🇦🇷 summer night walks

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Argentina check

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03:30 a.m.

Buenos Aires, Argentina

Millie's P.O.V

Calentamiento global y la puta que lo parió. Convivo con mi novio, Finn, desde hace tres años y los veranos fueron de lo más pasables, pero justamente hoy, al universo se le ocurre rompernos el ventilador que era lo único que teníamos para no morir de calor en el departamento, o sea, prendíamos el ventilador y abríamos la ventana de nuestro cuarto para que ventile todo.

Hoy por primera vez en tres años conviviendo y seis años juntos, con Finn dormimos sin abrazarnos ni nada y sin sábanas en la cama. Él estaba tranqui, durmiendo, ¿y yo? Chivando en plena madrugada.

También hace un año adoptamos a una gatita que duerme con nosotros siempre pero tuvimos  que hacer que se quede en el living porque íbamos a terminar cocinados por su pelaje.

Me levanté y me fui a la cocina a buscar agua fría y salir un ratito al balcón, capaz que alivia un poco, o no. Cuando abrí el freezer para buscar hielo aproveche a meter la cabeza adentro así sea un segundo, tenía el cuerpo pegajoso y eso que me había bañado antes de dormir.

Me quede sentada en el balcón y tomaba el agua tranquila, hasta esperaba a que se derritan los hielos. Mi ausencia en el cuarto hizo despertar a Finn, que vino directo a buscarme donde estaba.

- ¿Qué pasa, amor? - Dijo sentándose al lado mío.

- El calor no me deja dormir y me destroza no poderte abrazar de lo asquerosa que me siento.

Él no me decía nada, era la verdad. 

- ¿Querés ir a Puerto Madero un ratito? Debe estar un poquito más fresco allá. - Era posible porque estaba cerca del río.

- Re mil quiero, pero a esta hora no pasan muchos bondis.

- Amor, vivimos a cuatro cuadras de Avenida Corrientes, agarramos derecho y llegamos. - Dudé, pero con él haría cualquier cosa.

- Vamos, pero bancame que me mojo el pelo un toque, yo nací para vivir en la Antártida.

- Dejá de hablar pavadas, Mill. Si vos amás el verano. - Dijo entre risas.

- O sea sí, pero no tanto para que me encajen 30 grados en plena madrugada y que encima se nos termine de destartalar el ventilador.

De ahí nos fuimos a cambiar y él se copó con lo de mojarse el pelo antes de salir.

La caminata fue tranquila pero al mismo tiempo precavida porque no sabés en qué momento en Pueyrredón y Avenida Corrientes te pueden llegar a cagar choreando, que por suerte no. En el camino pasamos por un kiosco 24 horas y compramos dos latas de birra frías, fue la mejor decisión del mundo.

Las luces de la 9 de Julio la hacían ver linda, hasta que ves a gente en situación de calle durmiendo en las puertas de los teatros.

- ¿Te acordás cuando te pasaba a buscar allá en esa esquina? - Dijo Finn señalando a esa escuela entre Esmeralda y Sarmiento, donde hice el último tramo de la secundaria.

- Hace banda no pasaba por acá, cambiaron la fachada de la escuela. Vos todos los días puntual a las doce en esa esquina. Y después de seis años la seguís recordando. - Me robó un beso y seguimos caminando. - Yo llegué a pensar que te ibas a cansar de mí en un momento, o al menos de ir a buscarme.

- Y pero imaginate el tiempo que llevamos juntos, mirá si me iba a cansar, no soy como el boludo de mi primo que se enganchó con tu amiga y la quiso cagar no sin antes de que ella deje de sentir algo por él. - Su primo tenía la peor reputación del mundo en mi escuela, tanto querido como odiado.

- ¡Mal! Mi amiga ahora se fue internacional, creo que está trabajando en Los Ángeles ahora. ¿De tu primo qué sabes?

- Sigue trabajando en la pizzeria. - Me miró y nos empezamos a reír. - Y así, niños, es como continúa la vida de quien nunca sabe qué es lo que quiere.

Cuando nos acercamos al estadio Luna Park doblamos a la derecha, como yendo a Casa Rosada, y a partir de ahí empezamos a caminar hasta Puente de la Mujer. Al final Finn tenía razón, estaba un poco más fresco acá.

Nos quedamos un largo rato en una banca, estaban por ser las cinco de la mañana, el sol estaba por salir y al parecer iba a llover.

Volvimos al estadio para tener una dirección fija para agarrar un Uber. Cuando nos subimos no sentimos más que satisfacción con Finn, el chofer tenía el aire acondicionado prendido.

Una vez que llegamos al departamento nos dimos un baño y nos fuimos a dormir, yo un ratito antes le dejé la comida servida a la gata para que nos deje dormir tranquilos. La caminata nos liquidó y el aire fresco pre-lluvia nos venía perfecto.

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un pequeño recorrido por la ciudad que habito <3

kiddos - mileven/fillie one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora