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Países Bajos terminó siendo un desastre, para ambos pilotos. Desde las prácticas libres, pasando a la clasificación y por último a la carrera, había sido una sucesión de eventos desafortunados, que nunca llegaron a ponerse en orden. Lo peor de todo, para coronar, había sido el hecho de que Lando había caído un puesto en el campeonato, quedando en cuarto lugar, por detrás de Valtteri.

Por ese motivo fue que a Alyssa no le sorprendió cuando el castaño le volvió a pedir que se quedara una carrera más, la cual era nada más y nada menos que Monza. Lo que sí la sorprendió fue su facilidad para decirle que sí, que se quedarían aquella semana, sin siquiera preguntarle a su mejor amiga. Era como si internamente lo hubiera estado esperando y lo hubiera tenido decidido por sí misma.

Así que allí estaban el siguiente domingo, apoyando a dos pilotos de un equipo que jamás se les había cruzado por la mente, cada una con algo con los colores del mismo. Si sus versiones de principio de años las hubieran podido ver, se habrían llevado la sorpresa de sus vidas.

La semana en general en Italia había ido bien. Alyssa, Lola, Daniel y Lando habían salido a comer y a recorrer el lugar dentro de lo que sus horarios les habían permitido y resultaba que Monza, a la rubia, le encantaba aún más de lo que se podría imaginar, aunque quizás se debiera a los recuerdos que estaban haciendo, a la felicidad que estaba sintiendo estando allí más que solamente a lo hermoso del paisaje. O a la experiencia como fanática del deporte y su historia.

Más allá de eso, en cuanto al Gran Premio (a lo que fueron en primer lugar, por supuesto), la primera práctica libre no había sido muy prometedora. Ambos pilotos habían quedado mucho más abajo de lo esperado por el equipo y ellos mismos, pero al menos era solamente eso, una práctica. Recién fue durante la clasificación para la carrera sprint que el equipo anaranjado tuvo una mejora importante, asentándose en el cuarto y quinto lugar para el día siguiente, detrás de Lewis, Max y Valtteri. Sin embargo, de nuevo, durante la segunda práctica libre, el sábado, los resultados volvieron a dejar de ser prometedores.

Y al fin, luego de todos aquellos altibajos y la montaña rusa de emociones, había llegado el momento de la carrera sprint. y sí que había vuelto a mejorar el panorama. El australiano había quedado en tercer lugar, con el británico siguiéndolo en el cuarto, lo que significaba que el domingo tenían aún mejores chances de llevarse al menos un podio, si eran optimistas. Los mejores puntos se otorgaban al día siguiente, ahí estaban enfocados.

Ese día en particular, el paddock era un caos, pero no más que cualquier otro domingo. La gente corría de aquí para allá finalizando detalles para la carrera, y una marea roja, de fanáticos del emblemático equipo Ferrari, decoraba el lugar con sus banderas, mostrando apoyo a los pilotos.

En otro momento, Alyssa probablemente habría tenido un sentimiento de culpa por no estar entre el resto de los tifosi, pero tampoco se arrepentía demasiado de llevar una gorra y una campera de McLaren. Además, igual tenía puesta una chomba de Ferrari, que contrastaba con el naranja y el gris del otro equipo.

—¿Aly?

—¿Mhm? —desvió su mirada de la pantalla que mostraba al grupo de fanáticos en las tribunas, cuando escuchó la voz de Lando llamando su nombre.

El chico estaba jugando con su balaclava, pasándola por sus manos y arrugando la tela en el proceso. Ambos se encontraban escondidos en uno de los pasillos detrás del garage, lejos de los ojos curiosos y del mayor ruido y locura posibles, tomándose unos momentos de paz antes de la carrera.

—Sabes que si quieres puedes ir allí —señaló con el mentón hacia donde la rubia había estado mirando, apenas hacía un par de segundos—. Sé lo que significa Ferrari para tí, no estás obligada a quedarte en el garage. Puedo decirle a Carlos o a Charles que...

CHANGE MY MIND | Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora