La noche transcurrió tranquila, bueno, casi tranquila.
El jóven albino apenas abría sus ojos, sintiendo la molestia del sol en su cara. Suspiró y se sentó en ella, frotó sus cansados y ojerosos ojos, buscando relajarlos de alguna manera.
Su noche fué más complicada de lo que creía. Al parecer el que terminó enfermo fue Dazai, toda la noche sus quejidos y jadeos no le dejaron pegar un solo ojo hasta que los primeros rayos de sol se hicieron presentes.
Preocupado pensando en como ayudarlo, sintió un escalofrío al tacto que estaba teniendo con el azabache.
El antes mencionado se encontraba abrazando la pequeña cintura del albino, qué ahora se encontraba sumamente sonrojando.
_ mh~... No te vayas.. -murmuró haciendo más fuerte su agarre- hueles... Hueles bien.. -seguía murmurando ésta vez hundiendo su nariz en la espalda de el menor-
_ ¿A-ahora tu también? -pensó suspirando agotado-
Sin quejarse, el albino volvió a acomodarse en la cama, preparado para por fin poder dormir.
O algo así era su plan.
Pues Akutagawa lo abrazaba con firmeza, hundiendo su rostro en el cuello del menor. Aspirando todo su "dulce" aroma.
_ últimamente.. estás muy raro.. -dijo tratando de despertar al azabache-
Negó lentamente con su cabeza y una pequeña sonrisa se curvó en sus labios.
_ Pero me gustas más así-susurró y de igual manera lo abrazó, pegando su mentón a la cabeza del mayor-
Sin dudas sería una gran pequeña para los menores de allí.
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