —no me acuerdo...

—¿No te acuerdas el apellido del amor de tu vida? —decía en forma burlona

—Cállate —el pelinegro se comenzó a reír —no me acuerdo su apellido, ¿me lo dijo? —pensó en voz alta —no puede ser, ¿cómo no me voy a acordar? —se llevó una mano a la frente golpeándose varias veces

—Hey, igual lo podemos encontrar —lo trató de calmar —, su nombre no es tan común, nunca lo había escuchado, no creo que sea tan complicado

—Gracias —suspiró con pesadez

¿Como no voy a saber su apellido?
Soy un tonto.

Mi segundo primer amor ☆ HaobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora