LUCY.
El tipo se veía buena onda.
Y también bueno, no iba a mentir.
Podía ser un secuestrador, un manipulador e incluso torturador, pero me caía bien. No sabía si era por algún tipo de síndrome de Estocolmo, o simplemente era una loca a la que le caían bien los locos como él.
Sea lo que sea, ahora estaba en un baño y, por más que me cayera bien el rarito del casco rojo, tenía que irme, escapar antes de que me envíe con mi padre.
Observé la pequeña habitación en la que me encontraba, era de cuatro paredes pequeñas con azulejos grises y el piso negro, no había una ducha, solo un lavado y un retrete, lo que me alentaba a pensar que era el baño para invitados. Después de haber hecho mis necesidades y lavarme las manos. No, no mentí, en serio tuve ganas de ir al baño, y si quería huir no iba a poder hacerlo con la vejiga a punto de explotar. Busqué por la habitación algo que me ayudara a escapar. Intenté más de una vez el abrir la pequeña ventana pero era imposible, y por más que lo hiciera, era demasiado pequeña para que mi enorme trasero pasara por ahí.
Suspiro y saco el botiquín que está debajo del lavado, busco algo puntiagudo. Agarro el cutter y me apresuro a meterlo dentro de mi escote.
Unos golpes en la madera de la puerta me sobresaltan.
—¡Se terminó el tiempo!
—¡¿Quieres ser más gentil, maldito?! —le grito antes de que abra la puerta de una patada.
No, en serio no tiene una gota de gentileza.
¿Siquiera sabe lo que significa?
Dando solo dos pasos ya se encuentra frente a mí y se agacha para rodearme los muslos con su brazo, me arroja sobre su hombro como si fuera una jodida bolsa de papas.
» ¿Sabes? El mundo no se acabará si me tratas con gentileza, animal —me quejo.
—Dijimos diez minutos, pasaron tus diez minutos, así que cierra la boca.
Puedo clavarle el jodido cutter en el culo, tal vez así cambie de actitud.
No, atacar por atrás es muy bajo.
—No planeas regresarme a ese basurero, ¿no? —digo, viendo que el pasillo por el que me llevaba era el mismo por el que me sacó. Él no respondió, así que tomo eso como un sí—. ¿Piensas dormir en una cama como un bebé mientras una mujer duerme en el suelo encadenada? ¿Qué clase de héroe eres tú?
Empieza a bajar las escaleras hacia el sótano del que me sacó y veo mi salida cerrarse ante mis ojos.
—¿Crees que esto es un puto hotel o qué? —habla irritado.
Se detiene y supongo que lo hace frente al tubo del que estuve encadenada, porque tengo la mesa con sus herramientas a varios metros frente a mí.
—No lo sé, dímelo tú —empiezo tranquila, para luego explotar:— ¡Quien fue el tipo que me lanzó un jodido dardo tranquilizante en el cuello y me raptó!
—Te puse un almohadón. —dice como si nada, bajándome y obligándome a poner el trasero sobre el almohadón, el cuál era cómodo pero no iba a admitirlo en voz alta.
—Vaya, los modales hacen al secuestrador —bromeo, mientras él se centra en ponerme las esposas, llevando mis brazos detrás de mí.
Él me ignora y termina de ajustar varias cadenas a mis brazos para evitar que los moviera.
» Una pregunta, no lo sé, solo tengo curiosidad —vuelvo a hablar, principalmente porque noto que le irrita que abra la boca y eso me está divirtiendo—: ¿Me darás comida? Es que tengo hambre. Si es una pizza o una hamburguesa con papas te lo agradecería mucho... ¡Oh, y una soda! La verdad es que debería hacer la dieta que me dieron en el club, ¿pero a quién mierda le importa la dieta cuando está secuestrada, no?
Me da una mirada fulminante, advirtiéndome que cerrara la boca, pero eso solo provoca que sonría.
» También suelo darme una ducha cuando me despierto, y si no lo hago me vuelvo muy irritante...
—No lo dudo. —murmura, alejándose de mí y caminando hacia la mesa.
—Así que —cruzo mis piernas, viéndolo limpiar un cuchillo ensangrentado—, ¿cómo estuvo tu día? —noto que se tensa por la irritación que comenzaba a acumular en su cuerpo y eso me alienta a seguir molestándolo—. El mío estuvo muy complicado, empecé el día creyendo que terminaría con las piernas adormecidas después de follar con un hombre en la noche y terminé desmayándome por un jodido dardo tranquilizante.
—¿No cierras la boca?
—No —sonrío levemente, antes de descargar mi enojo por completo:— ¡Porque a un tipo se le ocurrió la brillante idea de secuestrarme con la escusa de salvar a la ciudad de un maldito enfermo mental!
Él voltea y se apoya contra la mesa, cruzándose de brazos. Eleva las comisuras de sus labios levemente hacia arriba, dándome una sonrisa altanera que me da ganas de borrársela de un puñetazo.
—De tu padre.
—Agradece que tuviste un buen plan.
—¿Sí? ¿Cuál?
—El atarme —respondo tranquilamente—. Porque si fuera por mí ya estaría arrancándote esa horrible sonrisa, animal.
Él suelta una risa que me irrita.
—Me gustaría ver que lo intentaras. —se aleja de la mesa, agarrando un arma y lo veo dar pasos hacia mí.— ¿Quieres que te recuerde como se siente el tranquilizante?
—¿Quieres que te demuestre cómo se siente una bala en el culo?
Él animal sonríe divertido, deteniéndose frente a mí.
—¿Ya te dispararon ahí?
—No, pero en cuanto te dispare a ti, tú me lo dirás —me encojo de hombros.
Suelta un resoplido entre una risa y reanuda sus pasos, pero esta vez se dirige hacia las escaleras.
» ¿A dónde vas? —interrogo al verlo subir las escaleras.
Entonces él se detiene y voltea a verme de medio lado.
—¿No tenías hambre?
Me quedo impactada. Es que lo estaba diciendo de broma solo para molestarlo, ni de chiste comería lo que me diera.
Podía envenenarme o drogarme, el tipo era un completo animal así que me esperaba cualquier cosa menos amabilidad de su parte.
—La verdad es que ya se me pasó —sonrío de lado.
Él alza aún más su sonrisa, mirándome con altanería.
—Insisto.
—No, no, estoy bien.
—Iré por comida.
—Dije que estoy bien.
—Creo que tengo algo.
Hijo de puta.
💥
Es que los amo JABFKAJS
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SIBILINO | JASON TODD [1]
Fanfiction❝ CUANDO PISAS EL INFIERNO, YA NADA PUEDE MATARTE. ❞ Lucy es una de las muchas bailarinas exóticas del club nocturno Perfect Dolls, pero ahí se esconden varios fugitivos de la ley y los problemas no tardarán en caer sobre ella. LUCY QUINN x JASON TO...