Amor de hermanas

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Mientras Natasha estaba en el gimnasio, su corazón se aceleraba con emociones que creía haber enterrado hacía mucho tiempo. Los ojos de Yelena se llenaron de una mezcla de alivio e ira al ver a su hermana, y antes de que Natasha pudiera reaccionar, Yelena cargó hacia adelante, con movimientos fluidos y precisos.

"¡NATASHA!" La voz de Yelena se llenó de una cruda intensidad mientras lanzaba una patada alta dirigida a la cabeza de Natasha. Natasha esquivó hábilmente el ataque y su cuerpo reaccionó instintivamente a la amenaza.

"¡Me dejaste!" Yelena escupió, sus ojos ardían de furia. Siguió su patada con una rápida serie de puñetazos, cada uno de ellos con una intención mortal.

Natasha paró los golpes y su entrenamiento comenzó a funcionar mientras mantenía su exterior tranquilo. "Yelena, no quería que fueras parte de esta vida", intentó razonar con su hermana. "Me fui para protegerte".

Los ataques de Yelena solo se volvieron más feroces a medida que su ira salía a la superficie. "¿Protegerme? ¡Me abandonaste, Natasha!" gritó, con una mezcla de tristeza y rabia en su voz. "¡Pensé que éramos familia, pero me dejaste sufrir en ese infierno!"

Con un giro rápido, Yelena apuntó una patada baja, tratando de desequilibrar a Natasha. Natasha saltó sobre la pierna, dando una voltereta en el aire para distanciarse de su implacable hermana.

Las dos Viudas Negras se rodearon, con los ojos fijos en una mirada tensa. Natasha estaba más que confundida, pero no podía bajar la guardia. Sabía que las emociones de Yelena estaban nublando su juicio y, si no se defendía, este reencuentro terminaría en un desastre.

Yelena se lanzó hacia adelante de nuevo, apuntando una serie de rápidos golpes al abdomen de Natasha. Natasha bloqueó y contraatacó con destreza, sus golpes fueron medidos y controlados. No estaba luchando para derrotar a Yelena, sino para someterla sin causarle ningún daño grave.

Sus movimientos eran una fascinante danza de poder y gracia. Los años de entrenamiento de Natasha en la Sala Roja se reflejaron en cada movimiento de Yelena. Era como mirarse en un espejo de su pasado, un reflejo de la Natasha más joven que alguna vez fue.

Con un repentino cambio de estrategia, Yelena intentó un barrido con la pierna seguido de una patada circular. Natasha anticipó el movimiento y saltó sobre la pierna, agachándose bajo la patada giratoria con una sincronización impecable. Rápidamente siguió con un suave golpe con la palma en el pecho de Yelena, lo suficiente para dejarla sin aliento sin causar un daño significativo.

Yelena tropezó hacia atrás, conteniendo el aliento mientras miraba a Natasha. "Crees que eres mejor que yo, ¿no?" ella estaba furiosa, su voz mezclada con dolor y amargura.

Natasha sacudió la cabeza, intentando apelar a la conexión perdida entre ellos. "No, Yelena. Ahora, ¿puedes decirme qué está pasando? ¿Por qué estás aquí?" preguntó, su voz suave pero decidida.

Los puños de Yelena se apretaron y su resolución vaciló por un momento. Pero el dolor en su corazón rápidamente se convirtió en ira una vez más. No planeaba pelear, pero tan pronto como vio entrar a su hermana, esta ira hirviendo estalló en lo más profundo de ella. "¡No lo entiendes, Natasha! Estaba sola, abandonada y nunca volviste por mí", acusó con la voz quebrada por la emoción.

Antes de que Natasha pudiera responder, Yelena se lanzó hacia adelante de nuevo, con un fuego renovado en sus ojos. Lanzó una andanada de golpes rápidos, cada uno impulsado por la frustración y la desesperación. Natasha evadió y desvió los ataques, con el corazón pesado por la carga del pasado.

"No puedo cambiar el pasado, Yelena", dijo Natasha, con un toque de tristeza en su voz. "Pero prometo que haré las cosas ahora mismo. Sólo por favor detente y explícame qué está pasando, ¿de acuerdo? ¿Qué pasó?"

Soy el Hombre Araña (MCU) 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora