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La salida por el cumpleaños de Lando en Brasil había ido bien, a pesar de que él mismo fue el último en enterarse; y de que casi mata a sus amigos cuando le dijeron lo que habían tramado a sus espaldas. Pero de todas formas, el piloto de McLaren pasó la noche disfrutando de su gente cercana, y de compartir tiempo con Alyssa, charlando, bailando, pero más que nada disfrutando de su compañía en esos momentos.

Y eso había sido todo lo que se habían visto en lo que restaba del año con ella.

Esa misma noche, la argentina le comentó que no iba a ir a las últimas carreras del año porque necesitaban enfocarse con Lola en la dirección que pensaban tomar con su canal. Aunque algo en su tono de voz indicaba que existía otro trasfondo al por qué habían tomado la decisión de no asistir a más carreras, si el piloto debía ser sincero, agradecía en parte aquella ausencia porque el rendimiento del equipo había desmejorado bastante, y prefería que Alyssa lo viera cuando le iba bien.

También había menguado la cantidad de tiempo que pasaban hablando por día, pero ella le había asegurado a Lando que estaba todo bien, y que solamente tenía falta de tiempo. Además, después de un par de semanas, habían vuelto a la normalidad, con conversaciones continuas, que no tenían ni un principio ni un final. Así que Lando dejó el tema de lado, con la excusa de que si algo pasaba, la chica se lo diría.

Para principios de 2022, Alyssa le comentó que, su mejor amiga y ella, habían logrado un par de tratos con ciertas marcas para sponsorear sus streams y que con el dinero que habían ganado, pensaban irse de vacaciones. También le había dicho que querían volver a Italia, esta vez para aprovechar y conocer el país, considerando que tenían más tiempo. En esa precisa llamada, Lando se tuvo que morder la lengua para no quedar como un pesado y ofrecerse como guía, pero eso no viene al caso.

A pesar de que el británico estaba enterado de que las argentinas estaban en Milán, no se esperaba encontrarse con una historia de Alyssa, junto a nada más y nada menos que Pierre Gasly. Ni mucho menos esperaba ver al francés pasando un brazo por los hombros de la rubia, atrayéndola en una especie de abrazo.

Lando era consciente de que no debería haber reaccionado de la forma que lo hizo al ver la historia. Ella era como su mejor amiga, o al menos alguien muy cercano a él, pero nada más que eso.  Y, de hecho le encantaba que formara parte de su mundo y se llevara bien con los demás pilotos. Amaba verla en el paddock charlando con Carlos, Daniel, Charles, o cualquiera, en serio, hasta con Sebastian, y eso que a la argentina parecía que le salían destellos de los ojos, cada vez que hablaba con el alemán. Pero con Gasly era otra cosa, completamente distinta.

Conocía al chico, y sabía que si por él fuera, una sonrisa de Lys le bastaría para intentar hacer algún movimiento. Aún si ella no le correspondía, que esperaba que no lo hiciera, eso no detendría a Pierre. Y no le gustaba para nada cuando él la hacía poner nerviosa, provocando que sus mejillas se tiñeran de ese color rosáceo, o cómo se acercaba a saludarla, usualmente con un beso en el rostro.

Lo que menos le gustaba, era que el francés era mucho más lanzado que él y poseía esa habilidad natural para avanzar diez pasos, en lo que él apenas si abanzaba uno.

—¡Lando, te estoy hablando! —Carlos pegó un grito a su lado, haciendo que se sobresaltara. Estaba apoyado en su palo de golf, observándolo expectante, esperando una respuesta a algo que seguramente le había preguntado.

—¿Qué? —su tono de voz sonó brusco.

—¿Cómo que "qué"? Te estoy hablando hace quince minutos y no escuchaste nada de lo que te dije —levantó las cejas—. ¿Qué te pasa? Parece que hubieras visto un fantasma.

—Nada —negó con la cabeza—. ¿Qué me estabas diciendo?

Carlos chasqueó la lengua y entornó su mirada sobre Lando. El inglés odiaba ese gesto de su amigo, porque era una indicación de que ya iba a empezar.

CHANGE MY MIND | Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora