kiddos - mileven/fillie one shots

baby wheeler

Junio - 1995

Nueva York, Nueva York

Mike's P.O.V.

En los trece años que he compartido al lado de El pude reconocer cada uno de sus movimientos, sus estados de ánimo, sus gustos sobre lo que sea, la ropa que usa, las cosas que quiere una vez al mes por una semana y demás; pero últimamente las cosas se pusieron un poco raras, ayer casi sale al trabajo con botas de distinto color, la semana pasada rechazó los Eggo's de postre y hace unas semanas, el 7 de este mes exactamente, llamó llorando a Hop porque le envié sus flores favoritas al trabajo y que estaba muy feliz porque era el amor de su vida.

- ¡Mike! - La escuché desde la entrada de casa así que me levante del living y fui a verla.

- ¡Hola amor! - Dije al verla y corrí a saludarla pero en un principio ví que su rostro estaba más pálido de lo normal.

- Hola. - Me dijo y la di un pequeño beso en los labios.

- ¿Te sientes bien? Te ves un poco pálida.

- Puede ser, ¿sabes si hay algo de comer o algo que podamos pedir? - Ella dejó su bolso en el perchero.

- Ehm, si. ¿Qué te gustaría pedir?

- ¿Sushi? ¿Helado de menta de postre? Cualquiera de los dos me vendrían bien ahora. - Esa respuesta me confundió un poco mucho, ella aborrece el helado de menta y el sushi lo odia.

- ¿Sushi y helado de menta? ¿Te sientes bien? 

- Si, lo estoy. Solo que... - Ella pausó por un segundo y empezó a tener arcadas, la ví correr hasta el baño y se encerró.

- ¡El! ¡Déjame entrar! - Al hacer el doble de fuerza hace que sus poderes bajen, logrando que yo pueda entrar al baño con ella. 

Ahí la vi con la cabeza casi adentro del inodoro, vomitando y tratando de sostener su pelo lejos de su cara para no ensuciarse. La sostuve de la cintura con uno de mis brazos y con otro llevaba su pelo hacia atrás.

Después de unos cinco minutos paro de vomitar, pero la sentí débil ante mi tacto. Empecé a llenar la bañera y a sacarle la ropa, puede que le haya bajado la presión por el calor que hace. El frío del agua causó efecto en ella, ya estaba más despierta, me pidió que la deje terminar de bañarse. No la quise dejar sola así que esperé en la puerta a que salga, cosa que hizo en poco tiempo.

- ¿Te sientes mejor? - Le pregunté y solo me respondió con un abrazo. - ¿Necesitas que te lleve al medico? - Ella asintió separándose de mí y se fue a cambiar.

Antes de salir llene una botella con agua fría y le hice un sándwich para que pudiera comer en el camino, mala idea. Ni bien entramos al consultorio volvió a tener náuseas y a vomitar. Nos habían sugerido que se pase la noche aquí para hacerle algunos chequeos.

- Veamos que tenemos aquí, ¿Jane Hopper? - Entró una doctora a la habitación que le asignaron a El, tenía unos papeles en mano, lo que puede ser que sean los resultados de sus estudios.

- Así es. - El respondió.

- Me imagino que quien está a tu lado es tu pareja.

- Lo es. - Acarició mi mano con su pulgar.

- Pues, tengo el agrado de darles la noticia a ambos. Felicidades, Jane, estás en la espera de un bebé. - Sentí que El apretó mi mano muy fuerte y yo solo respondí levantándome de la silla para abrazarla.

- Voy a ser papá. - Dije sosteniéndola fuerte.

- Voy a ser mamá. - Me dijo casi susurrando, la separé de mí y la besé.

- Me alegra que estén felices. En un rato te hacen una ecografía.

- Muchas gracias. - Le dijo y la doctora salió de la habitación.

El me hizo un lugar en la camilla así podía acostarme junto a ella.

- ¿Qué dices? ¿Mini Mike o mini El? - Me preguntó.

- Pues, la de los labios lindos eres tú, mini El. - Claramente la hice reír, pero honestamente solo espero que sea un bebé saludable, después de todo es lo que siempre quise y finalmente estaba sucediendo.

Eleven llegó a mi vida para cambiarla por completo y no podría haber deseado nada más.

Ahí estábamos los dos viendo a nuestro bebé desde un monitor.

- Tan solo algunas semanas más y podrán saber su sexo. - Me puse a llorar.

Seis semanas después descubrimos que esperábamos a una niña. Nuestros amigos y familia vinieron al baby shower.

- ¡Mike! - Escuché el llamado de El así que corrí hacia ella. - ¡Está pateando!

- ¡No puede ser! - Me senté a su lado en el sillón y puse mi mano en su vientre, en cuestión de segundos sentí una pequeña patada. - Hola, bebé. Soy tu papá y te amo con todo lo que soy, y eso que todavía no estás aquí, pero te he amado desde el primer día, incluso cuando no sabía si en algún momento vendrías, porque es lo que provoca tu mamá en mí. Espero que tengas sus ojos grandes y marrones, sus labios y  sonrisa. Sólo te pido que si algún día te enojas conmigo no me hagas volar. - Y en ese momento sentí un golpe detrás de mi cabeza. - Ya la veía venir, de seguro ya te aburrí, así que solo por ahora te dejaré, pero en un rato volveré. - Me alejé un poco y besé a El. - Te amo, las amo.

- Te amo más, Mike, y ella también.

Y un 25 de Enero de 1996, entre luces titilantes, nació May Terry Hopper-Wheeler, la bebé más hermosa que he conocido.

El se había llenado de muchísimos miedos antes del parto, yo hacía lo mejor posible para alejarla de esos pensamientos horribles, pero lo logró y todo salió bien. May estaba sana y ambas no corrían ningún peligro.

Una semana después, fuimos a ver al doctor Owens, él sabía que había posibilidades de que May y El no pudieran pasar el parto así que estuvo de lo más presente en esta etapa, aún así, si bien las dos están fuera de peligro, también habían probabilidades que por genética May podría tener poderes al igual que Eleven los cuáles podría desarrollar más a futuro o si ahora de bebé cuando llore podría hacer titilar luces (hasta explotarlas), prender y encender televisores o radios, etcétera.

Al mismo tiempo esa semana fue la más enérgica del mundo, si bien somos padres primerizos, es normal que nos cuesten varias cosas, pero luego de varios altibajos todo empezó a ser mucho más fácil de lo que parecía. 

Mi parte favorita de nuestros días es cuando estamos los tres en el living de madrugada cuando a May se le dificulta dormir de corrido, entonces ella duerme en mi pecho y El a mi lado intentando descansar. Así es como siento que están a salvo.