TRENTON
Estoy que me subo por las paredes después de la llamada de Pétrovik.
Casi cometo una tontería y me presento en el gimnasio cuando me ha contado que Keisha ha llegado, claramente afectada, y se ha puesto a dar golpes al saco como si le fuera la vida en ello.
Si me he contenido es porque, lógicamente, he llegado a la conclusión de que mi presencia solo le echaría más leña al fuego ahora mismo. No creo que quiera que la vea así.
Así que, no digamos cómo estoy ahora mientras Pétrovik me pone al día de lo que ha pasado después.
— ¿Por qué la has dejado marchar? Maldita sea, puede pasarle algo — grito, intentando contar hasta diez para recobrar la compostura.
Dios sabe que me cuesta lo mío, pero lo consigo.
— ¿Y qué querías que hiciera? ¿Esposarla a la puerta de mi negocio hasta que tú llegaras? —Pétrovik bufa y blasfema en ruso sin parar —. Además, sabía que yo estaba al tanto de tu vuelta y lógicamente no le ha hecho gracia. Debiste ir a verla tan pronto como llegaste al pueblo.
Que me recrimine me enciende, aunque entiendo bien que solo lo dice porque está preocupado.
Pero, joder, las cosas no son tan fáciles como todo el mundo parece pintarlas.
— ¿Crees que no lo sé? Pero no podía, ¡me daba miedo pensar que había encontrado la felicidad con otro! Alguien que no sea un puto caos como yo, alguien que sí la merezca...— finalizo, pasándome las manos por la áspera barba que ya empieza a salirme y dejándome caer en el sillón del nuevo apartamento que he alquilado.
Ahora que por fin lo he dicho en voz alta, me siento un poco mejor.
— No digas tonterías, Keisha no está con nadie. Y lo sabrías si me hubieras dejado contártelo cada vez que llamabas para ver si estaba bien — apostilla.
Y tiene razón. Le hago prometer que me llamará si sabe algo más de ella y cuelgo, empezando a arrepentirme de haber sido tan cerrado.
Nunca quise saber nada de su vida personal.
Solo llamaba para preguntar por su estado. Si comía, si se cuidaba, si asistía a terapia...pero nada más.
Will también me mantuvo al tanto. A pesar de todo lo que pasó, nunca me juzgó.
Resulta que me equivoqué con él. Es mucho mejor persona que yo.
Si Keisha supiera el acuerdo que tenemos los dos, nos daría una buena paliza. Pero si para algo reclamé parte de mi herencia fue para ayudarla.
Y lo primero que quise hacer fue garantizar que tuviera un hogar permanente. Así que hablé con él y le compré la cabaña para ella, con la condición de que no le dijera nada y siguiera aceptando el pago del alquiler que ella le entregara mensualmente.
Al principio él quiso decirle la verdad, pero lo disuadí porque estaba convencido de que si lo hacía Keisha se negaría a aceptarlo y querría pagarle hasta el último centavo de vuelta.
Así que Will coge el dinero y después me lo transfiere a mí.
Tengo una cuenta a nombre de Keisha para, llegado el momento, devolverle todo el dinero que es suyo para que lo invierta en lo que quiera.
Por entonces, será inevitable que se entere de lo que hemos hecho y solo espero que pueda comprenderlo. Para mí ese dinero no significa nada y si puedo emplearlo en algo bueno entonces qué mejor que en ella.
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Trenton: Peligrosa adicción ✔ COMPLETA ©️ EN FÍSICO CON MATCHSTORIES EDITORIAL
RomanceTrenton Sawyer ha luchado con sudor y sangre para salir de una vida de violencia y autodestrucción. Años y años de entrenamiento le han llevado a convertirse en uno de los mejores luchadores de la MMA en las últimas décadas. Sin embargo todo ese sac...